21 septiembre 2012, 2:30

En recuerdo del Padre Antonio Claver Verdaguer.

Réquiem in Pace. Este breve apunte biográfico, lo escriben los hermanos José María y Antonio Amenós Vidal quienes conocieron en vida al Padre Antonio Claver Verdaguer, y han basado sus descripciones en la historia explicada por José Amenós Verdaguer, su primo hermano.

Antonio Claver Verdaguer, nació en la población de Anglesola (Lérida) en España, hijo de María Verdaguer y Ricardo Claver, que asistieron en Roma a la beatificación de San Pedro Claver, por ser familia descendiente directa, y que muy pronto deseó ingresar en el Seminario, por su especial vocación sacerdotal.

Esta historia de la postguerra civil española, transcurre en aquellos años dificiles de la reconciliación y reconstrucción nacional, en un pueblo de labradores con escasamente mil habitantes dividido por los acontecimientos dramáticos que ocurrieron muy cercanos en el tiempo, y en condiciones especialmente dificiles para las familias que empezaban a salir de la miseria de la guerra.

En aquella época dificil, sin distinción de bandos, todas las familias habían perdido parientes, o habian sido declarados desaparecidos en combate, en la trágica batalla del Ebro, sus aguas se habían convertido en sangre de miles de combatientes, que perdieron la vida después de ser obligados a marchar al frente. María Carmen Vidal Melà, esposa de su primo hermano, con solo cuatro años salvó la vida en uno de los acostumbrados ataques aéreos y bombardeos de la población civil, cuando las balas atravesaban los flancos del camino quedando milagrosamente en medio de ellas, mientras las gentes corrían a guarecerse al refugio antiaéreo. Su padre Senén Vidal fue víctima de un obús.

Estos y otros hechos similares según testigos oculares como el de Antonio Amenós, les ocurrieron a familiares o amigos, que fueron asesinados o torturados hasta morir, mientras se quemaban y expoliaban las Iglesias de su pueblo, o se perseguía y mataba a los sacerdotes. Teresa Melà, viuda de guerra mientras duraba la contienda se volvió a casar en segundas nupcias con Juan Viles, que a riesgo de su propia vida salvó a uno de los sacerdotes del pueblo de una muerte segura, haciendo todo lo posible e imposible para esconderle y hacer creer a los milicianos que le buscaban para matarle que era un simple jornalero de su tierra. Ramona Verdaguer, también salvaría su vida, porque aunque pensaron que la habían matado, a quien habían disparado fue a la sombra que se reflejaba en el ventanal de su casa al trasluz de una lumbre, tuvo que huir y atravesar los Pirineos, sobrevivir al frío y llegar a un lugar seguro después de grandes penalidades. Muchas historias como estas se repiten una y otra vez en la memoria de quienes vivieron aquellos trágicos y dramáticos acontecimientos, esta es la herencia que le habían dejado al ¨Padrecito¨.

No nos detendremos en los primeros años dificiles de postguerra, lo que nos interesa en este momento de la historia de la vida de Antonio Claver Verdaguer desde su salida del Seminario, en el que había ingresado tempranamente a los 11 años, es cuando llegó el momento de ordenarse, en aquella época ejercía su ministerio el Obispo Tarancón, que le ofreció la posibilidad de tener dos años más de espera antes de decidir si quería ser realmente sacerdote, debido a su temprano ingreso al Seminario, y así pues, en este breve lapso de tiempo de excedencia, se dedicó al profesorado de parvulario, y posteriormente tomaría los hábitos de sacerdote, porque su vocación era su vida.

A los 22 años, sus primeros destinos transcurrieron en la provincia de Lérida (España), estuvo en el Santuario de la Gleva, después ejerció en la población de Vilasana, y posteriormente en la ciudad de Cervera, a la que llegó para ser rector, nombrando un ¨triunvirato¨, porque a causa de la necesidad económica de financiación que sufría la Iglesia en aquel lugar, tenía que trabajar de sacerdote obrero, como ocurría en muchos países de Europa, y así pues en sus ausencias por el trabajo que desempeñaba de transportista de cereales (trigo, cebada, maíz,…) al puerto de Barcelona, con una camioneta que compraron en la diócesis y compartía con otros sacerdotes, ellos mismos se encargaban de la labor pastoral de la rectoría, hasta que finalmente decidió pedir al mismo Obispo Tarancón que lo destinaran a América.

En las aldeas cercanas a Montevideo (Uruguay) en las que aún se practicaba la brujería, había una especial necesidad de misioneros religiosos, la desconfianza y recelo hacia la Iglesia eran el primer obstáculo que debería salvar, solo el recuerdo de su primera llegada, queda en nuestra memoria, cuando con las calles desiertas y sin un alma a la redonda, todos los aldeanos escondidos a su paso hacia lo que tenía que ser su futura capilla, asomaban de reojo en los ventanucos de sus casas , preguntándose quien era ese forastero y que hacía en su pueblo.

Ganándose a estas gentes humildes, porque ya conocía la necesidad y la miseria, le dieron la mejor casa del pueblo, que estaba construída con tejado de plásticos, las demás lo tenían de paja. Organizó una cooperativa agrícola, porque él sabía hacerlo, con su propio dinero ganado jugando en la liga de futbol profesional en el equipo del Montevideo, con el permiso expreso de Roma; compró un tractor con remolque, arreos y aperos de labranza, y los aldeanos de José Pedro Varela empezaron a llamarle el ¨Padrecito¨. Además, entre las mujeres del pueblo, organizó un taller de labores, con tela que él mismo traía hacía coser sacos, para llevarlos a vender a la capital, para que con sus ganancias las aldeanas tuvieran algo con que dar de comer a sus familias e hijos, el transporte lo hacía con un automóvil que compró con dinero de España, y que consiguió en uno de sus viajes para recaudar fondos, reunir ropa de abrigo, medicinas, alimentos, u otros donativos. Cuando llegaba a puerto, le esperaba un agrónomo de su mismo pueblo natal que trabajaba para el Estado Uruguayo, y que con una camioneta transportaría en varios viajes, el contenido de todo género que albergaban aquellos grandes contenedores navales.

En este momento, nos detendremos un instante en un episodio igualmente dramático de esta historia, la guerrilla urbana de los ¨tupamaros¨, que se desarrolló en origen entre los más pobres de la ciudad y alrededores de Montevideo, y que luchaba a mano armada contra las injusticias del gobierno, y que el ¨Padrecito¨ nunca aceptó por sus métodos expeditivos; cuando se produjo la revuelta que duró largo tiempo, y ocasionó que se celebrara la primera reunión de Puebla (México) sobre Teología de la Liberación, debido a los tristes acontecimientos que también estaban ocurriendo en varios países de América Latina por las mismas razones, el ¨Padrecito¨ Antonio Claver Verdaguer en idiosincracia con el Santo Padre se pronunció en contra, y años más tarde seguiría reafirmando que no podía aceptarla. Y trabajando con su esfuerzo por la paz y el desarrollo de aquellas pobres gentes, para ayudarles a no caer en la guerrilla y la miseria, siempre actuó bajo las directrices de Roma.

Cuando tuvo que volver por última vez a España, porque María Verdaguer estaba en trance de morir, tuvieron que ayudarle a reunir el dinero del pasaje entre los aldeanos, y una vez aquí, los médicos le diagnosticarían un cáncer, del que moriría tiempo después; justo antes de su fallecimiento recibíamos un íntimo, personal y cordial saludo en una misa dominical oficiada por él, y después con poco más de 50 años nos dejaría para siempre; el recuerdo que nos ha dejado, ha sido el de un sacerdote por vocación, un misionero que luchó con su propio trabajo para ayudar a aquellas pobres gentes a las que tanto quiso y entregó su vida para que sobrevivieran a la violencia y miseria a la que estaban sometidos, años después es todavía recordado, y muchos de los aldeanos con los que compartió tantas tristezas y alegrías, dones y penurias le quieren beatificar, incluso estuvieron presentes en su entierro cruzando miles de kilómetros con la ayuda de las autoridades de su pueblo, para hacerle una última y personal despedida, un último homenaje a su ¨Padrecito¨; años más tarde se bautizó con su nombre al Colegio C.E.I.P. MOSSÈN TON CLAVER de Vilasana (Lérida).

In Memoriam : Dedicatoria a José Amenós Verdaguer (29 diciembre 1929 – 18 septiembre 2005), hijo de Antonio y Antonieta, a María Carmen Vidal Melà (16 julio 1932 – 15 enero 1994), hija de Senén y Teresa, y a sus padrastros Batistet y Juan, respectivamente, sus padres adoptivos tras la guerra civil española (1936-39).

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