26 octubre 2012, 1:50

Aviones F-18 del Ala 15 sobrevuelan el cielo de Cataluña.

El Ejército del Aire de las Fuerzas Armadas españolas está realizando vuelos de baja altura sobre Lérida con aviones de combate (F-18 del ala 15) que responden a un plan de instrucción. De este modo, el Ministerio de Defensa, los justifica afirmando que “los vuelos a baja cota que realizan los pilotos en este tipo de adiestramientos tienen una altura mínima de 300 metros sobre el punto más alto de la zona y en el caso de pasar cerca de una población, esta cota se eleva a 600 metros, siempre teniendo en cuenta que nunca se pasa a menos de 3 millas (6 km.) de cualquier núcleo urbano”.

Pedro Morenés, ha advertido que su Ministerio de Defensa está acometiendo una revisión de su capacidad de respuesta y de los programas de adquisición de material o armamento para hacer un ejército más ágil y flexible, con el fin de incrementar la eficacia de las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad del Estado.

Simultáneamente, CiU – Convergència i Unió, que es el actual partido en el gobierno catalán, está provocando una escalada de tensiones contra la AME – Asociación de Militares Españoles, por las manifestaciones del Consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, Felipe Puig, que declaró tener la certeza de la victoria de Cataluña sobre España en un “escenario de fuerza”.

Precisamente, porque esta zona de Cataluña está siendo objeto de polémica por las actuales maniobras de los pilotos españoles cabe recordar que era a menudo sobrevolada y bombardeada entre 1936-39 por ser un punto estratégico de la república que el bando de los nacionales sometía a hostigamiento constantemente para que no sirviera a sus fines logísticos, a consecuencia de lo cual, la población civil era a menudo víctima de daños colaterales …

Lérida en el contexto de la guerra civil española.

El siguiente texto viene a ilustrar el significado que tiene para los ilerdenses la presencia de aviones F-18 del ala 15 con vuelo rasante sobre el cielo de Lérida. Extraido de las págs. 269-273 del documento histórico recogido de la crónica : “Lleida durante la guerra civil: las imágenes de Ramon Rius”; de Josep Ignasi Rodríguez Duque del “Institut d’Estudis Ilerdencs de la Diputació de Lleida” (Cataluña, España) en colaboración con Carlos Ramos perteneciente al Wellesley College, Massachusetts (EE.UU.)

Después del levantamiento militar del ejército de África del día 17 de julio, continuado en todo el estado el día 18, al fin en la ciudad de Lleida el domingo 19 de julio de 1936 la mayoría de los mandos militares deciden sumarse al alzamiento y ordenan salir a las fuerzas de su acuartelamiento en la antigua catedral (El grueso de la guarnición militar de Lleida ocupaba lo que se conocía como el Castillo Principal, que en realidad era la antigua catedral románica del siglo XIII, convertida en cuartel desde el siglo XVIII) y ocupar los diversos centros de poder: el Ayuntamiento y la Delegación de la Generalitat, y otros puntos estratégicos como la estación del ferrocarril. Ese día transcurre con relativa calma en la ciudad, al margen de pequeñas escaramuzas, razón por la que se podía pensar que el alzamiento había triunfado; al día siguiente, lunes 20, las fuerzas obreras convocan huelga general y, con el apoyo de sectores militares leales a la República y fuerzas de orden público consiguen detener el alzamiento y reducir los sectores militares rebeldes (SAGUÉS SAN JOSE, Joan: Una ciutat en guerra. Lleida en la guerra civil espanyola (1936-1939); Biblioteca Abad Oliva, 246; Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2003). A partir de este momento se abre un período de casi dos años en los cuales la ciudad estará marcada por varios hechos: unos primeros meses de situación revolucionaria donde el poder oficial estará prácticamente desaparecido y sustituido por las fuerzas obreras y una estabilización posterior donde la vida ciudadana se acomoda a la situación bélica.

Estos meses de verano de 1936 son claves en la historia reciente de Lleida; la estabilización del frente de guerra en Aragón, región que queda completamente dividida, provoca que las fuerzas de todo tipo que se organizan para defender la República, por la propia configuración de las comunicaciones de la época, hayan de pasar por la ciudad y, en sentido inverso, la misma Lleida se convierte en centro neurálgico de la retaguardia, con lo que implica de movimiento constante tanto de personas como de mercancías, aumento de la población y problemas de abastecimientos y, lógicamente, de orden público que se intentarán controlar con el llamado Tribunal Popular (BARRULL PELEGRÍ, Jaume: Violència popular i justícia revolucionària. El Tribunal Popular de Lleida (1936-1937); Pagès Edi­tors; Lleida 1995). En este sentido, el poder que irán adquiriendo las organizaciones de izquierda hará que se empieze a hablar de “Lérida, la Roja” (VIADIU, Francesc: Delegat d’ordre públic a Lleida, la Roja; Ed. Dalmau, Barcelona 1979).

La violencia desatada en los primeros meses de la guerra, al margen de dirigirse contra y para sustituir el poder político, tendrá una dirección clave: el estamento religioso. El clero será objeto de persecución y, si este ataque se da en toda la zona republicana, en la ciudad de Lleida será de una gran virulencia, tanto contra las personas, el clero masculino y femenino, como contra el patrimonio, visto como un símbolo de siglos de opresión clerical y política (SAGUÉS SAN JOSE, Joan: Op. cit.; pàg. 331). Así, en los meses de julio y agosto de 1936 se incendian todos los edificios religiosos de la ciudad, y se pierde una parte importante del patrimonio artístico que contenían (…) En este contexto acaba la guerra para Lleida, ocupada por el ejército de Franco el 3 de abril de 1938.

Continuación …

francisco-i.png miscelanea.png usa.gif psi.png icesat.png estado-vaticano.jpg paradigmas.png


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *