20 marzo 2013, 4:05

Lo que la industria biotecnológica no quiere contar.

Fuente : Mónica Parrilla. Campaña de Transgénicos – Greenpeace (España). 26 febrero 2013.

El 80% del cultivo de transgénicos está concentrado en sólo cuatro países, Estados Unidos, Brasil, Argentina y Canadá. Y a pesar de esa concentración, también en estos lugares son minoritarios. Además, en EE.UU., primer país productor de transgénicos, los agricultores están pensando en volver a las semillas convencionales debido a los bajos rendimientos en las cosechas por el aumento de la resistencia de las plagas y la proliferación de malas hierbas.

En Europa están restringidos ya en 11 países y de los cinco que los cultivaron en 2012 en tres ha disminuido la superficie, con la vergonzosa excepción de España, cuyo gobierno sigue apostando por ser el único país de la Unión Europea que cultiva maíz transgénico MON810 a gran escala (116.306 hectáreas en 2012, según estimaciones del Ministerio basadas en la información de la industria). Recordemos el escandaloso fracaso de la patata transgénica Amflora de BASF. El año pasado, la biotecnología y la empresa química BASF anunciaba que iba a detener el desarrollo y comercialización de los cultivos transgénicos en Europa, debido a la “falta de aceptación de esta tecnología en muchas partes de Europa por parte de la mayoría de los consumidores, agricultores y políticos”.

En cuanto a Asia, el único cultivo transgénico cultivado en algunas partes de China y de la India es el controvertido algodón transgénico. El algodón no se come y de hecho China e India no tienen alimentos transgénicos. Con la experiencia vivida con el algodón transgénico no es de extrañar el rechazo masivo a la introducción de arroz GM en China y de una berenjena GM en la India. Africa es un continente prácticamente libre de cultivos transgénicos.

La realidad es que después de 16 años de comercialización, el 75% de estos cultivos se han diseñado para ser resistentes a los herbicidas producidos por las mismas empresas que comercializan los cultivos transgénicos. No aumentan los rendimientos, sino que impulsan las ganancias de un puñado de empresas multinacionales, siendo éste el verdadero objetivo, nada que ver con solucionar el hambre en el mundo que sigue aumentando.

Continuación …

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