El dolor y la esperanza en la Cruz de Cristo

(RV).- “¿Cuál es el camino para la vida eterna? Jesús respondió a esta pregunta, que arde en lo más profundo de nuestro ser, recorriendo el camino de la cruz”.

Con estas palabras comienzan las meditaciones que serán leídas en el Coliseo de Roma, el próximo 29 de marzo, Viernes Santo, durante el rito del Vía Crucis que, por primera vez, presidirá el Papa Francisco.

Estas meditaciones publicadas por la Librería Editorial Vaticana, salieron a la venta ayer y fueron encomendadas por el Papa emérito Benedicto XVI a los jóvenes de El Líbano para que dieran voz a las estaciones del Calvario de Cristo, tal como lo han hecho, bajo la dirección del Patriarca Maronita de Antioquía, el cardenal Bechara Boutros Raï.

Cada estación cuenta con una ilustración de un Vía Crucis del siglo XIX, que ha sido pintada por un franciscano palestino que se custodia en Belén. En el texto son numerosas las referencias a la Exhortación apostólica postsinodal de Benedicto XVI, “Ecclesia in Medio Oriente”, así como las citas tomadas de los Santos de Oriente y de la liturgia oriental (caldea, copta, maronita y bizantina).

La llamada a seguir al Señor “está dirigida a todos, en particular a los jóvenes y a cuantos están probados a causa de las divisiones, las guerras y las injusticias o a los que luchan para ser, en medio de sus hermanos, signos de esperanza y agentes de paz”, tal como se lee en la introducción.

Estos mensajes del próximo Vía Crucis, expresados con un lenguaje sugestivo y poético, se dirigen a todas las categorías de las personas. Así por ejemplo, en la I estación, refiriéndose a Pilato, se nota que son muchos los que “empeñan su autoridad al servicio de la injusticia y pisotean la dignidad del hombre y su derecho a la vida”, concluyendo con la invitación para que quienes tienen el poder en este mundo “gobiernen en la justicia”.

En la IV estación hay un pensamiento a las familias, partiendo de la de Jesús. “En nuestras familias también nosotros experimentamos los sufrimientos causados a los hijos por los padres o a los padres por sus hijos”. La oración es para que “en estos tiempos difíciles” los núcleos familiares puedan ser “oasis de amor, de paz y de serenidad, a imagen de la sagrada Familia de Nazareth”.

En cambio en el centro de la V estación está el sufrimiento, que “acogido en la fe, se transforma en camino de salvación”. “Hay que acoger la cruz del sufrimiento y de la enfermedad, porque el Señor está con nosotros y nos ayuda a sostener su peso. De ahí que a Él se eleve el agradecimiento “por cada persona enferma o que sufre, que sabe ser testigo de su amor así como por cada Simón de Cirene que él pone en nuestro camino”.

La mirada de los jóvenes autores del Vía Crucis de este año también se mantiene atenta sobre tantos riesgos presentes en la sociedad actual, donde no faltan las víctimas de la droga, de las sectas o de las perversiones, para que el Señor los libere de estas esclavitudes.

(María Fernanda Bernasconi – RV)

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