Exorcizar los demonios interiores

REFLEXIONES EN FRONTERA
jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- Aceptar la invitación del Papa, a salir de nosotros mismos, para tocar la carne de Cristo en el excluido de las periferias existenciales, implica vencer nuestros demonios interiores. Por eso Francisco I trabaja para que sintamos el amor misericordioso de Dios.

En la posesión diabólica, tal y como aparece en el Evangelio, la persona conserva su conciencia, su libertad para rechazar el mal, pero el sufrimiento es horrible, visible.

El problema general es cuando el espíritu del mal entra de algún modo en lo íntimo, a través de la rendija del egoísmo mezquino, del propio querer e interés, de la adicción a sentirse bien y dependiente de las sensaciones fuertes, y que desde ahí nos quita nuestra libertad y conciencia. Y esto puede permanecer escondido.

En la silueta exterior del sometido espiritualmente por el mal no se requiere aparentemente un exorcismo. Pero los transtornos graves provocados por la acción del mal, sí se ven en las consecuencias, en el cuerpo herido de Jesús en tantos excluidos que sufren en cuerpo y alma.

Francisco nos invita al encuentro con Jesús que con su amor nos exorciza de los demonios interiores. En los sacramentos, especialmente en el bautismo. Yo pido al Señor que me ayude a vencerlos. Tu, ¿sabes cuáles son los tuyos, o te dominan de tal modo que ya te han convencido de que no existen?

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