Santo Rosario en la conclusión del mes mariano

(RV).- Esta noche a las 20.30 h. en la conclusión del mes mariano, el Papa Francisco reza el Santo Rosario presidido por el cardenal Angelo Comastri, vicario general de su Santidad y arcipreste de la basílica de San Pedro con los fieles y peregrinos que se dan cita. Mientras el Obispo de Roma guia esta piadosa oración, la imagen de la Virgen atraviesa la Plaza en procesión para recoger todas las invocaciones de los fieles. El Santo Padre concluye con una meditación y su bendición apostólica.

Al respecto cabe recordar que el pasado domingo, en su calidad de Obispo de Roma, el Papa Francisco visitó por primera vez una parroquia de su diócesis, en esta ocasión la de los santos Isabel y Zacarías. Y en su homilía dedicada a la solemnidad de la Santísima Trinidad hizo una consideración acerca de la Santísima Virgen María afirmando que sería bello agregar a las letanías una que diga: “Señora que vienes rápidamente, ora por nosotros” porque ella sale siempre, al encuentro de sus hijos.

(MFB – RV)

Meditación del Papa.

Asimismo, el Obispo de Roma ha invocado las  características de María, escucha, decisión y acción, para todos con el fin de llevar, como ella, la luz del Evangelio al mundo.

Texto completo de la alocución.

Queridos hermanos y hermanas :

Esta tarde hemos rezado juntos el Santo Rosario; hemos recorrido algunos acontecimientos del camino de Jesús, de nuestra salvación y lo hemos hecho con aquella que es nuestra Madre, que con mano segura nos conduce a su Hijo.

Hoy celebramos la fiesta de la Visitación de la Beata Virgen María a la pariente Isabel. Querría meditar con ustedes este misterio que muestra como afronta el camino de su vida, con gran realismo, humanidad, concreción.

Tres palabras sintetizan su actitud : escucha, decisión, acción; palabras que indican un camino también para nosotros frente a lo que nos pide el Señor en la vida.

1.- Escucha. ¿De dónde nace el gesto de María de ir a ver a Isabel? De una palabra del ángel de Dios: “También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez” … (Lc. 1,36). María sabe escuchar. La atención no es un simple “oír” superficial, sino que es la “escucha”, acto de acogida y disponibilidad. No es el modo distraído con el cual nosotros nos ponemos delante del Señor o ante los otros cuando oímos las palabras, pero no escuchamos realmente. María está atenta, escucha a Dios.

Pero María también lee los hechos o acontecimientos de su vida, presta atención a la realidad concreta y no se para en la superficie, sino que va a lo profundo, para captar el significado. Isabel, que es ya anciana, espera un hijo, éste es el hecho, y María lo sabe comprender : “porque no hay nada imposible para Dios” (Lc. 1,37).

Esto también vale en nuestra vida, escucha a Dios que nos habla de la realidad cotidiana, la atención a las personas, porque el Señor está en la puerta y golpea de muchos modos, pone señales en nuestro camino; está en nosotros la capacidad de verlo.

2. Decisión. María no vive “de prisa”, con preocupación, sino, como subraya San Lucas, ” conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón” (cfr. Lc 2,19.51). Y también en el momento decisivo de la anunciación del ángel, Ella se pregunta: “¿Cómo sucederá esto?” (Lc 1,34). Pero no se detiene ni siquiera en el momento de la reflexión; da un paso adelante , decide cuando es necesario y “va sin demora”, no evita la fatiga de la decisión. Y esto sucede en la elección fundamental que cambiará su vida cuando dijo : “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Cfr. Lc 1,38).

Me viene en mente el episodio de la bodas de Caná (cfr. Jn 2,1-11), aquí también se ve el realismo, la humanidad, lo concreto de María, que atiende a los problemas; ve y comprende la dificultad de aquellos dos jóvenes esposos a los que falta el vino de la fiesta, reflexiona y sabe que Jesús puede hacer algo, y decide dirigirse para que intervenga: “Ya no tienen vino” (cfr. v. 3).

En la vida es difícil tomar decisiones, a menudo tendemos a posponerlas, a dejar que otros decidan en nuestro lugar, a menudo preferimos dejarnos arrastrar, seguir la moda del momento; a veces sabemos lo que tenemos que hacer, pero no tenemos el coraje o nos parece demasiado difícil. María en la anunciación, en la Visitación, en las bodas de Caná va contracorriente; se pone a la escucha de Dios, reflexiona y busca comprender la realidad, y decide confiarse totalmente, decide visitar estando embarazada, a la anciana pariente, decide confiarse al Hijo con insistencia, para salvar la alegría de la boda.

3. Acción. María salió de viaje y “fue sin demora”(cfr Lc 1,39). El domingo pasado subrayé este modo de hacer, a pesar de las dificultades, las críticas que habrá recibido por su decisión de partir, no se detuvo delante de nada. En la oración, delante de Dios que reflexiona y medita sobre los hechos de su vida, María no tiene prisa, no se deja tomar por el momento, no se deja arrastrar por los acontecimientos. Pero cuando tiene claro qué cosa Dios le pide que tiene que hacer, no lo retarda, sino que va “sin demora”. San Ambrosio comenta: “la gracia del Espíritu Santo no comporta lentitudes” (Expos. Evang. sec. Lucam, II, 19: PL 15,1560). El actuar de María es una consecuencia de su obediencia a las palabras del ángel, pero unida a la caridad : va a Isabel para hacerse útil; y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, lleva cuanto tiene de más precioso : su Hijo, Jesús.

A veces, también nosotros nos paramos a escuchar, a reflexionar sobre lo que deberíamos hacer, quizás también tenemos clara la decisión que tenemos que tomar, pero no pasamos a la acción. Y sobre todo no nos ponemos en juego a nosotros mismos moviéndonos “sin demora” hacia los otros para llevarles nuestra ayuda, comprensión, caridad; y también llevar como María, lo que tenemos de más precioso y que hemos recibido : Cristo y su Evangelio; con la palabra y sobre todo con el testimonio concreto de nuestro actuar.

“María, mujer de la escucha, abre nuestros oídos; haz que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las mil palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, cada persona que encontramos, especialmente aquella que es pobre, necesitada, en dificultad. 

María, mujer de la decisión, ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús, sin titubeos; dónanos el coraje de la decisión, de no dejarnos arrastrar para que otros orienten nuestra vida.

María, mujer de la acción, haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan sin demora hacia los otros, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, en el mundo la luz del Evangelio. Amén“.

(Traducción del italiano : Griselda Mutual)

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