(RV).- Es urgente el anuncio del Reino de Dios, afirmó el Papa, en su reflexión previa a la oración mariana del ángelus con los peregrinos de la plaza del Santuario de San Pedro, en Roma, después de la misa con los seminaristas, novicios y novicias, en su jornada por el Año de la Fe.
Su llamado se fundó en el Evangelio del domingo, en el que Jesús manifiesta que no es un misionero aislado, sino que involucra a sus discípulos. El objetivo – explicó Francisco I – no es socializar o pasar el tiempo juntos, sino representar a los misioneros del Evangelio. A ellos Jesús les da el poder de derrotar al maligno. Pero no debemos pensar que somos nosotros los protagonistas, sino el Señor y su gracia.
jesuita Guillermo Ortiz – RV
Texto de la alocución del Santo Padre.
Queridos hermanos y hermanas : ¡Buenos días!
Ante todo deseo compartir con ustedes la alegría de haber encontrado, ayer y hoy, a una peregrinación especial del Año de la fe : la de los seminaristas y novicio/as. Les pido que recen por ellos, para que el amor por Cristo madure cada vez más en su vida y se conviertan en verdaderos misioneros del Reino de Dios.
El Evangelio de este domingo (Lc 10,1-12.17-20) nos habla precisamente de esto : del hecho de que Jesús no es un misionero aislado, sino que involucra a sus discípulos. Y hoy vemos que, además de los Doce apóstoles, llama a otros Setenta y Dos, y los envía a las aldeas, de dos en dos. El Señor ha venido a traer al mundo la palabra de Dios y quiere difundirla con el estilo de la comunión y fraternidad. Por eso forma inmediatamente una comunidad de discípulos, que es misionera.
Pero atención, la finalidad no es socializar, pasar el tiempo juntos, sino anunciar el Reino de Dios, y esto es urgente, no hay tiempo que perder en charlas, no es necesario esperar el consenso de todos. A todos se lleva la paz de Cristo. A los enfermos se les lleva la curación, porque Dios quiere curar al hombre de todo mal. Cuántos misioneros hacen esto, siembran vida, salud, consuelo en las periferias del mundo. No viven para sí mismos sino para hacer el bien.
¿Quiénes son estos Setenta y Dos discípulos que Jesús envía? ¿Qué representan? Si los Doce son los Apóstoles, y por tanto representan también a los Obispos, sus sucesores, estos setenta y dos pueden representar a los demás ministros ordenados, a los presbíteros y diáconos; pero en sentido más amplio podemos pensar en los catequistas y fieles laicos que se empeñan en las misiones parroquiales, en quien trabaja con las diversas formas de necesidad y marginación; pero siempre como misioneros del Evangelio, con la urgencia del Reino que está cerca.
Dice el Evangelio que estos Setenta y Dos volvieron de su misión llenos de alegría, porque habían experimentado el poder del Nombre de Cristo contra el mal, a estos discípulos Él les da la fuerza de derrotar al maligno. Pero añade: “No se alegren de que los espíritus se les sometan; alégrense de que sus nombres estén escritos en los cielos” (Lc 10,20). No debemos vanagloriarnos como si fuéramos nosotros los protagonistas, protagonista es la gracia del Señor. Y nuestra alegría es sólo ésta, ser sus discípulos. Que la Virgen nos ayude a ser buenos obreros del Evangelio. Queridos amigos no tengan miedo de salir a las periferias de la vida, a anunciar el Evangelio. ¡Alegría y coraje!
Saludos del Papa.
Queridos hermanos y hermanas :
Como saben, hace dos días ha sido publicada la Carta Encíclica sobre el tema de la fe, titulada “Lumen fidei”, “la luz de la fe”. Para el Año de la fe, el Papa Benedicto XVI había comenzado esta Encíclica, que sigue las dedicadas a la caridad y esperanza. Yo he recogido este trabajo y lo he llevado a término. Lo ofrezco a todo el Pueblo de Dios. En efecto, especialmente hoy, tenemos necesidad de ir a lo esencial de la fe cristiana, profundizarla, y confrontarla con las problemáticas actuales. Pero pienso que esta Encíclica, al menos en algunas partes, puede ser útil también a quien está en la búsqueda del sentido de la vida. La pongo en manos de María, icono perfecto de la fe, para que pueda dar esos frutos que el Señor quiere.
Dirijo mi saludo cordial a todos ustedes, queridos fieles de Roma y peregrinos, de modo particular a los jóvenes de la diócesis de Roma que se preparan para partir a Río de Janeiro hacia la Jornada Mundial de la Juventud, también yo me estoy preparando. Caminamos juntos hacia esta gran fiesta de la fe; que la Virgen nos acompañe y nos encontraremos allí.
Saludo a las Religiosas Rosminianas y a las Franciscanas Angelinas, que están viviendo sus Capítulos Generales; y a los responsables de la Comunidad de San Egidio venidos de diversos países para el curso de formación.
(MFB – RV)