(RV).- Aunque el Obispo de Roma decidió permanecer durante el verano romano en Santa Marta, en el Vaticano, este domingo visitó la Villa Pontificia de Castelgandolfo, donde alrededor de las 9.30 h. de la mañana se encontró con los empleados, el Obispo, el párroco y el intendente del lugar.
El Buen Samaritano, la parábola del Evangelio de san Lucas, del domingo decimoquinto de la liturgia, 14 del mes de julio, inspiró la reflexión previa a la oración mariana del Ángelus dominical. Francisco I salió a mediodía a la Plaza de la Libertad para rezar con los habitantes y fieles presentes en la villa de descanso de los Papas.
Seguidamente recordó a San Camilo de Lelis e invitó a ser buenos samaritanos como él, encomendando a nuestra Señora de Aparecida la gran peregrinación de todas las partes del mundo hacia la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Brasil.
Como ya es habitual, el sumo pontífice dedicó su tiempo a la interacción con la gente del lugar y los peregrinos llegados de distintos países.
En la plaza del Santuario de San Pedro en el Vaticano, la multitud siguió la reflexión y oración de Obispo de Roma en grandes monitores dispuestos por el Centro Televisivo Vaticano.
(jesuita Guillermo Ortiz – RV)
Texto completo de las palabras de Papa.
Queridos hermanos y hermanas :
Hoy, nuestra cita dominical del Ángelus lo vivimos aquí en Castelgandolfo. Saludo a los habitantes de esta bella ciudad. Quiero agradecerles sobre todo por sus oraciones y lo mismo hago con todos ustedes peregrinos numerosos que vinieron aquí.
El Evangelio de hoy – estamos en el capítulo 10 de Lucas – es la famosa parábola del buen samaritano. ¿Quién era este hombre? Uno cualquiera, que descendía de Jerusalén hacia Jericó por el camino que cruzaba el desierto de Judea. Hacía poco, un hombre había sido asaltado por los delincuentes, robado, pegado y abandonado casi muerto. Antes del samaritano pasan un sacerdote y levita, es decir, dos personas responsables del culto en el Templo del Señor. Ven aquel pobre, pero pasan más allá sin detenerse. En cambio, el samaritano, cuando ve aquel hombre, «tuvo compasión» (Lc 10,33). Se acercó, le vendó las heridas, cubriéndolas con aceite y vino; luego lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y pagó por él. En definitiva, se hizo cargo de él: es el ejemplo de la caridad por el prójimo. Pero ¿Porqué Jesús elije un samaritano como protagonista de esta parábola? Porque los samaritanos eran despreciados por los Judíos, a causa de diversas tradiciones religiosas; y sin embargo nos hace ver que el corazón de aquel samaritano es bueno y generoso y que – a diferencia del sacerdote y levita – él pone en práctica la voluntad de Dios , que quiere misericordia y no sacrificios (cfr Mc 12,33).
Un hombre que ha vivido plenamente este Evangelio del buen samaritano es el Santo que hoy recordamos : San Camilo de Lelis, fundador de los Hermanos de los Ministros de los Enfermos, su patrón y de los agentes sanitarios, muere el 14 de julio de 1614: justamente hoy se abre su cuarto centenario, que terminará dentro de un año. Saludo con gran afecto a todos sus hijos e hijas espirituales, que viven con carisma de caridad en contacto cotidiano con los enfermos. Sean como él buenos samaritanos. Y también me dirijo a los médicos, enfermeros y aquellos que trabajan en los hospitales o casas de cura, les deseo estar movidos por el mismo espíritu. Confiamos esta intención a la intercesión de María Santísima.
Y quisiera confiar otra intención a la Virgen. A esta altura, ya está cerca la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, partiré dentro de ocho días, pero muchos jóvenes lo harán incluso antes. Oremos entonces por esta gran peregrinación que comienza, para que Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil, guíe los pasos de los participantes, y abra sus corazones para acoger la misión que Cristo les dará.
Saludos del Santo Padre.
Después del rezo a la Madre de Dios y del responso por los difuntos, el sumo pontífice saludó a los participantes en la conmemoración de la tragedia provocada por la ideología nacionalista que enlutó en 1943 los pueblos hermanos de Polonia y Ucrania. Éstas fueron sus palabras.
Me uno en la oración a los Prelados y fieles de la Iglesia en Ucrania, reunidos en la Catedral de Lutsk, para la Santa Misa de sufragio, con motivo del 70 aniversario de las masacres de Volhynia. Tales actos, provocados por la ideología nacionalista, en el trágico contexto de la II Guerra Mundial, han causado decenas de miles de víctimas y herido la hermandad de dos Pueblos, el polaco y ucraniano. Encomiendo a la misericordia de Dios las almas de los fallecidos y sus pueblos, pido la gracia de una reconciliación profunda y un futuro sereno, en la esperanza y sincera colaboración para la edificación común del Reino de Dios.
Pienso también en los Pastores y fieles que participan en la peregrinación de la Familia de Radio María en Jasna Góra, en Czestochowa. Los encomiendo a la protección de la Madre de Dios y los bendigo de corazón.
Saludo con afecto a todos los peregrinos aquí presentes, a los grupos parroquiales, familias, especialmente a los que vinieron de Irlanda, y los jóvenes sordos que están viviendo un encuentro internacional en Roma, también a las Religiosas de Santa Isabel, a quienes deseo una renovación espiritual fructífera, Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús, con familias de diferentes naciones, Hijas de la Divina Caridad, que celebran su Capítulo General, y a las Superioras de las Hijas de María Auxiliadora.
(CdM – RV)