(RV).- Antes del comienzo de la misa inaugural dejó de funcionar el metro de Río de Janeiro a causa de una avería técnica que paralizó casi toda la red durante al menos dos horas, por lo que varios miles de personas se vieron obligadas a llegar a pie.
En la apertura de esta XXVIII Jornada Mundial de la Juventud participaron más de 500 mil jóvenes en la playa de Copacabana. Los latinoamericanos, después de los brasileños son los más numerosos, seguidos por los estadounidenses. Llevando las banderas de los más de 160 países de procedencia, como un abanico multicolor, un grupo de participantes abrió la ceremonia, que prosiguió con la entrada en procesión de los símbolos de la JMJ.
Tal como estaba previsto presidió la solemne celebración el arzobispo de Río, Mons. Orani Joao Tempesta, mientras el Papa siguió la ceremonia en unión espiritual y a través de los medios en el día dedicado a ultimar detalles para las intensas jornadas que le esperan, y durante el cual se encontró con diversos prelados y cardenales en la residencia de Sumaré.
Entre las intenciones de oración del Arzobispo destacamos : por los jóvenes perseguidos, marginados, drogadictos, heridos por la vida que tratan de encontrar su camino; por la joven peregrina, fallecida recientemente en la Guayana francesa, sin olvidar a los jóvenes que mueren exterminados, tanto por las adicciones, como la violencia y exclusión, por los niños de la calle asesinados hace exactamente 20 años en la tristemente conocida “masacre de la Candelaria”, etc …
Antes de la llegada del icono de la virgen y la cruz de la juventud, los jóvenes participaron en la playa de Copacabana de algunos momentos musicales, recogimiento y oración. Lamentablemente el día era desapacible, lluvioso y con mucho viento, lo que sin embargo no los desalentó, y en numerosas ocasiones se les oía cantar.
(María Fernanda Bernasconi – RV)