El sumo pontífice en Cerdeña

(RV).- El avión papal – que despegó del aeropuerto romano de Ciampino – aterrizó puntualmente a las 8.15 h. de la mañana del domingo en la isla italiana de Cerdeña. Recibieron a Francisco I el arzobispo de Cagliari, Mons. Arrigo Miglio, el Presidente de la Región Cerdeña Ugo Cappellacci, el embajador de Italia ante la Santa Sede Francesco Maria Greco, el nuncio apostólico en Italia Mons. Adriano Bernardini, y otras autoridades italianas. Más de 500 personas le han saludado a su llegada en el aeropuerto de Cagliari.

El Obispo de Roma mantuvo un encuentro con las autoridades civiles, y otro con los enfermos justo antes de celebrar la Santa Misa en el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria, vinculado de modo especial a su ciudad natal de Buenos Aires al que debe su nombre.

En su homilía, el Sucesor de Pedro aludió a la falta de trabajo, precariedad e incertidumbre del futuro que sufren los habitantes de la isla sarda, instando a la necesidad de colaboración entre todos, incluídas las instituciones y también la Iglesia, para asegurar a las personas y familias los derechos fundamentales con el fin de hacer crecer con su comprensión y cuidados una sociedad más fraterna y solidaria.

El Vicario de Cristo garantizó a los presentes su cercanía y les animó a perseverar con el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente arraigados en la historia de este territorio y su población, conminando a mantener la esperanza. También, instó a los sardos a que, a pesar de las dificultades, no olvidaran que no están solos.

Al finalizar la celebración eucarística el Santo Padre rezó el Ángelus dominical junto a los fieles y peregrinos presentes agradeciendo la colaboración prestada en la preparación de su visita, encomendándolos a la Virgen de Bonaria, evocando todos los santuarios marianos presentes en Cerdeña como expresión de su devoción, y pidiéndoles ser siempre fieles demostrando con la vida y ejemplo de los santos, su fe cristiana.

Después de las palabras dirigidas a los congregados por el esfuerzo realizado para acoger su visita en la isla, también recordó que ayer, en la ciudad italiana de Bérgamo, fue proclamado beato Tommaso Acerbis da Olera, fraile Capuchino que vivió entre los siglos XVI y XVII. De ahí la invitación del Pontífice: “¡Demos gracias por este testigo de la humildad y caridad de Cristo!”.

Posteriormente por la tarde, y con el siguiente discurso, Su Santidad se dirigió a los presos y pobres asistidos por Caritas Internationalis, que a las 15 h. se reunieron en la catedral de Cagliari para encontrarse con él.

Texto de las palabras del Papa.

Queridos hermanos y hermanas :

Gracias a todos por estar aquí, hoy. En sus rostros veo fatiga, pero también esperanza, ayudan a aliviar los sufrimientos del prójimo. Aquí sentimos en modo fuerte y concreto que somos hermanos y la primera cosa que querría compartir con ustedes es justamente tener a Jesucristo como Maestro y modelo de vida. Esto nos da fuerza, consuelo en nuestras fragilidades, miserias y dificultades. Él ha elegido el camino de la humildad y servicio, no fue indeciso o indiferente, hizo una elección y la llevó adelante hasta el final. Eligió hacerse siervo, hasta la muerte en la cruz. Éste es el camino, no hay otro. Por ello vemos que la caridad no es un simple asistencialismo para tranquilizar conciencias, es un modo de vivir y ser humildes o solidarios.

La palabra “solidaridad” en esta cultura de la exclusión corre el riesgo de ser censurada, porque fastidia, obliga a ayudar al otro. Cristo no es solamente una ideología y moralismo, es real, está con los excluidos para servir a los demás, es nuestra fuerza, certeza y seguridad. El hijo de Dios no ha venido al mundo solamente para hacerse ver sino para que tengamos fe en Él.

Quiero agradecerles a todos ustedes que se dedican, aquí en Cagliari y en toda la Cerdeña, a obras de misericordia, su dedicación. Esto es muy importante. No podemos seguir al Señor si no nos esforzamos en colaborar, reconociendo cada uno los propios límites y errores, porque a veces también se encuentra la arrogancia en el servicio a los pobres, a quienes necesitan de nuestra entrega, algunos los instrumentalizan por intereses personales, o del propio grupo. Y esto es un pecado grave, porque es aprovecharse de ellos.

Escribía San Pablo : “la caridad de Jesús es una urgencia” (Cfr. 2 Co 5, 14). Para el buen Pastor ir a las periferias existenciales, hacia quien está lejano, apartado y despreciado tiene que ser objeto de un cuidado mayor, y en la Iglesia los primeros, son aquellos que tienen más necesidades humanas, espirituales y materiales.

Los cristianos sembramos esperanza y la sociedad italiana tiene hoy mucha necesidad de ella, y Cerdeña de modo particular. Por tanto, los responsables políticos y civiles tienen la tarea como ciudadanos de sostenerla en un modo activo. Los miembros de la comunidad cristiana son llamados a empeñarse en el campo de la política, que es una forma alta de caridad, como decía Pablo VI, y en la Iglesia todos tenemos esta fuerte responsabilidad, que es aquella que busca siempre colaborar del mejor modo posible para mejorar con su solidaridad las instituciones públicas.

Caritas Internationalis es la expresión de este ímpetu que pretende hacer crecer a la sociedad, pienso en el voluntariado de muchas asociaciones con las familias que sufren a causa de la falta de trabajo. Tengan coraje y no se dejen robar la esperanza.

(RC, MFB – RV)

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