Discípulos misioneros, un proyecto para América Latina

(RV).- El padre Antonio Grande, de la diócesis de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos sigue hablando de la nueva Evangelización según el espíritu de la V CELAM en Aparecida (2007, Brasil).

El Espíritu Santo continúa haciendo presente la persona de quien fue crucificado, pero está vivo en su Iglesia y el mundo. La experiencia cristiana integra siempre el estar con el Señor y colaborar en su manifestación (cf. Mc 3, 14).

“El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es formarse para asumir su estilo de vida y motivaciones (cf. Lc 6,40b), correr la misma suerte y hacerse cargo de su misión” (A 131). En días pasados, Francisco I en su visita al Brasil, reafirmó este llamamiento a asumir esta comprensión del ser de los cristianos en nuestro espacio y tiempo.

El discipulado misionero que Aparecida propuso a las iglesias de América Latina y Caribe es el camino de Dios, que en el pasado estuvo y dejó su huella, que a través de su memoria nos ayuda a encontrarlo hoy, y que en el futuro es promesa de vida eterna.

La presencia del resucitado se manifiesta por diversos signos que los creyentes tenemos que ir descubriendo y relacionando para colaborar en la obra evangelizadora de la que el Señor nos hace corresponsables.

Jesús está presente en medio de la comunidad. Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20). También lo encontramos de un modo especial en los pobres, afligidos y enfermos (cf. Mt 25,37-40) que reclaman nuestro compromiso, dan testimonio de fe, paciencia en el sufrimiento y constante lucha para seguir viviendo. Cuántas veces los que sufren realmente nos evangelizan (A 256-257).

El Papa, signo de Cristo para nosotros, profundiza en esta enseñanza : la Iglesia es enviada en misión. Pero, necesitamos superar los diversos límites en nuestras comunicaciones, por ello, nos impulsa a salir a reconocer su presencia en quienes no participan de nuestros encuentros, o están en las periferias existenciales de las grandes ciudades, pueblos y zonas rurales.

La vocación de los misioneros se refiere a Jesucristo, a quien se debe anunciar y nos unge discípulos a la búsqueda de quienes esperan el anuncio evangélico.

Continuación …

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