La Jornada de la Familia en Roma

Fieles y peregrinos en la plaza de San Pedro(RV).- La mañana del domingo en la esperada Jornada de la Familia, el Papa presidió la Santa Misa ante miles de fieles de todo el mundo llegados a Roma en el marco de su peregrinación a la tumba de San Pedro.

Texto de la homilía del Papa.

Las lecturas de este domingo nos invitan a meditar sobre algunas características fundamentales de la familia cristiana.

1. La primera: La familia que ora. El texto del Evangelio pone en evidencia dos modos de orar, uno falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano. El fariseo encarna una actitud que no manifiesta la acción de gracias a Dios por sus beneficios y su misericordia, sino más bien la satisfacción de sí mismo. El fariseo se siente justo, en orden y juzga a los demás desde lo alto de su pedestal. El publicano, por el contrario, no utiliza muchas palabras. Su oración es humilde, sobria, imbuida por la conciencia de su propia miseria: este verdaderamente se reconoce necesitado de la misericordia de Dios.

La del publicano es la oración del pobre, que agrada a Dios, como dice la primera Lectura, «sube hasta las nubes» (Si 35,16), mientras que la del fariseo está marcada por el peso de la vanidad.

A la luz de esta Palabra, quisiera preguntarles a ustedes: ¿Rezan alguna vez en familia? Algunos sí. Pero muchos dicen: ¿Cómo se hace? Si es como el publicano, humildemente, cada uno se deja mirar por Cristo y pide su bondad, para que venga a nosotros. Pero parece que la oración sea algo personal, y además nunca se encuentra el momento oportuno. Sí, es verdad, pero es también cuestión de humildad, de reconocer que tenemos necesidad de la ayuda y bendición del Señor, como el publicano. Y se requiere sencillez, alrededor de la mesa, juntos rezando el Rosario, orando el uno por el otro, por la mujer, el marido, los hijos, padres y abuelos.

2. La segunda Lectura nos sugiere otro aspecto: la familia conserva la fe. El apóstol Pablo, al final de su vida, hace un balance fundamental, y dice «He conservado la fe» (2 Tm 4,7) ¿Cómo la conservó? No la escondió bajo tierra, como aquel siervo un poco perezoso. San Pablo compara su vida con una batalla, porque no se ha limitado a defenderla, sino que la ha anunciado, la ha llevado lejos. Se ha opuesto decididamente a quienes querían limitar el mensaje de Cristo dentro de los confines de Palestina. Por esto ha hecho opciones valientes, ha ido a territorios hostiles, he aceptado el reto de los alejados, de culturas diversas, ha hablado francamente, sin miedo, ha conservado la fe porque, así como la había recibido, la ha dado.

También aquí, podemos preguntar: ¿De qué manera, conservamos la fe? ¿La tenemos para nosotros, como un bien privado, que sabemos compartir con el testimonio hacia los demás? Todos sabemos que especialmente los más jóvenes, están con frecuencia muy ocupadas, pero las familias cristianas son misioneras en la vida de cada día.

3. Y un último aspecto : la familia que vive la celebración. En el Salmo responsorial se encuentra esta expresión: «Los humildes lo escuchen» (33,3), es un himno al Señor, fuente de celebración y paz. Y ¿cuál es el motivo? San Pablo lo dice : El Señor está cerca (Flp 4,4-5), escucha el grito del humilde y lo libra del mal.

La verdadera familia no es algo superficial viene de la armonía entre las personas que experimentan el respeto y la presencia de Dios, y sobre todo, la paciencia, una virtud que nos enseña a vivir, para así hacer frente a los individualismos de la sociedad. Vivan siempre con fe y simplicidad, como la Sagrada Familia de Nazareth. ¡La paz del Señor esté siempre con ustedes!

Saludo del Santo Padre.

Al final de la misa, Francisco I dirigió una oración ante una imagen de la Sagrada Familia de Nazareth, y encomendó a Jesús, María y José, a todas las familias para que se renueve en ellas la gracia de la fe.

Antes de concluir la celebración eucarística, el Obispo de Roma daba las gracias y saludó a todos los peregrinos,  que vinieron de muchos países del mundo para participar en esta Jornada de la Familia en Roma.

Luego,  dirigió un cordial saludo a los obispos y fieles de Guinea Ecuatorial, llegados con ocasión de la ratificación del Acuerdo con la Santa Sede. La Inmaculada Concepción proteja al pueblo africano y avance en el camino de la justicia.

Finalmente, el sumo pontífice hizo rezar el ángelus a todos juntos y se refirió a esta oración, invocando la protección para las familias de todo el mundo, especialmente aquellas que viven en situaciones de mayor dificultad. María, Reina de la Familia, ruega por nosotros.

(RC y ER – RV)

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