Los santos al servicio de Dios

Luz de Dios(RV).- En una soleada Plaza de San Pedro y ante miles de peregrinos, Francisco I hizo su tradicional alocución antes de rezar el ángelus en la fiesta de todos los Santos.

Texto de las palabras del Papa.

Queridos hermanos y hermanas : ¡Buenos días!

La fiesta de todos los Santos, que hoy celebramos, nos recuerda que la meta de nuestra existencia no es la muerte, ¡es el Paraíso! Lo escribe el Apóstol Juan: “Aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es” (1 Jn 3, 2). Los santificados nos aseguran que esta promesa no decepciona. En efecto, en su existencia terrena, han vivido en comunión profunda. En el rostro de los hermanos más despreciados han visto el de Dios, y ahora lo contemplan en la gloria.

Los Santos no han nacido perfectos. Son como cada uno de nosotros, personas que antes de alcanzar el cielo han vivido con alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Pero ¿qué ha cambiado su vida? Cuando han conocido la caridad de Dios, lo han seguido con todo el corazón, sin condiciones o hipocresías, gastado su vida al servicio de los demás, soportado sufrimientos y adversidades sin odiar y respondiendo al mal con el bien, difundiendo la paz y que la transmiten a los demás. Ésta es su vida, personas que se han alejado del diablo.

Servir a los más necesitados y rezar es el camino de la santidad. No es un privilegio de pocos. Nosotros podemos llegar a ser Santos en el Bautismo. Es una vocación para todos. Por tanto, estamos llamados a caminar por la vía de la santificación, que tiene un nombre : el rostro de Jesús. Él nos lo enseña en el Evangelio : el de las Bienaventuranzas (Cfr. Mt 5, 1-12). En efecto, el Reino de los cielos es para cuantos no ponen su seguridad en lo mundano, sino en Dios.

Hoy los Santos nos dan un mensaje en esta celebración, dicen : ¡confíen en el Señor, porque Él no decepciona jamás! Es un buen amigo. Siempre a nuestro lado. Con su testimonio nos animan a no tener miedo de ir contracorriente o de ser incomprendidos y escarnecidos, nos demuestran que quien permanece fiel experimenta ya en esta tierra el consuelo, y después en la eternidad. Esto es lo que esperamos y pedimos por nuestro/as hermano/as difunto/as.

Con sabiduría la Iglesia ha puesto en estrecha secuencia la celebración de hoy y la conmemoración de los  fieles difuntos. A nuestro rezo de alabanza y veneración de los espíritus bienaventurados se une el sufragio por cuantos nos han precedido en el pasaje de este mundo a la vida eterna. Y encomendamos nuestra oración a la intercesión de la Virgen María.

Saludos del Santo Padre.

Después del rezo a la Madre de Dios, y como anunció el sumo pontífice, por la tarde irá al cementerio romano del Campo Verano y allí celebrará la Santa Misa, uniéndose espiritualmente a cuantos en estos días visitan los cementerios, donde duermen los que nos han precedido en el signo de la fe y esperan el día de la resurrección. En particular, rezará por las víctimas de la violencia, especialmente los cristianos que han perdido la vida a causa de las persecuciones, y por cuantos hombres, mujeres y niños, han muerto de sed, hambre y fatiga en la travesía del desierto de Nigeria a unos diez kilómetros de la frontera con Argelia. Recemos todos en silencio una oración por ellos.

El Obispo de Roma saludó cordialmente a los numerosos fieles presentes, a las familias, grupos parroquiales y asociaciones. Así como a los participantes en la «Carrera de los Santos», que también este año, tuvo su meta final en la Plaza de San Pedro, para rezar con el Sucesor de Pedro, escuchar sus palabras y recibir su bendición.

Esta sexta edición, de la iniciativa promovida por la Fundación Don Bosco en el Mundo, para sostener cada año un proyecto solidario, contó con unos seis mil participantes, de 31 países, con el lema «Una ayuda para los confines del mundo», que se propone un proyecto misionero en las Islas Salomón. Con la creación de un puesto móvil de asistencia sanitaria y de formación del personal sanitario para combatir enfermedades como el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), la malaria, tuberculosis y especialmente la Bakwa, que es una grave infección fúngica cutánea, difundida en las islas más remotas del archipiélago, las Shortlands.

En las pasadas ediciones, se recogieron fondos para las ‘Obras Mamá Margarita’ de Lubumbashi, en el Congo. Para el rescate de niños soldados de las milicias de Sri Lanka. Ayudas para Pakistán y Haití, donde después de una primera fase de abastecimiento para las necesidades inmediatas de supervivencia, gracias a la entrega de alimentos, como harina y aceite, lentejas, azúcar, té y medicinas, el programa se propuso dar soporte a los damnificados por el trágico terremoto, y volver a contar con un techo así como reanudar las actividades que tuvieron que abandonar. El pasado año, también se ayudó a una casa de acogida para chico/as de la calle, en Porto Alegre, Brasil.

Con su nombre y con la fecha elegida del 1 de noviembre, solemnidad de todos los Santos, esta carrera anhela impulsar y afianzar el significado de la devoción popular. Poner en primer plano una emergencia de ayuda humanitaria para organizar acciones concretas de solidaridad activa. Y proponer los valores del deporte según la tradición educativa salesiana.

(MFB y CdM – RV)

Continuación …

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