La celebración del bautismo del Señor

(RV).- En la fiesta del bautismo del Señor, Francisco I presidió en la Capilla Sixtina del Vaticano la Santa Misa con la celebración del rito bautismal impartido a 32 recién nacidos, o de pocos meses, normalmente hijos de empleados vaticanos. La solemnidad repleta de padres, padrinos u otros invitados, saludaron y presentaron sus bebés al Santo Padre, que recordó a los progenitores que tienen que trasmitirles su herencia de fe.

La celebración de hoy, con la que concluye el tiempo navideño, nos brinda la oportunidad de ir a las orillas del Jordán, para participar del bautismo de Jesús por parte de Juan Bautista que mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre el Señor, oyéndose entonces una voz del cielo, que decía : «Tú eres el hijo, en quien tengo puesta toda predilección» (Lc 3, 21-22). Y así, seguía que todo el pueblo se hacía bautizar.

Posteriormente, en una mañana nublada y fría, que no ha sido obstáculo para que miles de peregrinos llegaran a la Plaza de San Pedro de Roma para escuchar al Papa, se ha desarrollado la oración mariana del Ángelus.

El Santo Padre tras asomarse a la ventana de su estudio ha agradecido a los presentes por cada vida nueva o ser humano que nace, un don de alegría y esperanza, por el que cada niño/a que es bautizado/a es un prodigio de la fe, una celebración para los hijos de Dios.

El Evangelio subraya el comienzo del tiempo de la misericordia, después de que el pecado cerrase el reino de los cielos, como una barrera entre el ser humano y su Creador. Dios nos da en Cristo la garantía de salvación, desde cuando el Verbo se hizo carne es posible ver los cielos abiertos. Así fue para los pastores de Belén, Magos de Oriente, Juan el Bautista, Apóstoles de Jesús, y San Esteban, el primer mártir. También, para cada uno de nosotros, gracia que se nos da por primera vez al bautizarnos y por medio del Espíritu Santo.

Cuando Jesús recibió el bautismo de penitencia, solidarizado con el pueblo penitente, lo hizo sin pecado, ni necesidad de conversión, por voluntad del Padre celestial para compartir nuestra condición de ser hijos suyos. Ésta es la verdadera revelación.

Pidamos a la Virgen Santa – ha concluido – para que nos sostenga con su intercesión en nuestro compromiso de seguir a Cristo por el camino de la fe y caridad, que se inicia con el sacramento del bautismo.

Después del Ángelus el sumo pontífice dedicó unas palabras a los padres y madres que están preparándose para bautizar a sus hijos, invitándoles a descubrir la fe a través de los sacramentos.

(CM, GO y MZ – RV)

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