No hay una solución militar a la crisis Siria

Ciudad del Vaticano, 23 enero 2014 (VIS).- El arzobispo Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino el pasado miércoles en la Conferencia Internacional sobre Siria, en curso en Montreux (Suiza). Una cita a la que seguirán las negociaciones que se desarrollarán en Ginebra a partir de este 24 de enero. El prelado afirmó que ante el sufrimiento indescriptible del pueblo sirio, un sentido de solidaridad y responsabilidad común nos empuja a comprometernos en un diálogo basado en la honestidad, la confianza mutua y medidas prácticas.

No hay una solución militar a la crisis siria. La Santa Sede está convencida de que la violencia no conduce a nada, excepto a la muerte, la destrucción y falta de futuro. De este modo, renueva su llamamiento urgente a las partes involucradas para que respeten el derecho humanitario.

De esta manera presentó varias propuestas destacando “el alto el fuego inmediato e incondicional y el fin de la violencia de cualquier tipo como prioridad y objetivo urgente de estas negociaciones”, a las que incluyó la necesidad de que todas las armas sean entregadas y de dirigir el dinero que se invierte en ellas hacia la asistencia humanitaria.

Asimismo, reiteró que el cese de las hostilidades debe ir acompañado de una mayor ayuda humanitaria y del inicio inmediato de la reconstrucción, que “debe comenzar ya con las negociaciones y ser sostenida por la solidaridad de la comunidad internacional”. También “se debe prestar una atención preferente a las jóvenes generaciones, para que, a través de su compromiso y trabajo, puedan convertirse en los protagonistas de un futuro pacífico y creativo para su país”.

Para la reconstrucción de la comunidad, es necesario el diálogo y la reconciliación “sostenidos por una dimensión espiritual”. En ese sentido, “la Santa Sede alienta encarecidamente a todas las confesiones y comunidades religiosas en Siria a conocerse mejor, a una mayor comprensión y al restablecimiento de la confianza”.

“Es importante que las potencias regionales e internacionales propicien el diálogo constante y que afronten los problemas regionales. La paz en Siria podría convertirse en un catalizador de la paz en otras partes de la región, y en un modelo que se necesita con tanta urgencia”.

“Más allá de la tragedia de la crisis actual, puede haber nuevas oportunidades y soluciones originales sin que nadie esté obligado a dejar su país a causa de la intolerancia e incapacidad para aceptar las diferencias. De hecho, la igualdad garantizada por la ciudadanía común puede permitir que el ser humano y sus comunidades expresen los valores fundamentales que todas las personas consideran indispensables para mantener su identidad”.

El arzobispo concluyó recordando cómo desde el inicio de la crisis de Siria, la Santa Sede ha seguido los acontecimientos con preocupación y ha pedido a todas las partes que se comprometan a prevenir la violencia y a prestar ayuda a las víctimas.

El Observador de la Santa Sede se ha referido igualmente a las numerosas ocasiones en las que el Santo Padre ha alzado su voz contra “la futilidad de la violencia, invitando a una solución negociada de los problemas y manifestando el deseo de una participación justa y equitativa en la vida social” y ha citado la convocación de la jornada de oración y ayuno por la paz en Siria y el Oriente Medio, que recibió por parte de todo el mundo una respuesta extraordinaria. “La cultura del encuentro y el diálogo, son el único camino para la paz”.

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