El Camino Neocatecumenal visita el Vaticano

(RV).- En nombre de la Santa Madre Iglesia jerárquica, el Obispo de Roma propuso algunas recomendaciones a los miembros del Camino Necocatecumenal, en un encuentro marcado para anunciar y testimoniar el Evangelio en varias partes del mundo. En el Aula Pablo VI, Francisco I recibió a más de ocho mil miembros de esta organización, con un saludo al equipo responsable internacional, a los sacerdotes, seminaristas y catequistas.

La Iglesia les está agradecida por todo lo que hacen, tengan el máximo cuidado para construir y conservar la comunión allí donde vayan, el Camino Neocatecumenal tiene su propio carisma, dinámica, don, como todos los dones del Espíritu Santo tienen en su dimensión eclesial. Ello significa ponerse a la escucha de la vida en las comunidades a las que sus responsables los envían, valorizando sus virtudes, sufriendo las debilidades y caminando juntos bajo la guía de los pastores locales.

El Papa reiteró que por doquier les hará bien recordar que Dios siempre ha llegado antes que nosotros, nos precede, incluso en los lugares más remotos, las culturas más distintas, esparciendo la semilla de su Palabra. De ahí brota la necesidad de prestar especial atención al contexto cultural en el que como familias van a obrar, ambiente que es a menudo muy diferente del que provienen.

El Obispo de Roma les exhortó a cuidar los unos de los otros con caridad, especialmente a los más débiles, ante las dificultades que puedan encontrar en su itinerario. En estos casos, el ejercicio de la paciencia y misericordia por parte de la comunidad es un signo de madurez en la fe. La libertad de cada individuo no debe ser forzada, se debe respetar también la eventual opción de los que deciden buscar otras formas de vida cristiana que los ayuden a crecer en su respuesta a la llamada del Señor.

Evangelicen y sean mensajeros, testimonios de Jesucristo, fue la exhortación final del Santo Padre, invitando a proclamar la buena nueva en los sitios más alejados, o descristianizados, en especial en las periferias existenciales. Digan a los que encuentren por los caminos de su misión que Dios acoge al ser humano, a pesar de sus limitaciones y errores. Por eso, ha enviado a su Hijo para que Él nos salvara por la infinita bondad del Padre. Y encomendando a la Virgen María su apostolado, les inspiró a sostenerse siempre como misioneros, con fervor y celo apostólico.

(CdM – RV)

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