La fe y caridad en la Jornada Mundial del Enfermo

(RV).- Con el tema sobre Fe y caridad : También nosotros debemos dar la vida por los hermanos (1 Jn 3,16), el Papa en su mensaje para este día confía la XXII Jornada Mundial del Enfermo a la intercesión de la Virgen, para que ayude a las personas enfermas a vivir su propio sufrimiento en comunión con Jesucristo, y sostenga a quienes los cuidan. Y tras hacer hincapié en que la Iglesia reconoce en los enfermos una presencia especial de Cristo que sufre, el mensaje pontificio nos recuerda que en virtud del bautismo y de la confirmación estamos llamados a ser buenos samaritanos con todos los que sufren.

Cuando nos acercamos a los que necesitan atención, llevamos la esperanza de Dios en medio de las contradicciones del mundo, y la entrega generosa hacia los demás se vuelve el estilo de nuestras acciones, ofreciendo así nuestra aportación a la llegada del Reino de Dios. Francisco I luego ha destacado que para crecer en la caridad respetuosa, nosotros tenemos un modelo cristiano a quien dirigir con seguridad nuestra mirada. Es la Madre de Dios, atenta a las necesidades y dificultades de sus hijos.

El Santo Padre recuerda que María, animada por la divina misericordia, se olvida de sí misma y se encamina rápidamente de Galilea a Judá para encontrar y ayudar a su prima Isabel, intercede ante su hijo en las bodas de Caná cuando ve que falta el vino para la celebración, y a lo largo de su vida, lleva en su corazón las palabras del anciano Simeón anunciando que una espada de dolor atravesará su alma, permaneciendo con fortaleza a los pies de la cruz del Señor. Ella sabe muy bien cómo se sigue este camino y por eso es la protección maternal de todos los enfermos que sufren. Podemos recurrir confiados a ella con filial devoción, seguros de que nos asistirá, nos sostendrá y no nos abandonará, al lado del crucificado nos acompaña en el camino hacia la resurrección y la vida eterna.

Y evocando sus palabras en la JMJ – Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro (Brasil), el Obispo de Roma reitera que San Juan, el discípulo, permaneció con la Virgen María a los pies de la cruz (1 Jn 4,8.16) en la certeza de su fidelidad a Dios que nos salva, y que a pesar del sufrimiento nos da la fuerza necesaria para sobrellevarlo, venciendo a la muerte en la cruz con su resurrección (Vía Crucis con los jóvenes, Río de Janeiro, 26 de julio de 2013).

Juan Pablo II decidió instituir la Jornada mundial del enfermo, que se celebra el 11 de febrero de cada año, memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes, por toda la comunidad eclesial, una iniciativa que se extiende por muchos países y regiones. Karol Wojtyla en una carta fechada el 13 de mayo, memoria de la Virgen de Fátima, de 1992, dirigida al cardenal Fiorenzo Angelini, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, añadió que al tiempo que confiaba en la colaboración de todos para el buen inicio y desarrollo de esta Jornada, los encomendó a la mediación materna de la Virgen María, Salus Infirmorum, y a la intercesión de los santos, Juan de Dios y Camilo de Lellis, patronos de los lugares de curación y agentes sanitarios, para que extiendan este apostolado de la caridad en el mundo actual que tanto lo necesita.

(CdM – RV)

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