Misa en la Plaza del Pesebre en Belén

Ciudad del Vaticano, 25 de mayo 2014 (VIS).- Esta mañana a las 7.30 h. el Santo Padre se despidió de la nunciatura apostólica en Amman para trasladarse en helicóptero a Belén, donde llegó a las 9.20 h. y desde allí recorrió en automóvil los dos kilómetros y medio que separan el helipuerto del Palacio Presidencial, donde fue recibido por el Presidente del Estado de Palestina, Mahmoud Abbas y diversos representantes de las comunidades cristianas palestinas, procedentes de Cisjordania y de la Franja de Gaza, y después se dirigió al Salón de Recepciones, donde le esperaban las autoridades palestinas y miembros del Cuerpo Diplomático.

Posteriormente, presidió la eucaristía en la Plaza del Pesebre en Belén. Allí confluyen la calle de los Pastores, que lleva a la aldea palestina de Beit Sahur, la calle de la Gruta de la Leche y la calle Pablo VI que recuerda su visita del 6 de enero de 1964. Durante el traslado del Palacio Presidencial de Belén a la Plaza del Pesebre, el sumo pontífice se ha acercado al muro que divide Belén de Israel y ha rezado unos minutos.

A la misa han asistido el Presidente de Palestina Mahmoud Abbas y grupos de fieles de la franja de Gaza y Galilea, además de numerosos trabajadores procedentes de Asia. Al final de la celebración, Francisco I invitó a los presidentes palestino, e israelí, Shimon Peres, a encontrarse en el Vaticano para rezar juntos por la paz. Después, rezó el Regina Coeli, y se trasladó al convento franciscano, Casa Nova, un centro de acogida para los peregrinos, construido en 1908, ampliado y bendecido en 1986, y que puede albergar a 129 personas, donde se ha encontrado con algunas familias de refugiados e indigentes palestinos.

A primera hora de la tarde, Su Santidad se trasladó a la gruta de la Natividad accediendo a ella por un pasaje interior entre el convento “Casa Nova” y la Basílica greco-ortodoxa y allí permaneció rezando. Luego, volvió por el mismo pasaje y se dirigió al “Phoenix Center” de Belén, un centro que acoge en su interior el campo de refugiados de Dheisheh construído gracias a una donación de Juan Pablo II.

El sumo pontífice fue recibido en el auditorio por un centenar de niños llegados de los campos de refugiados de Dheisheh, Aida y Beit Jibrin, rezó con ellos y les impartió su bendición. Al finalizar, el Obispo de Roma regresó al helipuerto, donde le esperaba el presidente palestino junto a la Guardia de Honor, de quienes se despidió.

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