El rito del matrimonio y la exaltación de la santa cruz

(RV).- En la festividad de la exaltación de la cruz, Francisco I celebró la santa misa con el rito del matrimonio, a las 9 h. en la Basílica de San Pedro, veinte parejas de novios asistieron a la ceremonia ante el Santo Padre para unir sus vidas ante Dios.

En su homilía, el Obispo de Roma recordó que el enlace matrimonial es signo de la vida misma, afirmando que es el sacramento del amor de Cristo por su Iglesia, y que encuentra su garantía en la resurrección. Asimismo, el Santo Padre dirigiendo su pensamiento a lo/as esposo/as, les dijo que Dios Padre les entrega a su hijo Jesús, para salvarlos, porque si confían en Él, la fuerza de su gracia regenerará y encauzará su relación conyugal y familiar.

El Papa reafirmó al final de su homilía que el amor de Cristo ofrece a lo/as esposo/as la alegría de caminar juntos, porque eso es el matrimonio en común entre un hombre y una mujer, es decir, ayudarse entre ambos a ser mejores personas, una reciprocidad comprometida.

A la hora del Ángelus dominical, el sumo pontífice recordó a los miles de peregrinos que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro, que nosotros exaltamos la santa cruz, porque a través de ella se ha revelado la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado para salvar a la humanidad, tal y como nos lo recuerda el Evangelio de Juan en la liturgia del día. Por esta razón, los cristianos, bendecimos con la señal de la cruz.

En este momento, ha hecho recordar con conmoción a los fieles que en nuestros días muchos son perseguidos y asesinados a causa de su fe, y esto sucede allí donde la libertad religiosa no está garantizada o en países que tutelan  los derechos humanos, pero donde concretamente los creyentes, y de modo especial los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones.

Después de rezar a la Made de Dios, y antes de saludar a los diversos grupos presentes, Su Santidad dirigió un pensamiento a la República Centroafricana al señalar que en esta nación está a punto de comenzar la misión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a fin de lograr su pacificación y proteger a la población civil, que está sufriendo gravemente las consecuencias de los conflictos en curso.

También explicó que ayer conmemorando el centenario del inicio de la I Guerra Mundial fue a Redipuglia (Italia), al cementerio austro-húngaro y su monumento militar por los caídos, donde oró por los fallecidos, alrededor de ocho millones soldados y siete millones de civiles. Esto nos hace entender que la guerra es una locura, que sólo aumenta el mal y el saldo de muertes.

(MFB – RV)

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