El Santo Padre culmina su viaje al país de las águilas

(RV).- Después del acto con las distintas confesiones religiosas en la Universidad Católica Nuestra Señora del Buen Consejo, el sumo pontífice rezó las vísperas con sacerdotes, seminaristas, religiosos y movimientos laicales, en la Catedral de San Pablo en Tirana, basílica consagrada en 2002 que tiene capacidad para 700 personas y una gran vidriera con las figuras del encuentro entre Juan Pablo II y la beata Madre Teresa de Calcuta, donde Francisco I ha desarrollado su alocución en memoria de los mártires de la fe y su dolorosa historia de sufrimientos, que a pesar de la angustia de las persecuciones y de no saber si serían fusilados, la Iglesia en Albania sobrevivió a tanta tribulación.

Este es el misterio de la Iglesia, por el que Dios consuela y da fuerza a su pueblo en la intimidad. Nosotros ahora, por gratitud, debemos seguir su testimonio, porque hay de aquellos religiosos, que buscan consolación lejos del Señor, no encontrarán nunca la paz en su corazón, y concluyó exhortando a seguir el ejemplo de quienes fueron martirizados por predicar en nombre de Cristo y su Iglesia.

Después, el Obispo de Roma culminó su viaje apostólico visitando el Centro Betania, a treinta kilómetros de la capital, fundado por la italiana Antonietta Vitale, en 1999, y a donde llegaron también representantes de otros centros de asistencia o caridad, expresándoles agradecimiento por su hospitalidad y pìdiéndoles que fueran también verdaderos testigos del Evangelio, ejemplos de vida en quienes encontrar apoyo.

También, manifestó que en lugares como éste, donde todos somos tocados por el espíritu santo, se nos hace más fácil creer, porque vemos la devoción hecha caridad concreta, dando esperanza en situaciones de gran dificultad, porque como decía Jesús: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí» (Mc 9, 37); y esta es nuestra fe que confirmamos con nuestros actos por contra de la indiferencia, incredulidad e indolencia, haciendo el bien y anunciando la buena nueva de Jesucristo resucitado que vive en nosotros a través de nuestros gestos, sacrificios y compromisos humildes al servicio de los demás como opción de vida y fruto de una elección libre y personal.

Y finalizada su visita a Albania, que significa país de las montañas blancas, y es conocida por el nombre autóctono de “tierra de las águilas” (Shqipëria), se ha despedido de los presentes, dirigiéndose al aeropuerto de regreso a Roma, llegando al Vaticano poco después de las 21.30 h. Y mañana al mediodía, Su Santidad se desplazará a la basílica de Santa María la Mayor para dar gracias a la Virgen por su viaje, y como de costumbre, rezará en la capilla de la Salus Populi Romani.

(GO – RV)

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