Mensaje para la Jornada del emigrante y refugiado 2015

Ciudad del Vaticano, 23 septiembre 2014 (VIS).- El Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, ha presentado hoy el Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado que se celebrará el domingo 18 de enero del 2015, y cuyo tema es : “Una Iglesia sin fronteras”.

El Papa promulgó el texto con fecha del 3 de septiembre, porque ese día se celebró el centenario de la elección de Benedicto XV, que estableció por primera vez una jornada anual sobre el fenómeno de la emigración. Asimismo, la Iglesia durante toda su historia ha hecho siempre frente a situaciones nuevas e intrincadas, entre las cuales se puede contar la que hoy plantean los emigrantes, no solamente por la dimensión que está alcanzando sino por las diferentes problemáticas de naturaleza social, económica, política, cultural y religiosa que conlleva.

El mandamiento bíblico de acoger al extranjero, entra en conflicto con situaciones difíciles, sobre todo cuando algunas personas se encuentran en situación irregular en un país, se convierten en delincuentes o acaban por cometer delitos penados por la ley. Ante esto, la respuesta de la Iglesia es aumentar la colaboración entre los diferentes organismos e instituciones y humanizar la situación de los mismos intensificando los esfuerzos para crear condiciones propicias y garantizando una progresiva disminución de las razones que empujan a pueblos enteros a abandonar su tierra natal.

La muliculturalidad de la sociedad contemporánea, que se encuentra en continua evolución y en la que es necesario adquirir una nueva conciencia sobre la migración, obliga en muchas ocasiones a realizar viajes en condiciones peligrosas en los que a menudo se arriesga la vida, pero que se convierte en la manera de acceder a un país para hallar protección y la posibilidad de vivir con dignidad. También, los problemas aumentan con las normas de regulación internacionales, ya que cómo prófugos no poseen documentos validos y se convierten en personas vulnerables e indefensas, víctimas en busca de ayuda y presas fáciles de los contrabandistas y traficantes.

Los estados están llamados a colaborar con espíritu solidario para responder a estas necesidades, respetando los derechos de los refugiados, y actuando en la prevención de las causas de su movilidad forzada, y para ello, es una exigencia el esfuerzo de las instituciones eclesiásticas por la dignidad y tutela de todo ser humano, valorizando la cooperación entre las distintas naciones. El desafío que implican estos dramas humanos que viven muchos refugiados, obligados a desplazarse, es no permitir que prevalezca la indiferencia sobre la solidaridad.

Entre 1990 y 2013, el número de emigrantes a nivel mundial ha aumentado el 50 %, y respecto a las zonas de partida u origen, Asia es el primer continente de la lista con casi 92.500.000, seguida de Europa con 58.400.000, Sudamérica y Caribe con 36.7000.000, Africa con 31.300.000, América del Norte con 4.300.000 y Oceanía con 1.900.000, es decir, el 59 % vive en regiones desarrolladas del globo, mientras las que están en vías de desarrollo acogen al 41 %.

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