El sumo pontífice a los obispos de Chad

Ciudad del Vaticano, 2 octubre 2014 (VIS).- La actualización de los métodos catequéticos para la inculturación, la defensa de la familia, el papel de la mujer y la necesidad de diálogo con las otras religiones, en un país donde los católicos forman parte de las minorías religiosas, son los temas principales del discurso que el Papa ha entregado a los obispos de Chad esta mañana al final de su visita “ad limina”.

El Santo Padre escribe que las comunidades católicas en ese país crecen, no sólo numéricamente, sino también en calidad y fuerza de compromiso en su labor realizada en las esferas de la educación, la salud y el desarrollo.

Las autoridades civiles agradecen a la Iglesia católica su aportación a toda la sociedad de Chad, por todo lo cual, les ha exhortado a perseverar en este camino porque hay un estrecho vínculo entre la evangelización y la promoción humana, que debe expresarse y desarrollarse en toda su obra. El servicio a los pobres y más débiles constituye el verdadero testimonio de Cristo, y las congregaciones religiosas al igual que los laicos que trabajan con ellas, tienen su papel en este ámbito.

Sin embargo, la profundización y afianzamiento de la fe en los fieles, que se traduce en una auténtica vida sacramental, son esenciales para que sean capaces de soportar las pruebas, muy numerosas hoy en día, y para que su comportamiento esté más de acuerdo con las exigencias del Evangelio. Esto es especialmente necesario en una nación donde el peso de ciertas tradiciones culturales es muy fuerte, las propuestas religiosas más fáciles en el ámbito moral aparecen por todas partes, y donde el secularismo comienza a hacerse sentir.

Por tanto, es necesaria la sólida formación tanto doctrinal como espiritual. Y para ello, el primer lugar, es ciertamente la catequesis, con un renovado espíritu misionero, que requiere de nuevas metodologías en las diócesis. Así, lo que es bueno en sus tradiciones debe ser considerado y valorado para llevarlo a su cumplimiento, mientras que lo que no es cristiano debe ser claramente evidenciado y rechazado, al mismo tiempo que se garantiza la exactitud e integridad en el contenido doctrinal.

Francisco I se ha referido a continuación a las familias que son la célula vital de la sociedad, pero que en la actualidad son muy vulnerables, valorando el importante papel de la mujer y su dignidad, de acuerdo con el mensaje evangélico, y de modo que el comportamiento dentro de la Iglesia sea un modelo a seguir.

Por último, después de reiterar la necesidad de una formación permanente del clero y la cercanía de los obispos a sus sacerdotes, y aunque los católicos son una minoría religiosa en medio de un pueblo cuya mayoría es musulmana y que todavía está parcialmente unido a sus religiones tradicionales, ha conminado a los prelados a ocupar el lugar que les corresponde, fomentando el diálogo interreligioso, iniciado por el fallecido arzobispo de N’Djamena, Mathias N’Gartéri Mayadi, que tanto hizo para promover la convivencia entre las diferentes comunidades, con el fin de impedir la violencia de la que los cristianos son víctimas en países vecinos.

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