(RV).- El Santo Padre saluda cordialmente en un mensaje a los jóvenes participantes en el Congreso Nacional organizado por la Conferencia Episcopal Italiana en la ciudad de Salerno, que comenzó ayer y concluirá mañana, sobre el tema: “En la precariedad, la esperanza”.
Tal y como el sumo pontífice escribe en su texto, fechado el pasado 16 de octubre, la finalidad de estas jornadas de reflexión es la de ofrecer perspectivas de esperanza, especialmente a las nuevas generaciones, en un tiempo marcado por la incertidumbre y los cambios.
Francisco I les recuerda que en las visitas que ha realizado en Italia, así como en sus encuentros con diversas personas, ha podido contrastar la situación precaria de la juventud desempleada. Y afirma que esto, no es sólo un problema económico, sino también de dignidad, porque lamentablemente son muchos los que carecen de trabajo.
Asimismo, el Obispo de Roma entiende que trabajar quiere decir poder proyectar el propio futuro y decidir formar una familia. De ahí que el tiempo que estamos viviendo sea tan dificil, porque la sociedad excluye a los sectores más desfavorecidos, o les priva de todas las oportunidades, y ésta es la precariedad.
Sin embargo, no hay que perder la esperanza porque el Señor se ha hecho solidario con quienes sufren por todas estas circunstancias, así con este fin, les ha pedido que se conviertan a Cristo a pesar de las dificultades y sean testigos del Evangelio para cambiar esta situación, esperando que Dios bendiga sus trabajos durante el encuentro.
En este contexto, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, intervino este pasado viernes, 24 de octubre, en la conferencia organizada por el Instituto Kellogg de Estudios Internacionales en el Global Gateway de la Universidad de Notre Dame en Roma.
Los argumentos tratados indican que el desarrollo está estrechamente vinculado a la gestión adecuada de los recursos, y a las decisiones económicas tomadas, que tienen repercusiones positivas o negativas. Asimismo, el magisterio social de la Iglesia señala que los mayores obstáculos se encuentran en la amenaza a la dignidad de la persona humana. En particular, Benedicto XVI, en su encíclica “Caritas in Veritate”, advierte que la cuestión de la justa regulación de la economía necesita de un comportamiento moral firme y coherente, porque se debe sustituir las ideologías de mercado u otras formas de pensamiento contrarias a Dios por una visión trascendente, en el sentido de desarrollar una conciencia que oriente la producción y el consumo al servicio del bien común.
(MFB – RV)