Ciudad del Vaticano, 16 enero 2015 (VIS).- A primera hora de la mañana, el Papa dejó la nunciatura apostólica en Manila y se desplazó al Palacio Presidencial. Allí, firmó el libro de oro y se dirigió a la “Habitación de la Música”, donde fue recibido por Benigno Aquino, presidente de la República, y su familia. Cuarenta y cinco minutos más tarde, en el “Rizal Ceremonial Hall”, se encontró con las autoridades y miembros del cuerpo diplomático a los que dirigió unas palabras.
El Santo Padre se ha referido al papel importante de Filipinas para fomentar el entendimiento y la cooperación entre los países de Asia, así como a sus esfuerzos por proporcionar a los ciudadanos un desarrollo que permita que toda persona sea capaz de realizar sus potencialidades, y así contribuir de manera sabia y eficaz al futuro de la nación.
También, ha destacado las iniciativas para promover el diálogo y la cooperación entre los fieles de distintas religiones, señalando el progreso que ha supuesto la consecución de la paz en el sur del país promoviendo soluciones justas que respeten los principios y derechos de todos, incluidas las poblaciones indígenas y las minorías religiosas.
A continuación, Francisco I se dirigió en coche hacia la Catedral de Manila, recorriendo los cinco kilómetros que la separan del Palacio Presidencial, y poco antes de las once de la mañana, hora local, llegaba a la Catedral dedicada a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, considerada la madre de todas las iglesias de Filipinas.
El edificio actual, que se remonta a los años cincuenta con el título de Basílica menor concedido por Juan Pablo II, ha sido reconstruido ocho veces desde su construcción inicial en 1581 al ser destruido por un tifón, un incendio, varios terremotos y por bombardeos durante la II Guerra Mundial. El coste total de los trabajos se han financiado gracias a donaciones. Cerrada al culto desde 2012, se reabrió en abril de 2014 con una solemne celebración presidida por el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, y a la que acudieron los altos cargos del Estado.
El sumo pontífice concelebró la santa Misa con los obispos filipinos ante la presencia de sacerdotes, religioso/as o seminaristas, y concluida la eucaristía, antes de regresar a la nunciatura apostólica para almorzar, se ha desplazado a una casa de la Fundación Tulay ng Kabataan (TNK), situada en las proximidades, y que acoge a menores de la calle.
Por la tarde, sobre las 17 h. se ha desplazado hasta el “Mall of Asia Arena” para llevar a cabo el encuentro con las familias. Ha recorrido seis kilómetros, esta vez utilizando el papamóvil que le ha permitido ir saludando a la multitud que se encontraba por el camino.
El “Mall of Asia Arena” es el Palacio de deporte cubierto de la ciudad. Inaugurado en 2012 con una capacidad para veinte mil personas, ha sido escogido como lugar para la celebración, al término de la cual ha regresado en coche a la nunciatura apostólica para cenar y reposar unas horas.