(RV).- Comentando el Evangelio del día el Papa centró su reflexión en el significado del episodio de la expulsión por Jesucristo de los mercaderes del templo, que nos recuerda que la casa de Dios es lugar de oración. En una plaza de San Pedro con miles peregrinos congregados, el Obispo de Roma recordó que tal hecho profético suscitó una fuerte impresión entre la gente y los discípulos.
Asimismo, señaló que en este tiempo de Cuaresma nos estamos preparando para la celebración de la Pascua, donde renovaremos las promesas de nuestro Bautismo, precisando luego que cada eucaristía que celebramos con fe nos convierte gracias a la comunión en templos vivos del Señor.
Después de rezar el Ángelus del III domingo de Cuaresma, el Santo Padre saludó a los numerosos fieles procedentes de diversos países, exhortando a todos los presentes a rezar y mostrar su solidaridad por las personas que están viviendo momentos de dificultad.
Por último, el sumo pontífice dirigió unas palabras a las mujeres en su día internacional para reafirmar la importancia y necesidad de su presencia en la Iglesia y sociedad, expresando que un mundo donde la mujer es maginada se convierte en estéril.
Ya por la tarde, Francisco I visitó la parroquia romana de Santa María Madre del Redentor en el barrio periférico de Tor Bella Monaca, con el fin de celebrar la misa y donde fue acogido por más de mil jóvenes. Antes de llegar a la Iglesia, se detuvo en el Centro Caritas que presta asistencia a los enfermos y discapacitados.
(RC y MFB – RV)