(RV).- Luis Antonio Tagle, presidente entrante de Caritas Internationalis, ha presentado un estudio realizado por la confederación mundial de agencias católicas para la ayuda y el desarrollo, que operan en más de 200 países y territorios de todo el mundo, cuyas conclusiones, subraya Michel Roy, Secretario General, confirman que la mejor forma de acabar con el hambre ante la falta de recursos y la baja productividad agrícola es la de ayudar a los agricultores, en especial en aquellas regiones afectadas por los cambios climáticos, es decir, que la comunidad internacional debe hacer más para combatir la escasez de alimentos y malnutrición, así como sus consecuencias: la migración, disparidad de ingresos y criminalidad.
Los campesinos empobrecidos en países en vías de desarrollo y la falta de alimentación adecuada tienen un impacto, no sólo en la salud y mortalidad, sino también en la educación, favoreciendo una cultura de dependencia de la ayuda financiera y prestaciones sociales a causa de la inseguridad alimentaria.
En resumen, las oficinas de la región de Africa subsahariana hicieron hincapié en la baja productividad agrícola y el cambio climático. En Asia, el énfasis se puso en la falta de acceso de los agricultores a los recursos. Los encuestados de América Latina y el Caribe señalaron la especulación de los precios de los alimentos y la ausencia de infraestructuras. Para Oriente Próximo y el Norte de Africa la prioridad es la de luchar contra los conflictos y la falta de agua potable.
(CdM – RV)