22 junio 2007, 12:41

Janice Bennett y el Santo Grial. Fuente : Artículo aparecido en la revista ConocereisdeVerdad.org con fecha 22 junio 2007.

La Cofradía del Santo Cáliz distingue a Janice Bennett por su investigación sobre el Santo Grial. Valencia, 21/06/2007.

(VERITAS) En la Última Cena, Jesús y los doce apóstoles usaron dos copas: una de plata para contener el vino, que actualmente se encuentra en Antioquía, y una con piedra de ágata que fue pasando de mano en mano con la que Cristo instituyó la Eucaristía, que se venera hoy en la Catedral de Valencia. Así lo señala la investigadora norteamericana Janice Bennett en su libro “St. Laurence and the Holy Grail: The Story of the Holy Chalice of Valencia” (Ignatius Press), por el que ha recibido recientemente la Insignia del Santo Cáliz, de la Cofradía del Santo Cáliz de Valencia.

Interesada por la historia del Santo Grial tras una visita a la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral en los años 90, Bennett analizó, durante años, numerosos documentos que mencionan la reliquia, comparó exhaustivamente el cáliz con vasos de celebraciones palestinas del siglo I a.C. e incluso realizó el mismo itinerario histórico que recorrió el Santo Cáliz hasta llegar a Valencia.

Nuevos estudios insisten en que el Grial que se conserva en Valencia es el de Jesucristo. Fuente: Diario La Razón. Fecha: 14 abril 2004.

Se utilizó en la Última Cena y desde 1424 está custodiado en la catedral de la capital de Túria.

Las últimas investigaciones históricas confirman que el cáliz que se conserva en la catedral de Valencia es el mismo que usó Jesús en la Última Cena. Esta reliquia es una copa de ágata pulida, de 7 centímetros de alto y 9 de diámetro. Los primeros estudios científicos sobre esta reliquia los llevó a cabo, en 1960, el profesor Antonio Beltrán, catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza.

En sus primeras conclusiones, el profesor Beltrán afirmó que el cáliz procedía de Oriente Medio y que había sido tallado entre el siglo II y el I a. C. Para datarlo lo comparó con otros cálices de piedra pulida, provenientes de Palestina y fechados en el siglo I a.C., que se conservan en el Bristish Museum de Londres. El aspecto actual de la copa está modificado por unos añadidos medievales: una base de calcedonia, unas asas y nudo de oro adornados con perlas y piedras preciosas.

Parsifal.

Otros estudios posteriores aportan más datos sobre su autenticidad. Por una parte el investigador alemán Michael Hesemann ha demostrado que existe una relación muy directa entre el período en que el cáliz de Valencia permaneció oculto en los Pirineos y el nacimiento de las leyendas griálicas. Según sus estudios Guiot de Provins, autor de Parsifal, estuvo al servicio del rey Alfonso II de Aragón y fue el primero en escribir sobre el tema. Para este estudioso alemán, al contrario de lo que afirman estas leyendas «el grial no es una metáfora de la búsqueda eterna de los hombres, sino una realidad y se encuentra en Valencia». La investigadora estadounidense Janice Bennett publicó en 2002 «St. Lawrence and the Holy Grail», el primer libro en inglés sobre el Santo Cáliz. En él sostiene la tesis de que la reliquia es verdadera y se apoya en un texto escrito por san Donato, en que cuenta la historia de san Lorenzo y como éste consiguió salvar el cáliz en el siglo III.

La tradición cuenta que en el siglo I la copa llegó desde Jerusalén a Roma en manos de Pedro. Era una reliquia fácil de ocultar y transportar, y Pedro, en cumplimiento del mandato de Jesús: «Haced esto en memoria mía», tenía motivos para conservarla. La fórmula para la consagración del canon romano, utilizado por los Papas durante siglos, parece corroborar la certeza de que el cáliz con el que celebraban la Eucaristía era el mismo que había utilizado Jesús. «Y tomando en sus manos éste cáliz…», dice la liturgia. Éste y no otro, parece sugerirnos.

Los sucesores de Pedro utilizaron aquel cáliz hasta la violenta persecución de Valeriano en el año 258. El Papa Sixto II, poco antes de su martirio, lo entregó a su diácono Lorenzo. Éste, que también sería martirizado, consiguió salvar el Grial de la destrucción, al enviarlo hasta su ciudad natal, Huesca, por mediación de un legionario paisano suyo.

Constancia documental.

En la catedral de la ciudad aragonesa permaneció el cáliz hasta que en el siglo VIII, para protegerlo de las tropas musulmanas. Acisclo, el obispo de Huesca, junto con un gran número de fieles cristianos, se refugió en las estribaciones de los Pirineos, en la cueva de Yebra, en el año 712, ante el rápido avance de los musulmanes que invadían España. Junto a él llevaba las reliquias y los utensilios sagrados, entre los que se encontraba el que, según la tradición, era el Cáliz que el mismo Jesús había consagrado el vino en la cena del Jueves Santo.

San Juan de la Peña.

El Santo Grial estuvo primero en la cueva de Yebra, más tarde en el monasterio de San Pedro de Siresa y finalmente en San Juan de la Peña, donde se conservó hasta el siglo XIV. Es aquí donde ya aparece constancia documental de la reliquia y la tradición se apoya, por primera vez, en referencias históricas. El rey de Aragón, Martín el Humano, enterado de la existencia del cáliz lo pidió en 1399 a los monjes para custodiarlo en el palacio de la Aljafería. Su sucesor, Alfonso el Magnánimo, trasladará la reliquia a Valencia en 1424. Éste será su emplazamiento definitivo, salvo en los periodos de la invasión francesa y la Guerra Cívil.

Una investigadora americana evidencia el origen del Santo Cáliz. Fuente: Diario ABC. Fecha: 19 febrero 2004.

En un libro compara el santo Grial que se venera en Valencia con vasos palestinos de la época del nacimiento de Cristo «que desvelan parecidos asombrosos»

La investigadora norteamericana Janice Bennett, ha publicado el primer libro que se edita en lengua inglesa sobre el Santo Cáliz de la Última Cena que se venera en la Catedral de Valencia. La obra incluye el primer estudio fotográfico comparativo entre la reliquia que se conserva en la capital del Túria y otros vasos palestinos datados en la época del nacimiento de Cristo, «que desvelan parecidos asombrosos», según señaló ayer el canónigo conservador de la Capilla del Santo Cáliz, Jaime Sancho.

El libro de Bennett, «The history of Holy Chalice», califica al Santo Grial como «la reliquia por excelencia» y hace el itinerario histórico que realizó el Santo Cáliz hasta llegar a Valencia, para lo cual ha analizado durante años manuscritos originales pertenecientes a la antigua Corona de Aragón.

El Cáliz de la Última Cena fue traído a Valencia en 1416 por el rey Alfonso El Magnánimo, procedente del monasterio de San Juan de la Peña, a donde había llegado la reliquia desde Roma y, antes, desde Jerusalén. El mismo monarca donó la reliquia en 1424 a la catedral. Sin embargo, en 1809, ante la inminente llegada de las tropas fue llevado a Alicante, y después a Mallorca e Ibiza, donde permaneció hasta su regreso a Valencia en 1812.

Para más información: Entrevista con Janice Bennett.

El Santo Grial, ¿realidad o ficción?.

Janice Bennett habla sobre la legendaria copa de la Última Cena.

Littleton (Colorado), 24 Nov 2004.- La historia del Santo Grial ha inspirado numerosos libros de ficción e imaginación, incluyendo películas muy populares. La verdad sobre la actual ubicación de este cáliz es menos clara.

Una investigadora, Janice Bennett, autora del libro publicado en Estados Unidos «St. Laurence and the Holy Grail» (Ignatius.com) cree que la historia del cáliz se puede seguir desde el viaje de San Pedro a Roma hasta que finalmente quedó custodiado en España.

Bennett posee un master en Literatura española por la Universidad de Colorado y un certificado de «Advanced Bible Studies» de la Escuela Católica Bíblica de Denver. Es miembro del centro español de Sindonología, con sede en Valencia, España.

Ha compartido con Zenit sus razones para creer que el Santo Cáliz que se venera en Valencia es la copa usada por Jesús en la Última Cena.

–¿Qué es exactamente el Santo Grial?. ¿Cómo responde usted a quienes dicen que es sólo una leyenda?.

–Bennett: Para los cristianos, el Santo Grial es y siempre ha sido la copa usada por Jesús para consagrar el vino en la Última Cena, el auténtico receptáculo que recibió la sangre de Cristo en el apenas instituído sacramento de la Eucaristía.

La gente de todos los tiempos se ha quedado un poco perpleja de que esta preciosa reliquia haya originado un importante número de historias fantásticas sobre guerreros, monjes y reyes que se embarcaban en su búsqueda.

Esto ha sido así no sólo para la gente medieval sino para personas de hoy, dada la actual popularidad de las leyendas sobre el Santo Grial y películas tales como «Indiana Jones y la Última Cruzada», en la que Indiana Jones descubre un gran número de posibles griales en la inverosímil ubicación de Petra, Jordania.

Lamentablemente, el grial que Indiana dice que es auténtico es el menos probable, históricamente hablando, porque está hecho de madera, un material poroso que estaba prohibido en la celebración de la Pascua judía.

Es innegable que Jesús utilizó una copa para la consagración y que esta copa es un objeto histórico, no un mito. Quizá a causa del misterio y fantasía que han rodeado a esta reliquia por excelencia, algunos investigadores actuales han creado un escenario por el que el Santo Grial podría estar relacionado con temas que van desde la Sábana Santa de Turín hasta María Magdalena.

Otros definen el Grial simplemente como un interrogante personal o una exploración del ser, o lo relacionan con toda suerte de antiguas leyendas y ritos de la fertilidad, conduciendo a una gran confusión como la que tenemos actualmente.

–¿Por qué llegó a investigar sobre su existencia y paradero?.

–Bennett: Mi marido y yo visitamos la Capilla del Santo Grial en la catedral de Valencia a principios de los años noventa. Pensé que era muy extraño que dijeran tener la copa usada por Jesús en la Última Cena, porque nunca oí nada parecido en los Estados Unidos.

La única información disponible era un pequeño folleto, no muy bien traducido al inglés, que mencionaba al Papa Sixto II, confiando la copa a San Lorenzo en el año 258 después de Cristo, y que San Lorenzo la envió a España en manos de un soldado español. También ofrecía una breve historia de la reliquia en España.

Años más tarde, cuando investigaba sobre reliquias en la Biblioteca Nacional de Madrid, recordé aquel folleto. Busqué información sobre San Lorenzo y encontré una traducción muy interesante de un documento que se dice escrito por san Donato, en el siglo VI, que no sólo contiene una biografía de los primeros años de San Lorenzo sino que confirma que este traslado tuvo lugar.

Al mismo tiempo, encontré un librito, escrito por el sacerdote responsable de cuidar la reliquia, a principios de la guerra civil española de 1936.

Cuando examiné las fotos de donde había sido escondida durante el conflicto –dentro de los cojines de un sofá, en el compartimento secreto de un armario y tras una pared de piedra–, me quedé verdaderamente sorprendida de las dificultades que la reliquia ha sufrido a través de los siglos.

Inmediatamente me dí cuenta que tenía que investigar la historia de esta copa en profundidad. El Santo Cáliz de Valencia no sólo reivindica su autenticidad sino que tiene detrás una larga tradición y una historia fascinante que apoya completamente esta afirmación.

–¿Qué se piensa que sucedió al Santo Grial inmediatamente después de la Última Cena?.

–Bennett: Muchos estudiosos creen que el Cenáculo –la habitación en la que tuvo lugar la Última Cena–, y el Santo Cáliz eran propiedad de la familia de san Marcos, el evangelista, que hizo de intérprete de san Pedro en Roma.

San Marcos y San Pedro vivían en relación estrecha y parece tener sentido que San Marcos diera la Santa Copa a San Pedro, por la simple razón de que era muy importante para los primeros cristianos usar reliquias en la liturgia, y Pedro era la cabeza de la Iglesia.

La tradición española afirma que San Pedro se llevó el Santo Cáliz consigo a Roma, donde lo pasó a sus sucesores hasta la persecución de Valeriano, en el año 258.

Debido al grave peligro de que la preciosa reliquia cayera en manos de los romanos, San Sixto II, sabiendo que pronto sería martirizado, confió la copa a su tesorero y diácono, San Lorenzo. Éste a su vez la dió a un soldado español pidiéndole que la llevara a Huesca, España, donde sabía que su familia se haría cargo de ella.

Esta antiquísima tradición se apoya en muchos factores: el cánon romano de la Misa, el hecho de que la copa no se menciona en Roma hasta el siglo III, varios documentos, y la presencia tradicional e histórica del Santo Cáliz en España.

–¿Cuál es su teoría sobre la historia del Santo Grial y la actual ubicación?.

–Bennett: Mucha gente cree que hay cientos de posibilidades sobre el auténtico Santo Grial, según el viejo dicho de que si se reunieran todos los pedazos de la Verdadera Cruz extendidos por el mundo, habría madera suficiente para una docena de cruces. No es éste el caso.

Es verdad que en el siglo XVI había unas 20 copas que reivindicaban el honor de ser la auténtica usada por Jesús en la Última Cena. Pero hoy ninguna de ellas es considerada auténtica, con la excepción del Santo Cáliz de Valencia y la copa de plata de Antioquía.

La copa de plata de Antioquía tiene una capacidad de dos litros y es demasiado grande para poder pasar de mano en mano, en torno a la mesa de la Última Cena durante la comunión eucarística. Lo interesante, sin embargo, es el hecho de que san Jerónimo mencionara que había dos copas sobre la mesa de la Última Cena, una copa de plata que contenía el vino para la cena, y una de piedra que fue usada para la institución de la Eucaristía.

Sólo el Santo Cáliz de Valencia, con la parte superior de piedra de ágata, responde a la descripción de san Jerónimo acerca de la copa usada por Cristo en la consagración. Cuando se examina su tradición e historia en detalle, es completamente evidente que todo concuerda. No creo que alguien pueda desautorizar la teoría de que el Santo Grial es en efecto el Santo Cáliz de Valencia, España.

–¿Qué fábulas modernas equivocadas han detectado los modernos estudiosos sobre el Santo Grial y sobre quienes estuvieron implicados en su traslado?.

–Bennett: Cuando hablamos del Santo Cáliz de Valencia, uno de los problemas ha sido una laguna de información sustancial y sobre los hechos que van más allá de la tradición de San Lorenzo, y otra ha sido la afirmación errónea de que hay muchos griales que reclaman ser el que el Papa Sixto II dió a San Lorenzo.

Los hechos a menudo se mezclan con afirmaciones falsas y material legendario, de tal manera que hacen dudar sobre la posibilidad de llegar a saber la verdad.

Un serio rival de la tradición de San Lorenzo, al menos en la opinión popular, es la leyenda de que José de Arimatea llevó el Santo Grial a Inglaterra.

Está basada en el poema «Joseph of Arimathea», del poeta Robert de Boron, que confirma la leyenda apócrifa de Nicodemo, añadiendo que José de Arimatea llevó el Grial a Glastonbury, para unir la cristiandad a los huesos del legendario Arturo que se suponía habían sido enterrados allí.

Narra que José de Arimatea recogió la sangre de Cristo en una vasija que fue usada como bandeja para el pan y el cordero pascual en la Última Cena, y luego la entregó al Dios celta Bron que la llevó a Occidente como un talismán de inmortalidad.

No es difícil comprender que esta leyenda no se basa en nada jamás probado y el grial en este caso no es una copa histórica, sino más bien una bandeja que no existió en realidad. Nos encontramos ante un ejemplo perfecto de mezcla de fantasía y realidad, literatura y leyenda que permite muchas discusiones sobre el Santo Grial.

–¿Por qué el Santo Grial debería interesar a los cristianos en la actualidad?.

–Bennett: El Santo Grial debería interesar a los cristianos de hoy por la misma razón de que siempre ha sido venerado, a través de los siglos, como la copa usada por Cristo para instituir la Eucaristía.

Es muy apropiado que este último «descubrimiento» sobre el Santo Grial coincida con el Año de la Eucaristía, que fue proclamado por el Papa Juan Pablo II, en la fiesta de Corpus Christi en junio y empezó en octubre. En la celebración de este sacramento, tan central a la fe, a lo largo de todo el año, los católicos están llamados a honrar la Eucaristía para recibirla con más fe y reflejar más profundamente su significado en sus vidas y en la vida de la Iglesia.

La historia del Santo Cáliz de Valencia es un hermoso recuerdo de la importancia de este sacramento en la vida de la Iglesia, tan evidente en el cuidado por conservar a través de los siglos la vasija usada por Cristo en la institución de la Eucaristía.

La historia inicia con san Pedro, primera cabeza de la Iglesia, que llevó la copa sagrada a Roma para usarla en la liturgia de la Misa. Sigue con los santos Sixto y Lorenzo, ambos martirizados por rehusar entregarlo a los romanos.

La Iglesia en España protegió la vasija de la invasión musulmana en el siglo VIII y años más tarde vemos el mismo respeto y heroico valor en quienes salvaron la copa de la destrucción durante la guerra de independencia y la Guerra Civil españolas.

Gracias a su deseo personal, en 1982 el Santo Padre fue el primer Papa en celebrar la Misa con la reliquia desde san Sixto II en el siglo III, y hoy los cristianos de todo el mundo pueden venerar esta copa tan especial.

Este es un milagro de nuestros días que puede darnos ocasión para profundas reflexiones sobre la importancia de la Eucaristía en nuestra vida diaria, de manera que podemos públicamente proclamar que el sacrificio de Cristo es para la salvación del mundo entero, como desea el Santo Padre.

Fuente : Agencia de Noticias Zenit.

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