12 julio 2008, 0:32

Una síntesis histórica sobre el urbanismo del s. XX (IV). 

3. E. J. Le Corbusier, la Carta de Atenas y los CIAM. 

La complejidad espacial y la diversidad social de cualquier ciudad se encuentran en conexión. Los significados predominantes que el terreno tiene para la población, nos plantea la cuestión de cómo los espacios urbanos se organizan por sus funciones. Frecuentemente se utiliza el término ciudad para caracterizar tipologías muy diferentes y se abarcan determinadas ideologías : a) organicismo: como un todo orgánico; b) continuismo: como permanencia y continuidad histórica; c) evolucionismo: como las transformaciones de relaciones quedan y desaparecen, no se paralizan; d) funcionalismo: como descomposición en zonas para usos y densidades. 

En los campos de la Ecología, Geografía y Economía urbanas se ha desarrollado un lenguaje propio para hablar de funciones, y los urbanistas han considerado la zonificación como una teoría ideal urbanística. Que refleja la mayor preocupación del urbanismo, el de garantizar la rentabilidad de las inversiones. Es esencialmente una distribución del espacio que corresponde a la división del trabajo y las relaciones de producción propias de las grandes ciudades. La ciudad moderna es considerada como un lugar de negociación y de oposición entre actos colectivos.

Desde el año 1933 en que se configuró la ya conocida Carta de Atenas en el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) con 94 puntos que expresan una nueva línea urbanística, un análisis práctico de 30 ciudades como resumen de una forma de enfocar el urbanismo, hasta la actualidad. E.J. Le Corbusier manifestó en una serie de principios fundamentales las funciones principales : a) habitar; b) trabajar; c) recrear; d) circular. Se centró en el concepto de viviendas, por un lado, y por el otro continua la discusión de nuevos modelos globales de ciudad. Considera el problema de la circulación y la densidad, como objetivo de la Carta, donde también se menciona la desordenada fragmentación del suelo, fruto de las divisiones, de las ventas y la especulación, que ha de ser sustituida por una economía básica de reagrupamiento. Se han de calcular de hecho las relaciones entre los varios lugares dedicados a las aglomeraciones de forma que se determine una justa proporción y razón entre los volúmenes edificados y los espacios libres.

Si releemos la Carta de entre los ya expuestos manifiestos de E.J. Le Corbusier, encontramos que la máxima atención se encuentra dedicada a la preocupación por conseguir calidad en cuanto a la estructuración y distribución de la edificación en el proceso urbanístico, seguido de la búsqueda de una calidad en las comunicaciones, mediante una buena disposición de los viales, dar importancia a la aparición de espacios verdes y libres, el ofrecimiento de equipamientos de mínima calidad para los ciudadanos, además de la preocupación por el problema de la densidad y aglomeración, así como por la limpieza y conservación urbana.

En las actas anteriores y posteriores de los CIAM el tema a partir del cual se quiere plantear y resolver los problemas de la ciudad en la era industrial y mejorar la calidad de vida, es el de la residencia y sus relaciones funcionales. En la Carta de Atenas se afirma que el caos urbano, es consecuencia de la mezcla de funciones, entonces los autores deciden separar cada uno de los espacios en que se realizan las mencionadas funciones.

En el CIAM de París (1937), dedicado al estudio del problema de la vivienda, se trata preferentemente la intención de configurar la ciudad funcional, y canalizar el gran y grave problema político y social del crecimiento incontrolado de las ciudades, siguiendo la clasificación de funciones, el bloque seriado, la edificación en altura, el espacio desurbanizado y la autonomía de la circulación rodada y peatonal.

E.J. Le Corbusier ya nos plantea como punto de partida del procedimiento urbanístico, la reinserción del ciudadano en la naturaleza, así los tres materiales del urbanismo contemporáneo: a) aire puro; b) sol; c) vegetación; con las correspondientes aportaciones de la técnica moderna, le permitirán proponer el proyecto de edificación de la ciudad-jardín. Ofreciendo la ventaja de situar la vivienda dentro de un marco natural y de organizar servicios comunes que faciliten la administración de suministros, buscando mejorar las actuales circunstancias de las grandes ciudades.

En el urbanismo inglés, es necesario mencionar las experiencias pioneras de las Garden City (Ciudad-Jardín) que se fechan en E. Howard ya en el año 1898 y expresan la concepción de una ciudad en forma de anillos concéntricos, con los edificios públicos en el centro, y después las viviendas, con un elemento intermedio agrícola, antes de llegar a la zona industrial más periférica. Asimismo, el año 1904 T. Garnier, planificará una ciudad industrial, desde un enfoque racionalista, que predominará hasta la Iª Guerra Mundial.

Como consecuencia del urbanismo organicista de la escuela de L.K. Hilbersheimer, concepción que se extenderá por Alemania y el continente europeo, así como por Nortemérica y EE.UU. a partir de terminada la IIª Guerra Mundial, se iniciará en la segunda postguerra la aparición de dos movimientos:

1) Townscape (Paisaje Urbano), que refleja un nuevo ambiente urbano de las zonas excéntricas, la proyección de barrios nuevos en las ciudades tradicionales, y la reestructuración de las áreas centrales.

2) Garden City (Ciudad-Jardín), que consolida con la finalidad esencial de adaptar el progreso de la industrialización, sin que el hombre pierda el contacto con la naturaleza.

Durante la segunda mitad del s. XX, el racionalismo arquitectónico representado por R. Neutra que de entre sus propuestas encontramos el psicotopo, la ciudad considerada como un hogar desde una concepción psicológica y topográfica, recoge los principios de la arquitectura social de F.Ll. Wright en Norteamérica, adquiriendo ahora posibilidad de resonancia en este momento de distensión política de la postguerra.

A partir de la década de 1950, los urbanistas y arquitectos de los países industrializados se confrontan con la tarea de satisfacer una demanda de viviendas cada vez mayor. El progreso tecnológico lleva a los colosos de la industria a monopolizar la construcción urbana, y el resultado fue la proliferación de vastas estructuras residenciales en la periferia de las grandes ciudades.

La realidad es que la vivienda fabricada en serie, se convierte en el método de construcción más rígido, rápido y barato, que se extiende imperiosamente más allá de las fronteras nacionales e ideológicas, constituyéndose prácticamente en la única conexión entre Oriente y Occidente. Los carrilles de grúa y las fábricas de cemento hacen estragos en todos las poblaciones y áreas urbanas del mundo. El sistema estándar fabril de viviendas, ha dado origen a una arquitectura internacional, a un patrón funcional, uniforme y lineal de edificio moderno.

El CIAM de 1953 celebrado en Aix-en-Provence (Francia) sobre el estudio del hábitat humano, se plantea el construir como una actividad elemental del hombre, coligada a la evolución de la vida y a la necesidad de la arquitectura para la satisfacción de las exigencias materiales, y espirituales de la vida presente. El urbanismo es la ordenación de los lugares y locales, que abarcan los desarrollos en todas sus manifestaciones colectivas e individuales.

Pero la realidad es que el aumento de población y aglomeración, el centro de tráfico, el vecindario de viviendas, el suburbio industrial, la vieja ciudad en conjunto que tenía una integración muy grande, ha disociado sus funciones.

Como consecuencia en la década de los años 1950, H. Bernoulli desarrolla desde Italia la tesis de que las relaciones entre la propiedad del suelo y la arquitectura de la ciudad, deben constituirse al límite de la política, cree necesario que el espacio urbano sea de la colectividad, afirmando que la fragmentación del suelo es el mal principal.

Esta idea será recogida posteriormente por A. Rossi en la siguiente década, proponiendo el concepto de locus urbis, a partir del cual la ciudad distinguida en partes diversas y desde el punto de vista formal e histórico, concluye hechos urbanos complejos. Se establece una relación singular entre situación y construcción locales. El barrio cambia los aspectos ambientales y su área de residencia, sobre la cual persiste en el tiempo a pesar del transcurso de su evolución urbana.

Es ocasión, de lamentar la aparición de grúas de elevación, jardines asfaltados, y extensas pavimentaciones, que llenan el vacío espacio funcional. El neutro sistema cartesiano del funcionalismo, ofrece en cierto sentido, todas las posibilidades, pero es fundamental que se llene de vida. Por esta razón, E.J. Le Corbusier en 1957, y ya en sus últimas creaciones, pretendió espacios más expresivos y las estructuras en racimo de los modernos proyectos urbanísticos.

Continuación …

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