Pedro el Venerable, abad benedictino de Cluny
Queridos hermanos y hermanas: en la catequesis de hoy recordamos a Pedro el Venerable, Abad de la célebre Abadía benedictina de Cluny, donde falleció el mil ciento cincuenta y seis.
Es un ejemplo admirable de asceta riguroso consigo mismo y comprensivo y afable con los demás, de íntima unión con Dios y de la delicadeza fruto de la caridad cristiana. Esto hizo de él una destacada figura de mediador y de reconciliador, tanto en el ámbito del Monasterio como en el agitado mundo circunstante de su tiempo. Solía decir que se obtiene más de una persona con comprensión, que irritándola.
Se preocupó de fomentar el espíritu eclesial, para que cada cristiano sintiera el palpitar del Cuerpo de Cristo, que es toda la Iglesia. En un clima de intransigencia, favoreció también un mejor conocimiento de los no cristianos, como los judíos y musulmanes de entonces. Fiel al ideal de San Benito, introdujo en Cluny la fiesta de la Transfiguración, como expresión litúrgica de la aspiración a contemplar el rostro glorioso de Cristo.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos acompañados por el Cardenal Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo de Sevilla, a las Superioras Mayores de las Mercedarias de la Caridad, así como a los demás grupos procedentes de España, Chile, México y otros países latinoamericanos. Que el ejemplo de Pedro el Venerable impulse a todos a vivir como verdaderos discípulos de Cristo.
Muchas gracias por vuestra atención.
Continuación …