22 noviembre 2012, 18:20

Testimonio de la quema de las iglesias en Buenos Aires (Argentina).

Texto extraído del libro escrito por el doctor Ambrosio Romero Carranza titulado “Itinerario de Monseñor de Andrea”, original disponible en Iberlibro (Buenos Aires, Argentina). El Obispo de Temnos murió el 23 de junio de 1960.

¨Mussolini vivió enfrentado con Pío XII, quien lo obligó a poner fin a su persecución religiosa. Hitler, a su vez, fue impedido de llevar al extremo su plan de descristianización de Alemania por la guerra mundial que, causando su completa derrota, lo determinó a suicidarse en un sótano en Berlín. En cambio Perón no se ve contenido por nada ni por nadie.¨

¨Sus discursos toman a fines del año 1954, un carácter violentamente anticatólico. El Episcopado es insultado y amenazado. El clero no puede salir a la calle vestido con sotana. Manifestaciones peronistas llevan públicamente figuras de sacerdotes ahorcados¨.

¨El grito de ¡ Viva Perón !. Es acompañado ahora por el de ¡ Mueran los curas !. La enseñanza religiosa es suprimida en las escuelas. El divorcio absoluto es implantado. Algunos sacerdotes apóstatas tienen a su disposición las radios para diseminar especies injuriosas respecto de la Jerarquía Eclesiástica. Se piensa en constituir una Iglesia argentina nacional que no obedezca a las órdenes de la Santa Sede ni del Episcopado: algo así como un presbiterianismo criollo.¨

¨Tanto desmán, tanta calumnia, tantos manejos indignos contra la Religión y la moral, producen una gran reacción en el catolicismo. Hasta quienes se habían comprometido más con el peronismo, abren al fin los ojos y comprenden qué tipo de hombre y que clase de regimen de gobierno están apoyando.¨

¨El episcopado se opone a la ley que abre las casas públicas y que establece el divorcio absoluto. Los sacerdotes predican desde el púlpito la resistencia a las leyes inmorales, y protestan indignados contra la campaña destinada a denigrar al clero.¨

¨Otro motivo más de controversia es el asunto de la U.E.S. (Unión de Estudiantes Secundarios).¨

¨Perón ha fundado una asociación deportiva para estudiantes secundarios de ambos sexos que él fomenta personalmente; y corre la voz de que en esta asociación ocurren muchas cosas de dudosa moralidad. En Córdoba el clero constituye una asociación estudiantil que se opone a la U.E.S., y alcanza mayor éxito que ella. Pero se siente agraviado como si las socias de la U.E.S fueran de su propiedad y amenaza con lanzar sus huestes contra las iglesias.¨

¨Llega el mes de junio de 1955, y la tensión entre Perón y el catolicismo alcanza un grado extremo y hace crisis con motivo de la procesión de Corpus-Christi proyectada el 11 de ese mismo mes. La Policía prohibe esa procesión, sin embargo ésta se efectúa con un éxito maravilloso. Todo Buenos Aires se vuelca en la Plaza de Mayo, y luego recorre la Avenida de Mayo hasta la Plaza del Congreso, en el mayor silencio. A ese desafío resuelve contestar con una canallada y una calumnia: hace quemar una bandera argentina y luego declara que esa felonía fue cometida por los católicos en la Plaza del Congreso, después de haberla arriado para hacer flamear en su lugar la bandera del Papa

¨Cuando el Papa Pío XII, siendo aún el Eminentísimo Cardenal Eugenio Pacelli, estuvo en Buenos Aires con motivo del Congreso Eucarístico Internacional realizado en 1934, advirtiendo la estrecha unión de la Iglesia con nuestra patria, dijo que la Religión católica se encontraba hasta tal punto entretejida con la historia nacional de la Argentina, que si alguno de sus gobernantes intentase separar la una de la otra, se vería obligado a desgarrar sus páginas más gloriosas, a borrar los nombres de sus héroes más ilustres, a suprimir la invocación a Dios en la Constitución y a quemar su bandera símbolo de todas sus glorias patrias. (Citado por el Dr. Manuel Río en su folleto titulado:S.S.Pío XII e la civilitá argentina, Roma, pág.11).

¨¡Palabras proféticas ¡. Veintiún años después, un Presidente argentino, en su loco afán de destruir la unión de la Iglesia con la Argentina, renegaba de nuestra historia patria, arrojaba lodo sobre nuestros próceres y ¡ hasta ordenaba quemar nuestra bandera para imputar ese delito a una manifestación católica ¡¨.

Con suma hipocresía el gobierno decreta actos oficiales para desagraviar la bandera ¨incendiada por los católicos¨. Y todas las reparticiones públicas, comenzando por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se pliegan a esos pretendidos desagravios. Además Perón hace recorrer las calles porteñas por elementos de la Alianza Libertadora Nacionalista, los cuales son fascinerosos a sueldo que, dando gritos de ¡ Viva Perón! , ¡ mueran los oligarcas ¡, golpean y maltratan a hombres, mujeres, niños y ancianos para llevar el pánico a los enemigos del régimen y amedrentar a los opositores. Las casas de estos son marcadas con pintura roja. Corre la voz de que el barrio norte será incendiado. Y se pretende asaltar la Catedral durante la tarde del 12 de junio. Cuatrocientos jóvenes católicos acuden, completamente desarmados, para impedir con su presencia ese atropello. Ante la actitud valiente y decidida de esa juventud heroica, las bandas peronistas se detienen, limitándose a apedrear a los jóvenes que permanecen inmóviles en el atrio de la Catedral. Un protestante, al ver ese espectáculo, cruza la calle Rivadavia y se une a los católicos, manifestando: Eso es una lucha entre la civilización y la barbarie, y yo me pongo de lado de la civilización.

¨Como mucho son heridos por las piedras, los jóvenes resuelven entrar a la Iglesia Matriz y cerrar las puertas. Se hace presente la Policía, pero no en defensa de los atacados sino de los atacantes. Y los cuatrocientos defensores de la Catedral son detenidos a las doce de la noche y trasladados al Penal de Villa Devoto.¨

¨Otra venganza más de Perón es la de hacer encarcelar al Obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Manuel Tato, y al Canónigo de la Iglesia Catedral, Monseñor Ramón Novoa, acusándolos de haber promovido la manifestación del 11 de junio. El Dr. Manuel Río (actual Embajador argentino ante la Santa Sede) acude para defender profesionalmente a los dos acusados y es también detenido en el Departamento de Policía. Sin permitir que se se despidan de sus parientes y sin dejarlos llevar más que lo puesto, los dos prelados son embarcados en un avión, rumbo desconocido. Felizmente el avión tiene que hacer escala en Lisboa, y los detenidos pueden bajar y trasladarse a Roma. Enterado Pío XII de lo ocurrido, excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este atropello. A su vez el Episcopado argentino publica una pastoral denunciando la persecución que sufre el catolicismo en general y el clero en particular. El ambiente de terror y de inseguridad en que se vive va en aumento. La nueva Mazorca, es decir, los componentes de la Alianza Libertadora Nacionalista, recorren continuamente las calles en ¨jeep¨ cometiendo una serie de atropellos.¨

Un Día Trágico.

¨Llega entonces el día más trágico de nuestra Historia.¨

¨El 16 de junio de 1955, la Marina argentina, se lanza, valientemente, en contra del régimen de oprobio y opresión establecido en nuestra patria. Vuelan sobre Buenos Aires los aviones de la Marina y bombardean la Casa Rosada. Pero no logran su objetivo: prevenido el tirano, ha tenido tiempo de huir y refugiarse en el Ministerio del Ejército. Desde allí busca su salvación ofreciendo a militares amigos todo cuanto le pidan. Y a fin de tener rehenes para cebar en ellos su venganza o para amenazar con su fusilamiento si los marinos continúan bombardeando la ciudad, ordena encarcelar a todos los miembros del clero.¨

¨A las dos de la tarde, la Policía concurre a casa de Monseñor de Andrea y lo lleva detenido. Su sobrino, el presbítero Miguel Angel de Andrea, manifiesta que lo acompañará. Tío y sobrino detenidos en la Comisaría 3ª. Allí oyen como siguen cayendo bombas hasta que se produce un gran silencio. El Ejército no ha secundado aquel movimiento libertador y la Marina ha tenido que rendirse.¨

¨Monseñor continúa preso y, mientras permanece en la Comisaría, a las cinco de la tarde su Iglesia que tanto ama, que ha cuidado con tanto esmero y en la cual ha desempeñado su apostolado religioso y social en bien del pueblo durante cuarenta y tres años, es asaltada e incendiada a vista y paciencia de la Policía y de los bomberos. Los bancos de la Iglesia son amontonados por los asaltantes para hacer con ellos una pira incendiaria; la sacristía completamente destruída. Junto con su archivo. Los tabernáculos son abiertos a hachazos; en el Altar Mayor, el Sagrario contiene un copón lleno de hostias consagradas, un asaltante tira las hostias dentro del Sagrario y roba el copón.¨

¨Esa misma tarde, otras Iglesias son igualmente asaltadas, saqueadas e incendiadas.¨

¨Buenos Aires nunca había presenciado, en sus cuatrocientos años de existencia, un espectáculo tan bochornoso. Jamás había visto cometer los sacrilegios que ese día se realizaron impunemente con la ayuda y cooperación de un gobierno que en sus primeros años había hecho gala de catolicismo. El Palacio Arzobispal y ocho iglesias son incendiadas por elementos peronistas¨.

¨El Palacio Arzobispal es el primero en sufrir el ataque de esos bandidos que no solo incendian el edificio y sus muebles, sino sus valiosos archivos donde estaban compendiados toda la historia de nuestra patria.¨

¨80.000 legajos, con sus documentos que remontaban al tiempo de la Colonia, son pastos de las llamas, las que destruyen puertas, ventanas, piso y techos, no quedando más que las vigas de hierro y trozos de paredes ennegrecidas por el humo.¨

¨La Catedral solo se salva porque allí se encuentra la tumba del General don José de San Martín, pero su sacristía es también saqueda y luego incendiada, perdiéndose todo cuanto contenía.¨

¨San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicolás de Bari y las Victorias, son asaltadas, profanadas, saquedas e incendiadas.¨

¨Una de las iglesias que más sufre es precisamente, la que con mayor razón nunca debíó haber sido tocada por el Presidente de la República: San Francisco. Esta Iglesia ha sido la primera que se construyó en Buenos Aires. El solar que ocupa fue donado a los franciscanos por Don Juan de Garay. Y estos se distinguieron muy especialmente en su benéfica obra de evangelización a los indios y educación de los criollos. Cuando llegó el momento de nuestra independencia y organización nacional, dió esa Orden patriotas tan distinguidos como Fray Cayetano Rodríguez y Fray Mamerto Esquiú. La Argentina tiene , pues, un agradecimiento muy grande con los hijos espirituales de “il poverello” de Asis. Pero el Dictador antiargentino, que no ha respetado ni siquiera, la bandera de su patria, tampoco respetará ese solar histórico. Y en la noche del 16 de junio la Iglesia de San Francisco se convierte en una inmensa hoguera. También son incendiadas, una a una, las celdas de los franciscanos. A mi me toca, como a tantos argentinos, ser testigo presencial de esa noche de horror. Primero contemplo el incendio de San Nicolás. Salen los asaltantes cubiertos con las casullas y llevando en sus manos los candelabros e incensarios. La Policía los protege y los bomberos, instalados en la calle Santa Fe, con sus carros y sus mangueras, no se mueven. Las llamas saliendo de las ventanas del despacho parroquial, lamen las paredes de las casas de departamentos vecinos. Una mujer se asoma a una ventana y grita: ¨¡ Se incendia mi casa ¡¨, pero los bomberos no se apresuran a usar las mangueras, y muy despacio, con desgano premeditado, empiezan a lanzar agua.¨

¨Me avisan que los Padres Redentoristas de Las Victorias están tocando las campanas de su Iglesia para pedir auxilio. Acudo allí en seguida. Los asaltantes asustados huyen. Un amigo mío entra a la capilla superior, y un anciano redentorista que está rezando de rodillas, creyendo que es un incendiario exclama: ¡ Basta de incendiar!¨.

¨El padre Wagner ha sido duramente golpeado por los asaltantes. Pocos días después muere a consecuencia de la conmoción sufrida. El padre Baztán y el padre Leo permanecen en la Iglesia. Con ellos y los vecinos que han acudido, apagamos el fuego…¨

¨Me traslado a Plaza de Mayo. Arde aún el Palacio Arzobispal. Unos soldados duermen con placidez en un camión. El cielo está enrojecido por el resplandor de las llamas que envuelven la alta cúpula de San Francisco. Una multitud contempla en silencio la catástrofe. Más allá, Santo Domingo, que ya no arde, es un agujero negro y ahumado. Frente a la Iglesia de San Ignacio. Gran cantidad de imágenes sagradas se encuentran en la vereda y en la calle.

Todas han sido mutiladas. Hombres y mujeres les colocan flores y muchos, arrodillados, les rezan ¡ Espectáculo único en el mundo ¡. Ni en la Rusia soviética habían sido incendiadas las iglesias ni mutiladas sus imágenes. Solamente en Madrid, durante la revolución española, los rojos realizaron cosas parecidas.¨

A las 4 de la madrugada del 17 de junio, Monseñor de Andrea y su sobrino reciben orden de prepararse para partir ¨a un largo viaje¨, sin decirles adonde se los llevan. Un camión celular de la policía los espera en la puerta de la comisaría. Es de aquellos que no tienen celdas particulares sino dos bancos corridos uno enfrente del otro. Desde las 4 hasta las 8, el camión da vueltas por Buenos Aires, deteniendo varias veces su marcha en diversos lugares para hacer subir a más sacerdotes encarcelados. Allí suben, también dirigentes de diferentes sectores políticos.

Esto es una verdadera unión democrática – comenta uno de ellos.

¨Después de andar un trecho, el camión se detiene. Se oye el ruido de una puerta que se abre. Han entrado en la cárcel de Villa Devoto. En el Cuadro Nº1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los cuales se cuentan el Padre Sojo y los Jesuitas del Colegio Salvador, el Padre Virgilio Filippo y el Obispo de la diócesis de San Nicolás, Monseñor Silvio Martínez, quien ha sido detenido con los Agustinos. En una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Monseñor Gustavo J. Fanceschi.

¨Los vidrios del Cuadro se encuentran rotos, y el frío es intenso. Pero a ninguno le está permitido recibir abrigos.¨

¨Al enterarme que Monseñor de Andrea está preso en Villa Devoto, me traslado con el Dr. Esteban Ochoa. Pedimos entrar a visitar a Monseñor, y no nos dejan. Queremos dejarle ropa de abrigo que le llevábamos y nos dicen que no se puede entregarle nada. ¡ Caso curioso ¡, ese 17 de junio nos empeñamos con el Dr.Ochoa en entrar en la cárcel de Villa Devoto y no lo conseguíamos. Tres meses después, cuando no lo deseamos, fuimos los dos detenidos y alli llevados en un camión celular.¨

¨En aquel 17 de junio, a la hora de almorzar, los carceleros llevan al Cuadro Nº 1 una gran olla, y a cada uno de los sacerdotes presos se les da un plato y un panecito. Luego se le sirve sopa de fideos, pero no se les proporciona cucharas.Todos, incluso Monseñor, deben tomarlas a sorbos.¨

¨Los retretes no tienen puertas y están increiblemente sucios. Monseñor Franceschi increpa a un policía exclamando:

He recorrido todo el mundo, he llegado a la India, y en ninguna parte he visto una iniquidad semejante. ¿ Sabe Ud. donde ocurrió algo similar?. ¡ En Roma, en tiempos de Nerón!.

¨A la tarde se los traslada al Cuadro Nº 2, que no es mucho mejor. Todos tiritan de frío. A la noche de nuevo se le da un plato de sopa con un panecito. Como alguien pide algo más de comer, se le reparte un panecito más a cada uno.¨

A las 11 de la noche se les despierta sin decirles para qué y se los lleva a un salón de la Cárcel.

Muchos creen que serán fusilados. Pero al fin se les comunica que van a ser puestos en libertad y que sólo fueron llevados a Villa Devoto, ¡ para preservarlos de las iras del pueblo !.

Monseñor de Andrea llega a casa de su sobrino. Allí lo encontré sereno y sonriente como siempre. Era, pocos días después, cuando vuelve a su Iglesia incendiada y semidestruída, ya no sonríe. Es el 29 de junio. La clausura a San Miguel ha sido levantada por la policía, y Monseñor ha resuelto celebrar el día del Pontífice con una misa vespertina a las 19 horas.

Un público extraordinario se congrega en la Iglesia. Media hora antes de la ceremonia el recinto está colmado. La gente desborda la calle Bartolomé Mitre y Suipacha. Cuando llega el Obispo de Temnos en un automóvil, la concurrencia lo aclama y lo saluda agitando sus pañuelos. Con dificultad Monseñor penetra en la Iglesia. Al llegar frente al altar de Santa Teresita, avanza hasta el Altar Mayor de rodillas manteniendo esa actitud durante toda la ceremonia religiosa. La misma es seguida con hondo recogimiento. Y es seguida no solo por quienes han podido entrar, sino también por las numerosas personas que han quedado afuera. Un jóven ha trepado por la puerta de hierro y, sosteniendose sobre el basamento de una de las columnas del frente, dirige desde allí los rezos y los cánticos. Cuando termina la Misa, y aquel jóven comunica que Monseñor va a hablar, todo el mundo guarda silencio. El Obispo de Temnos expresa que, como desagravio a los sucesos registrados el 16 de junio, llevará en adelante luto no sólo en su espíritu, sino también en su cuerpo. Por tanto renuncia a los ornamentos morados y a la capa de seda de su investidura episcopal para usar, en adelante, el sencillo traje telar…

Continuación …

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