1 diciembre 2006, 12:18

 

Sumario del viaje apostólico a Turquía, 29-30 noviembre
viernes, diciembre 1, 2006, 12:18 | FPC
 
Visita a la Iglesia Patriarcal de San Jorge.

Ciudad del Vaticano, 29 nov 2006 (VIS).- Después de aterrizar esta tarde en el aeropuerto de Estambul procedente de Esmirna, Benedicto XVI se dirigió en automóvil al patriarcado ecuménico de Constantinopla, centro de la ortodoxia en todo el mundo, donde reside Su Santidad Bartolomé I.

El patriarcado ecuménico es "primus inter pares" respecto a los otros patriarcados de la ortodoxia y el primado de Constantinopla encarna canónicamente la unidad de la ortodoxia y coordina sus actividades. Su jurisdicción eclesiástica comprende, además de Estambul, cuatro diócesis turcas, el Monte Athos, Creta, Patmos y las islas del Dodecaneso y como consecuencia de las migraciones, diócesis en Europa Central, Occidental, las Américas, Pakistán y Japón. También dependen del patriarcado ecuménico los ortodoxos de todo el mundo en aquellos territorios que no están sujetos a la jurisdicción directa de los otros patriarcados ortodoxos.

La sede del patriarcado ha estado durante siglos junto a la Catedral de Santa Sofía. Tras la caída de Constantinopla en 1453, fue trasladada a otros barrios de Estambul y desde 1601 se encuentra en el barrio de Fanar.

La Iglesia patriarcal de San Jorge, construida en 1720, se encuentra junto al patriarcado. Carece de cúpula, según la regla establecida por los otomanos después de la conquista de la ciudad, ya que se considera prerrogativa exclusiva de las mezquitas y de los edificios ligados con la tradición islámica. Custodia, entre otras, parte de las reliquias de los santos Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo que Juan Pablo II entregó al patriarca Bartolomé I en noviembre de 2004.

A las 19,30, el Santo Padre y Su Santidad Bartolomé I participaron en un acto litúrgico de oración en la Iglesia patriarcal.

Después del discurso del patriarca ecuménico de Constantinopla, Benedicto XVI dijo unas palabras.

El Papa manifestó su alegría por poder estar en esta Iglesia Catedral "mientras rezamos juntos al Señor y recordamos los importante eventos que han sostenido nuestro compromiso en trabajar por la plena unidad de católicos y ortodoxos. Deseo recordar, sobre todo, la valiente decisión de cancelar la memoria de los anatemas de 1054".

Tras subrayar que las "nuevas relaciones entre las Iglesias de Roma y de Constantinopla se han desarrollado sobre el fundamento del amor recíproco", Benedicto XVI afirmó que "en numerosas declaraciones de compromiso compartido y en muchos gestos de gran significado han evidenciado signos de este amor".

"Me alegro -continuó- de estar en esta tierra tan estrechamente vinculada con la fe cristiana, donde muchas Iglesias florecieron en tiempos antiguos. Pienso en las exhortaciones de San Pedro a las comunidades cristianas primitivas (…) y en la rica mies de mártires, de teólogos, de pastores, de monjes y de santos hombres y mujeres que han generado estas Iglesias a lo largo de los siglos".

El Santo Padre dijo que los santos obispos y doctores de la Iglesia Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo, cuyas reliquias se veneran, parte en la basílica vaticana y parte en esta catedral, "son dignos intercesores nuestros ante el Señor".

"En esta parte del mundo oriental se han celebrado los siete concilios ecuménicos que ortodoxos y católicos reconocen como autoridades para la fe y la disciplina de la Iglesia. Son pilares permanentes y guías en el camino a la plena unidad".

El Papa concluyó expresando la esperanza de que este encuentro "refuerce nuestro afecto recíproco y renueve nuestro compromiso común de perseverar en el itinerario que lleva a la reconciliación y a la paz de las Iglesias".

Terminada la ceremonia, Benedicto XVI se trasladó a la "Casa Roncalli", que fue la residencia y sede del delegado apostólico en Turquía monseñor Angelo Roncalli, futuro Papa Juan XXIII, que vivió en este país entre 1935 y 1944.

PV-TURQUIA/PATRIARCADO ECUMENICO/ESTAMBUL – VIS 061130 (620)

Roma y Constantinopla comparten llamada apostólica.

Ciudad del Vaticano, 30 nov 2006 (VIS).- Esta mañana Benedicto XVI asistió a la Divina Liturgia celebrada en la Iglesia patriarcal de San Jorge del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que hoy celebra a su patrono, San Andrés. A su llegada el Papa fue acogido por el patriarca ecuménico Bartolomé I, que tras las lecturas pronunció un discurso al que siguió la intervención del Santo Padre.

"Hoy en esta Iglesia patriarcal de San Jorge -afirmó el Papa– experimentamos de nuevo la comunión y la llamada de los dos hermanos Simón Pedro y Andrés, en el encuentro entre el sucesor de Pedro y su hermano en el ministerio episcopal, el jefe de esta Iglesia fundada según la tradición del apóstol Andrés. Nuestro encuentro fraternal subraya la relación especial que une a las Iglesias de Roma y de Constantinopla como iglesias hermanas".

El Santo Padre dió gracias a Dios por "la nueva vitalidad de las relaciones a partir del memorable encuentro en Jerusalén, en diciembre de 1964, entre nuestros predecesores el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras", que "la víspera de la sesión final del Concilio Vaticano II (…) dieron un paso único e inolvidable: borraron de la memoria de la Iglesia las mutuas excomuniones de 1054" y de esa forma "confirmaron un cambio decisivo en nuestras relaciones".

"Hoy, con ese mismo espíritu, mi presencia aquí está destinada a renovar el compromiso común para proseguir el camino del restablecimiento (…) de la plena comunión entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla -exclamó Benedicto XVI-. Os aseguro que la Iglesia Católica está dispuesta a hacer todo lo posible para superar los obstáculos y buscar, junto con nuestros hermanos y hermanas ortodoxos, medios de colaboración pastoral cada vez más eficaces para llegar a ese fin".

Jesús confió a los apóstoles Pedro y Andrés "la misión de hacer discípulos entre todas las naciones, bautizando y proclamando sus enseñanzas", explicó el Papa, y recordó que esa tarea hoy es "todavía urgente y necesaria", ya que atañe "no solo a las culturas tocadas marginalmente por el mensaje del Evangelio, sino también a las culturas europeas enraizadas desde hace mucho tiempo en la tradición cristiana".

"El proceso de secularización ha debilitado la consistencia de esa tradición, que incluso se cuestiona y rechaza. Frente a esta realidad estamos llamados, junto con todas las otras comunidades cristianas, a renovar la conciencia de Europa acerca de sus raíces, valores y tradiciones cristianas, dándoles nueva vitalidad. Nuestros esfuerzos para construir lazos más estrechos entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas forman parte de esta tarea misionera. Las divisiones existentes entre los cristianos son un escándalo para el mundo y un obstáculo para la proclamación del Evangelio".

Benedicto XVI reiteró que Simón Pedro y Andrés fueron llamados a ser pescadores de hombres, pero que esa misión "asumió formas diferentes para cada uno de los dos hermanos. Simón (…) fue llamado Pedro, la "roca", sobre la que se edificaría la Iglesia: a Él (..) fueron entregadas las llaves del Reino de los Cielos. Su itinerario desde Jerusalén (…) lo llevó a Roma, para que en esa ciudad ejerciera una responsabilidad universal".

"El tema del servicio universal de Pedro y sus sucesores -explicó el Papa-, dió desgraciadamente, origen a nuestras diferencias de opinión, que esperamos superar, gracias también al diálogo teológico reanudado hace poco". Benedicto XVI recordó a este propósito las palabras de Juan Pablo II acerca de "la misericordia que caracteriza el servicio a la unidad de Pedro, (..) invitando sobre esta base a entrar en diálogo fraterno para individuar las formas en que el ministerio petrino podría ejercerse hoy, respetando su naturaleza y esencia, para "realizar un servicio de amor reconocido por unos y otros".

Por cuanto respecta a Andrés, que hablaba griego, su misión fue ser "apóstol del encuentro con los griegos". Andrés representa así "el encuentro entre el cristianismo primitivo y la cultura griega. Este encuentro, particularmente en Asia Menor, fue posible gracias a los grandes padres de la Capadocia que enriquecieron la liturgia, la teología y la espiritualidad de las iglesias orientales y occidentales".

"El mensaje cristiano, como el grano de tierra, cayó sobre esta tierra y dió mucho fruto", observó Benedicto XVI, recalcando que debemos estar "profundamente agradecidos a la herencia derivada del fructífero encuentro entre el mensaje cristiano y la cultura helénica que ha tenido un impacto duradero" en ambas iglesias.

"En el curso de la historia, tanto la Iglesia de Roma como la de Constantinopla han experimentado la lección del grano de trigo. Juntos veneramos a muchos de los mismos mártires, (…) compartimos la misma esperanza que obliga a la Iglesia a proseguir "su peregrinación entre las persecuciones del mundo y el consuelo de Dios" y "el siglo apenas pasado ha sido escenario de valientes testimonios de fe, tanto en Oriente como en Occidente, (…) al igual que hoy. Los recordamos en nuestras oraciones y (…) les ofrecemos nuestro apoyo, mientras pedimos con insistencia a todos los líderes mundiales que respeten la libertad religiosa como un derecho humano fundamental".

 
"La Divina Liturgia en que hemos participado se ha celebrado según el rito de San Juan Crisóstomo. La cruz y la resurrección de Jesucristo han estado presentes místicamente. (…) Esta fe en la muerte redentora de Jesús en la Cruz y esta esperanza que Cristo resucitado ofrece a la familia humana la compartimos todos, ortodoxos y católicos. ¡Qué nuestra oración y nuestra actividad diarias -concluyó- se inspiren en el deseo ferviente de celebrar juntos la Divina Liturgia, para tomar parte en la única mesa del Señor, compartiendo el mismo pan y el mismo cáliz".

Finalizada la Liturgia, el Papa y el Patriarca Ecuménico impartieron juntos la bendición final.

PV-TURQUIA/LITURGIA DIVINA/ESTAMBUL – VIS 061130 (940)

Declaración conjunta del Papa y el Patriarca Bartolomé I

Ciudad del Vaticano, 30 nov 2006 (VIS).- Al terminar la Divina Liturgia celebrada esta mañana en la Iglesia patriarcal de San Jorge, Benedicto XVI y el Su Santidad Bartolomé I firmaron una declaración conjunta en el Patriarcado Ecuménico, en Estambul.

En la declaración, el Papa y el patriarca ecuménico de Constantinopla recuerdan los encuentros de sus predecesores, que "mostraron al mundo la urgencia de la unidad y trazaron senderos seguros para alcanzarla, mediante el diálogo, la oración y la vida eclesial cotidiana".

"Como pastores -escriben- hemos reflexionado sobre todo acerca de la misión de anunciar el Evangelio en el mundo de hoy. (…) Además, no podemos ignorar el crecimiento de la secularización, del relativismo e incluso del nihilismo, sobre todo en el mundo occidental. Todo esto exige un anuncio del Evangelio renovado y decidido, que se adapte a las culturas de nuestro tiempo. Nuestras tradiciones representan un patrimonio que debe ser compartido, propuesto y actualizado continuamente. Por este motivo, debemos reforzar las colaboraciones y nuestro testimonio común ante todas las naciones".

 
Tras poner de relieve que han "valorado positivamente el camino hacia la formación de la Unión Europea", señalan que "los actores de esta gran iniciativa no dejarán de tener en cuenta todos los aspectos que conciernen a la persona humana y sus derechos inalienables, sobre todo la libertad religiosa, testigo y garante del respeto de todas las demás libertades. En toda iniciativa de unificación, las minorías deben ser protegidas, con sus tradiciones culturales y las características propias de cada Religión".

El Papa y el patriarca recuerdan también las dificultades que deben afrontar los cristianos en algunos lugares del mundo, "en particular la pobreza, las guerras y el terrorismo, así como las diversas formas de explotación de los pobres, emigrantes, mujeres y niños. Estamos llamados a emprender juntos acciones en favor del respeto de los derechos humanos, de cada ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, del desarrollo económico, social y cultural".

"Nuestras tradiciones teológicas y éticas -continúan- pueden ofrecer una sólida base para la predicación y la acción comunes. Por encima de todo queremos afirmar que la matanza de inocentes en el nombre Dios es una ofensa a Él y a la dignidad humana. Todos debemos comprometernos en un servicio renovado al ser humano y en la defensa de la vida humana, de toda vida humana".

El Santo Padre y Bartolomé I aseguran seguir "con interés la paz en Oriente Medio, donde nuestro Señor vivió, sufrió, murió y resucitó, y donde vive, desde hace tantos siglos, una multitud de hermanos cristianos. Deseamos ardientemente que la paz se restablezca en aquella tierra, que se refuerce la coexistencia cordial entre sus diversas poblaciones, entre las Iglesias y las diferentes religiones. Para ello, exhortamos al establecimiento de relaciones más estrechas entre los cristianos y a un diálogo interreligioso auténtico y leal, para combatir toda forma de violencia y de discriminación".

"Frente a los grandes peligros para el ambiente natural en la época actual, queremos expresar nuestra preocupación por las consecuencias negativas que pueden derivar para la humanidad y para toda la creación de un progreso económico y tecnológico que no reconoce los propios límites. Como jefes religiosos, consideramos uno de nuestros deberes alentar y sostener los esfuerzos realizados para proteger la creación de Dios y para dejar a las generaciones futuras una tierra en la que puedan vivir".

Terminado el acto, el Papa almorzó con Su Santidad Bartolomé I en el patriarcado ecuménico.

Benedicto XVI visitará esta tarde el Museo de Santa Sofía y la Mezquita Azul, la más grande de Estambul. Posteriormente se encontrará con Su Beatitud Mesrob II, patriarcado armenio apostólico de Estambul, con el Metropolita siro-ortodoxo, Filuksinos Yusuf Cetin y a continuación con el Gran Rabino de Turquía, Isak Haleva. Por la noche cenará con los miembros de la Conferencia Episcopal Católica.

PV-TURQUIA/DECLARACION CONJUNTA/BARTOLOME I – VIS 061130 (650)

 
Monseñor González Montes destaca la importancia del viaje del Papa a Turquí­a para el diálogo con las iglesias ortodoxas  
viernes, diciembre 1, 2006, 11:44:22 | FPC
 
Almería, 30/11/2006

(VERITAS) La visita del Santo Padre a Turquía tiene hoy, jueves 30 de noviembre, Fiesta del apóstol san Andrés, una importancia especial desde el punto de vista ecuménico, teniendo en cuenta además que el ecumenismo una de las prioridades del pontificado de Benedicto XVI, según él mismo ha manifestado en reiteradas ocasiones.

El Papa quiere aprovechar este viaje para intensificar los lazos de unión con la Iglesia ortodoxa y avanzar en el camino de la unidad. Ayer, miércoles 29, el Papa participó en un encuentro de oración en la Iglesia Patriarcal de San Jorge y tuvo un encuentro privado con Su Santidad Bartolomé I. Pero el día de hoy es especialmente significativo por cuanto se espera la presentación de una Declaración conjunta de Benedicto XVI y Bartolomé I.

En un artículo publicado a principios de esta semana en la edición italiana de "L’Osservatore Romano", Bartolomé I afirmaba: "Apreciamos mucho esta visita de su santidad Benedicto XVI a nuestra Iglesia, que es expresión de las buenas relaciones existentes entre nuestras dos antiguas Iglesias. Muestra también nuestra profunda convicción y nuestra disponibilidad a intensificar nuestro diálogo teológico de amor, de verdad, de respeto recíproco a través de la Comisión Teológica Internacional Conjunta".

En este contexto, Veritas ha pedido a monseñor Adolfo González Montes, obispo de Almería y presidente de la Comisión de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, su valoración sobre este punto concreto del viaje del Santo Padre a Turquía.

El prelado afirma que "es un viaje importante porque el diálogo con las Iglesias ortodoxas es prioritario para la Iglesia Católica" y que "católicos y ortodoxos se reconocen recíprocamente como «Iglesias hermanas» y católicas, es decir, ambas reconocen en una y en la otra que está la Iglesia de Cristo en sus elementos más esenciales: la configuración de la Iglesia según la sucesión apostólica y los sacramentos".

 
Teniendo en cuenta que el Papa Juan Pablo II "se manifestó dispuesto a que se revisara la forma de ejercer el primado, sin renunciar a los elementos de la fe", monseñor Gonzáles Montes subraya la importancia del viaje de Benedicto XVI en orden a una hipotética aceptación de los ortodoxos de "un ejercicio del ministerio del Papa tal como lo ejercieron los obispos de Roma durante el primer milenio".
 
Boletines
 
El Santo Padre y el Patriarca de Constantinopla
 
Declaración Conjunta firmada por el Papa Benedicto XVI y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I. Fuente : SSBenedictoXVI.org

Estambul, Turquía. Texto de la Declaración común firmada este jueves por el Papa Benedicto XVI y por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, al final de la Divina Liturgia en la Iglesia Patriarcal de San Jorge en el Fanar (Estambul).

«Este es el día que ha hecho el Señor, hecho, exultemos y gocémonos en él» (Salmo 117, 24).

El fraterno encuentro que hemos mantenido, el Papa de Roma Benedicto XVI y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, es una obra de Dios y, en cierto sentido, es un don que procede de Él. Damos las gracias al Autor de todo bien por habernos permitido expresar nuevamente con la oración y el diálogo nuestra alegría de sentirnos hermanos y de renovar nuestro compromiso a favor de la plena comunión. Este compromiso proviene de la voluntad de nuestro Señor y de nuestra responsabilidad como pastores en la Iglesia de Cristo. Nuestro encuentro quiere ser signo y apoyo para todos para que compartamos los mismos sentimientos y las mismas disposiciones de fraternidad, cooperación y comunión en el Amor y la Verdad. El Espíritu Santo ha de conducirnos a la preparación del gran día de la reconstitución de la unidad plena, cuando y como quiera esto Dios. Entonces podremos alegrarnos y regocijarnos plenamente.

1. Hemos recordado con gratitud las reuniones de nuestros respetables predecesores, bendecidos por Dios, los cuales mostraron al mundo la urgencia de la unión y marcaron el sendero para que lleguemos a ella a través del diálogo, de la oración y de la vida eclesial cotidiana. El Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I, peregrinos en Jerusalén, donde Jesucristo murió y resucitó para la salvación del mundo, se reunieron nuevamente, aquí en el Fanar y en Roma. Nos legaron una declaración común, que conserva todo su valor, remarcando que el verdadero diálogo de amor debe apoyar e inspirar todas las relaciones entre las personas y entre estas Iglesias, «debe basarse en la plena confianza en el único Señor Jesucristo en el mutuo respeto de las respectivas tradiciones» («Tomos Agapis», 195). No hemos olvidado ni mucho menos el intercambio de visitas entre su Santidad el Papa Juan Pablo II y su Santidad el Patriarca Demetrio I. Exactamente durante la visita del Papa Juan Pablo II, su primera visita ecuménica, fue anunciada la formación de la comisión mixta del diálogo teológico entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa. En aquella participaron nuestras Iglesias en pos del proclamado objetivo de la reconstitución de la plena comunión.

Por lo que respecta a las relaciones entre las Iglesias de Roma y Constantinopla, no podemos olvidarnos del acto oficial a través de la cual fueron relegados al olvido los antiguos anatemas, que influenciaban las relaciones de nuestras Iglesias a través de los siglos de manera negativa. No hemos aprovechado todavía de este gesto todas las consecuencias positivas, que pueden resultar para nuestro camino hacia la plena unidad, a la que la Comisión mixta está llamada a ofrecer una contribución importante. Exhortamos a nuestros fieles a que se comprometan a tomar un papel acto en este camino con la oración y gestos significativos.

2. Durante la sesión plenaria de la Comisión Mixta del diálogo teológico, que tuvo lugar en Belgrado recientemente, y que gozó de la generosa hospitalidad de la Iglesia Ortodoxa de Serbia, expresamos nuestra profunda alegría por la reanudación del diálogo teológico. Después de una interrupción de algunos años debida a diferentes dificultades, la Comisión pudo trabajar nuevamente con espíritu de amistad y de cooperación. Examinando el tema «Conciliaridad y la autoridad en la Iglesia» a nivel local, regional y universal, emprendió una fase de estudio sobre las consecuencias eclesiológicas y canónicas de la naturaleza sacramental de la Iglesia. Esta fase permitirá afrontar algunas de las cuestiones básicas que todavía son controvertidas. Estamos decididos a apoyar permanente y continuamente, como en el pasado, el trabajo encomendado a esta Comisión y a acompañar a sus miembros con nuestras oraciones.

3. Como pastores, hemos reflexionado en primer lugar en la misión de la proclamación del Evangelio al mundo de hoy. Esta misión, «Id pues y haced discípulos a todas las gentes» (Mateo 28, 19), es más actual y necesaria que nunca, incluso en las naciones tradicionalmente cristianas. Además, no podemos ignorar el aumento de la secularización, del relativismo, del nihilismo, sobre todo en el mundo occidental. Todo esto exige un renovado y poderoso anuncio del Evangelio, adaptado a las culturas de nuestro tiempo. Nuestras tradiciones constituyen para nosotros un patrimonio, que debemos compartir, promover y mantener actual constantemente. Por ello debemos fortalecer la cooperación y nuestro común testimonio a todas las naciones.

4. Hemos considerado positivamente el camino hacia la formación de la Unión Europea. Los agentes de esta gran iniciativa no deben dejar de tomar en cuenta todos los puntos de vista, que afectan a la persona humana y a sus derechos inalienables, especialmente la libertad religiosa, que es prueba y garantía del respeto de toda otra libertad. En toda iniciativa de unificación es necesario proteger a las minorías con sus propias tradiciones culturales y sus particularidades religiosas.

En Europa, manteniéndose siempre abiertos hacia las demás religiones y hacia sus contribuciones a la cultura, tenemos que unir nuestros esfuerzos para preservar las raíces cristianas, sus tradiciones y sus valores cristianos, con el objetivo de asegurar el respeto de la historia y contribuir con la cultura de la futura Europa, con la calidad de las relaciones humanas a todos los niveles.

En este contexto, no podemos dejar de evocar los antiquísimos testimonios y la brillante heredad cristiana del lugar en el cual nos encontramos, comenzando por las palabras del libro de los Hechos de los Apóstoles, que recuerdan la figura de san Pablo, apóstol de las gentes. En esta tierra se encontraron el mensaje del Evangelio y la antigua tradición cultural. Este vínculo, que tanto ha contribuido con nuestra común herencia cristiana, sigue siendo actual seguirá dando frutos en el futuro para la evangelización y para nuestra unión.

5. Nuestras miradas se dirigen hacia los lugares del mundo de hoy, en los que viven cristianos, y hacia las dificultades que enfrentan, concretamente el hambre, las guerras, y el terrorismo, así como hacia las diversas formas de abuso de los pobres, de los inmigrantes, de las mujeres y los niños. Católicos y ortodoxos están llamados a asumir acciones concretas conjuntamente a favor del respeto de los derechos humanos de todo hombre creado a imagen y semejanza de Dios, y de su desarrollo económico, social y político. Nuestras tradiciones teológicas y morales pueden ofrecer una base sólida de enseñanza y acción comunes. Deseamos antes que nada proclamar que el crimen de inocentes en el nombre de Dios es una ofensa contra Él y contra la dignidad humana. Todos tenemos que comprometernos en un nuevo servicio al hombre y de la defensa de la vida humana, de toda vida humana.

Llevamos profundamente en nuestro corazón la paz en Oriente Medio, donde nuestro Señor vivió, sufrió, murió y resucitó, y donde viven desde muchos siglos muchos hermanos cristianos. Deseamos ardientemente que se restablezca la paz en esta tierra, que se refuerce la convivencia entre sus diferentes poblaciones, entre las Iglesias, y entre las diferentes religiones que allá se encuentran. Por este motivo, apoyamos el desarrollo de relaciones más cercanas entre los cristianos y un diálogo interreligioso auténtico y leal para luchar contra toda forma de violencia y discriminación.

6. Ante los grandes peligros para el medio ambiente, queremos expresar también nuestra preocupación por las consecuencias negativas para la humanidad y para toda la creación que pueden producirse por un determinado desarrollo tecnológico y económico sin límites. Como líderes religiosos, consideramos que nuestra obligación consiste en apoyar y animar todos los esfuerzos que se han realizado y se realizan a favor de la protección de la creación de Dios y para entregar a las futuras generaciones un mundo en el que puedan vivir.

7. Por último, nuestro pensamiento se dirige a todos vosotros, fieles de ambas Iglesias presentes en todo el mundo, obispos, presbíteros, diáconos, monjes y monjas, hombres laicos y mujeres, comprometidos con cualquier servicio eclesiástico y hacia todos los bautizados. Saludamos en Cristo a todos los demás cristianos, asegurándoles nuestra oración y nuestra buena disposición para el diálogo y la cooperación. Os saludamos a todos vosotros con las palabras del apóstol de las gentes: «a vosotros gracia y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo» (2 Corintios 1,2)

El Fanar, 30 Noviembre 2006. Benedicto XVI y Bartolomé I.

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