14 agosto 2007, 7:43

Luís María Xirinacs y las claves de su muerte
martes, 14 de agosto de 2007, 6:44:01 | FPC. 

Los cómplices y culpables de un acto de suicidio político

Para los que no conocen Cataluña, somos una nación situada en la península Ibérica, con la misma categoría de sociedad que los territorios que la componen : Portugal, España y Andorra; con diferencia estos son países y el nuestro nunca lo ha sido, pero a partir de ahora podemos asegurar que tampoco lo será en el futuro.

La clase política catalana siempre por puros intereses económicos, nunca ha defendido con firmeza la independencia puesto que sus beneficios siempre han procedido de la explotación del obrero español, del que siempre ha dispuesto el empresario catalán, y claro está, nunca hubiera sido un buen negocio cerrar las fronteras y restringir la circulación de mercaderías y bienes de consumo que ha tenido con España, y más cuando, los partidos catalanes siempre estan dispuestos a negociar con el gobierno de la nación sus apoyos en el Parlamento, para conseguir siempre sacarle partido a estas alianzas nacionales que nada tienen que ver con el nacionalismo o los aranceles aduaneros.

Pero, vayamos a la cuestión principal que nos ocupa, en interés de los pactos, se obviaron cuestiones como la independencia de los países catalanes así como se condenaron al olvido importantes figuras como Luís María Xirinacs que destacó por su defensa de la nación catalana durante la dictadura militar en el periodo comprendido entre 1939-75, y años posteriores de la democracia.

No obstante, nosotros estamos de acuerdo con quienes condenan las manifestaciones de exaltación del terrorismo, pues no son un medio legítimo para conseguir fines políticos, y porque a pesar de ser condenado a dos años de prisión, Luís María Xirinacs no guardó el respeto debido a las víctimas de actos terroristas. Sin embargo, también condenamos a quienes exaltan los actos que conducen al suicidio.

Por esta razón, debemos contar la verdad, pues somos nativos de esta tierra, y conocemos hace décadas, la corrupción, degradación y depravación de nuestra clase política, que al final ha conseguido enterrar para siempre a un personaje contradictorio, que dicen se ha suicidado por exaltar los valores catalanes, siendo tildado incluso de mártir y profeta, cuando esto no es la verdad, no es ni héroe, ni apóstol, tampoco ni siquiera un gran hombre, fue y será desde ahora y para siempre el sujeto activo y pasivo de un acto de suicidio político que ha pretendido convertirse en leyenda, socavando los más altos y nobles principios de la integridad y moralidad de una sociedad.

Sin embargo, no debemos culpar solamente a este personaje de novela negra, en lo más sórdido de sus malas acciones, también debemos hablar de aquellos políticos que han exaltado este acto de quien fue en vida, senador y sacerdote, porque con ello han banalizado y frivolizado con absoluta impiedad, indolencia y superficialidad, e incluso cinismo, escarnio y burla, la vida de un hombre desesperado, socavando lo más elemental de las normas morales que exigen un total respeto por la vida.

Luís María Xirinacs ha muerto como resultado, del vacío de valores morales, éticos, sociales, culturales y personales, que atraviesa el momento histórico nacional catalán, puesto que cuando se pierde lo más sagrado de la moral, es decir, el respeto por uno mismo, lo demás ya nada importa. Es la consecuencia directa de esta falta de fe en la que se halla sumido el ciudadano, reflejo del modelo y ejemplo del estilo de vida de nuestros políticos, incapaces en su conjunto de admitir cualquier pérdida de juicio o razón, que se ha secundado por parte de las instituciones oficiales incluso en un acto de soberbia como el suicidio.

Hemos asistido al final de un hombre que ha puesto fin a su vida, junto al empeño de las personalidades catalanas por exaltar su último acto. Si bien, es cierto, que la clase política catalana lo tenía olvidado hacía tiempo y ahora está de luto para secundar la misma malicia que entraña el haberse consumado dicha acción y no para condenar la misma.

En Cataluña, contra toda ley moral y penal, contrariamente al sentido común que se debería imponer como factor decisivo y directriz máxima que guiara la organización social de un pueblo, no se procederá a depurar responsabilidades criminales entre los cargos públicos ni tampoco entre aquellos políticos que se han encargado de hacer apología del suicidio, como así se hizo cuando se condenaron las manifestaciones que llevaron a Luís María Xirinacs a la cárcel por exaltación del terrorismo, se impondrá como siempre han hecho, la mentira, el embuste, y la falsedad, el encubrimiento, la complicidad y culpabilidad de una práctica que sin piedad se ha convertido en cuestión de estado entre aquellos que han motivado nuestro escrito y que deberían manifestar que no era de esperar un suicidio político.

Luís María Xirinacs no se encuentra entre los catalanes que perdieron su vida con honor, no merece contarse entre ellos, no ostenta el título con dignidad, pero tampoco son dignos de contar entre ellos nuestros políticos porque junto a toda su incredulidad el único legado para nuestras futuras generaciones es la traición a los valores más sagrados de la vida y el respeto por uno mismo, son cómplices y culpables de la misma inmoralidad que ha acabado por exaltar el acto de suicidio de un hombre que no se puede exculpar para tranquilizar nuestras conciencias porque a fin de cuentas como ciudadanos es nuestra obligación expresar nuestro profundo pesar así como una firme condena por las circunstancias de su muerte.

francisco-i.png socat.png jeringuilla.gif crin.png documentos.jpg jmj-2011.png paradigmas.png


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *