23 septiembre 2007, 21:31

Manuel Aparici y los mártires de Acción Católica 
domingo, 23 de septiembre de 2007, 21:24:49 | FPC. 

Autor : Carlos Peinó Agrelo. Colaborador en la redacción de la Positio super virtutibus del Siervo de Dios Manuel Aparici Navarro

«Manuel Aparici «Presidente y Rector de la Juventud de Acción Católica en una etapa inolvidable de heroísmo y martirio … símbolo y corona … en la que dejó profunda huella. Aparici, Capitán y mártir. Aparici el Presidente de los 7.000 mártires que se ofreció como víctima por todos los jóvenes de España; y el Señor le tomó la palabra» (Informe de los Peritos Archivistas y Rvdo. Sr. D. José Manuel de Córdoba en SIGNO de fecha 28 de marzo de 1959).

"… Descubrid vuestras raíces cristianas, aprended la historia de la Iglesia, profundizad en el conocimiento de la herencia espiritual que os ha sido transmitido, seguid a los testigos y a los maestros que os han precedido" (Mensaje de Juan Pablo II para las XVII Jornada Mundial de la Juventud. En Castelgandolfo el 25 de julio de 2001).

Manuel Aparici sufrió persecución durante los tristes años de nuestra guerra civil de 1936 y estaba dispuesto a dar su vida por la fe. No se amilanó, y en plena guerra «se hizo presente en los frentes de lucha y en retaguardia animando la fe de los jóvenes» (1).

El 11 de marzo de 1941, anotaba en su Diario Espiritual: «Cumplo mal contigo, y tú me salvas en julio de 1936».

Seis meses después, en septiembre de 1941, al despedirse desde La Coruña de los Jóvenes de Acción Católica de toda España como Presidente Nacional, les informa de esta circunstancia con estas palabras:

« … Porque sabéis muy bien que, si cuando el Señor, providencialmente, quiso sacarme de Madrid y traerme a vuestra hermosa tierra gallega, no se hubiera interpuesto entre mi persona y aquellos sicarios rojos, que querían asesinarme, la Juventud española como muralla infranqueable, mi vida hubiera terminado entonces. Así, pues, soy deudor de mi vida ante todo, al Señor, que es el dador de todo bien, pero en segundo lugar, a la Juventud de mi Patria, que fue la causa segunda por la que su misericordia quiso obrar sobre mi alma … ».

Y como él sufrieron persecución también sus amados jóvenes. «Las milicias populares se apoderaron, entre otros, de los archivos de la Acción Católica, y con esa lista recorrían los domicilios para detener a sus miembros –declara su sobrino Rafael–. Como no encontraron a mi tío detuvieron a mi padre, que sufrió una dura persecución, estuvo a punto de ser fusilado, e incluso apareció en una lista de personas ejecutadas por los milicianos; lista que llegó a manos de mi tío Manuel … ».

Con estas palabras no se pretende hacer una historia de los jóvenes de Acción Católica víctimas de la persecución religiosa durante la Guerra Civil, pero es obligado dedicar unas palabras de recuerdo a estos jóvenes y a los aspirantes que dieron su vida por Cristo. Fue una gesta de héroes y de mártires, de apóstoles ardorosos como recuerda su Himno: «Ser apóstol o mártir acaso mis banderas me enseñan a ser».

«Surgido en los primeros años de la República, llegó a popularizarse tanto que se hizo algo así como el Himno del pueblo católico –escribe Manuel Vigil y Vázquez en SIGNO – […] (2).

«Estas cosas de la Juventud Católica les ha sonado a muchos a modestos entretenimientos piadosos de jóvenes apocados y, a este tenor, lo de “ser apóstol o mártir acaso” a tópico de sacristía muy apropiado para colofón de cualquier honesta velada recreativa con acompañamiento de rondalla. Pero el autor de la música, José María Gámez, y uno de los que colaboraron en la redacción de la letra, Agustín Moreno Ortega … rubricaron su apostolado con el martirio. Y con ellos muchos miles de muchachos de la Juventud Católica. Uno escribió en vísperas de su sacrificio que “eran un puente que había que hundir después de haber pasado por él” … Esta aceptación serena, consciente del dolor y de la muerte, de ofrendar la vida en plena juventud por la resurrección cristiana de España, es la característica más esencial de la Juventud de Acción Católica […]».

«Al ver hoy de nuevo a Manuel Aparici ante mí, recuerdo dos momentos anteriores de él hace ya muchos meses –escribe en SIGNO Pedro de la Mora con motivo de la entrevista que le hizo en 1937–. Uno de ellos fue cuando sus palabras llegaron a través de las ondas de la radio hasta los oídos del que esto escribe y que en aquella época padecía aún el rigor de la persecución marxista precisamente por el delito de contarse entre las filas de la Acción Católica. Y el otro, cuando ya liberado del terror rojo el que esto escribe, también descubrió la silueta de Manuel Aparici recortándose en la penumbra de la capilla del Cristo en la catedral burgalesa en actitud de profunda meditación, como si aceptase sobre sí el peso y la responsabilidad de los destinos de la Juventud de Acción Católica Española».

«La persecución –medita en voz alta Manuel Aparici en la entrevista– ha sido siempre fecunda para la causa de la Iglesia. Nosotros hemos tenido también un triunfo en medio de tantos mártires: el de que no haya habido ni una sola apostasía. Recuerdo el caso de un aspirante de catorce años del Centro de Mora de Toledo, a quien los verdugos de la Checa querían obligar a blasfemar. Pero antes de ceder, este muchacho –con temple ya de héroe– prefirió consentir a que le partiesen los dientes uno a uno a golpes de pistola. Otro compañero hubo que al ser detenido en Madrid antes de entrar en la Checa de Bellas Artes se cortó la lengua con una pequeña navaja para no declarar donde se encontraban los demás hermanos de la Obra».

A continuación –el entrevistador– le pregunta: ¿Cuántos jóvenes habrá aún padeciendo la tortura de la zona roja?.

Manuel Aparici contesta:

«De los mayores, cerca de 40.000. Y los datos ciertos de la persecución de que han sido objeto se van conociendo conforme se liberan las poblaciones. En Santander fueron fusilados 297 jóvenes. En cinco Centros de la Provincia de Toledo, más de cien. En Getafe, todos, menos dos. En Sigüenza, 40. En Oviedo, 80. En Teruel no se ha encontrado ni un superviviente. De Madrid se sabe que ha sido fusilado el Presidente Diocesano y el Vocal Diocesano de Aspirantes. La misma suerte han corrido siete Presidentes de Centro y más de doscientos afiliados» .

También hubo mártires entre los aspirantes. «En el Centro donde nació el Aspirantado, ya había adolescentes en 1929 (3). Os quiero llamar la atención de uno de ellos: Antonio Pérez López, de quien Dios tuvo a bien aceptar su sangre. Fijaos bien en esto: ya el Señor eligió un mártir de entre los primeros aspirantes» (4).

Manuel Aparici fue Presidente y Rector de la Juventud de Acción Católica en una etapa inolvidable de heroísmo y martirio … símbolo y corona … en la que dejó profunda huella. Aparici, Capitán y mártir, el Presidente de los 7.000 mártires (de más de 2.000 de ellos recibió personalmente sus confidencias) y de las 2.000 vocaciones sacerdotales, que se ofreció como víctima por todos los jóvenes de España; y el Señor le tomó la palabra. Presidió la etapa martirial de esa Juventud. Recordaba nombres de jóvenes que murieron mártires o como héroes.

«¡Gracias, Señor! –anota en su Diario (5) – Que un ministro tuyo [que no cita] me ha dicho en tu nombre, que soy el administrador de la sangre de España». Días después (21 de agosto) se pregunta: «¿Podré ser yo administrador de la sangre de los mártires si yo no mezclo la mía a la suya?. ¡Me has confiado lo que más amas!» … «Cada día cobra más fuerza en mi espíritu la idea de sufrir. No puedo –se responde, 26 de agosto– administrar la sangre de mis hermanos de Obra sin mezclar con ella las pequeñas gotas de mis insignificantes sacrificios. Ayúdame, Señor y Dios mío, a concrucificarme contigo en la cruz»; anhelo éste permanente en él a lo largo de toda su vida.

Fue un auténtico apóstol con vocación de crucificado. Y, como él deseaba, murió concrucificado con Cristo.

Notas.

(1) Declaración Mons. José Cerviño y Cerviño.

(2) De fecha 4 de marzo de 1950.

Se cantó por vez primera en el II Congreso Nacional celebrado en Santander el 18 de diciembre de 1932. Encontró una gran aceptación y fue entonado con fervor y emoción en todos los actos. Hermoso es su nacimiento.

(3) Entonces no existía nada organizado con carácter nacional, pero en el Centro de Linares funcionaba ya un grupo de Aspirantado, que puede considerarse como el primero de toda España.

(4) SIGNO número 829, año 1955.

(5) 15 de agosto de 1939.

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