24 septiembre 2007, 12:51

El ideal peregrinante de Manuel Aparici 
lunes, 24 de septiembre de 2007, 12:42:53 | FPC. 

Autora : Maite Gacho Muñoz. Fuente : Alfa y Omega Núm. 547/24-V-2007. 

La vida es peregrinación

El ideal peregrinante de Manuel Aparici, que comenzó a brillar en la juventud española de principios del siglo pasado, resistió a la guerra y la postguerra, y sigue vivo hoy día para que otros muchos peregrinos puedan seguir sus pasos hacia una vida de santidad y apostolado. Lo recordamos al celebrar el Día de la Acción Católica.

«Toda la vida es una gran peregrinación, y hay que vivirla como peregrinos: sintiéndonos extranjeros sobre la tierra, caminar hacia la Patria definitiva». Así fue como Manuel Aparici concibió la vida, que habría de dedicar a la causa de marcar y abrir nuevas sendas que otros habrían de seguir, para llegar al ideal de santidad y apostolado.

Aparici, este pionero serpa del peregrinaje espiritual, entendía el peregrinar, a principios del siglo pasado, como un medio para el perfeccionamiento espiritual, y por tanto soñaba con un camino que significase un cambio profundo en los corazones, las almas y las conductas de los jóvenes, para que, de esta forma, ellos fuesen ejemplo y guía en un mundo profundamente herido que se separa de Dios.

Para su ideal peregrinante de recristianización, España se quedaba pequeña, y pensaba ampliar sus esfuerzos evangelizadores a la juventud hispanoamericana. La amplia proyección evangelizadora del plan de Aparici contó con la aprobación y bendición del Papa Pío XI a comienzos de 1936, y el primer paso del proyecto se vería cumplido con una peregrinación de Aparici, junto con la Juventud de Acción Católica -que él presidía-, a Santiago de Compostela. Allí, frente a los restos del Apóstol, los jóvenes se llenarían de espíritu apostólico, y lucharían contra la apostasía y el materialismo que se extendía en aquellos momentos.

Peregrinación simbólica.

Esta peregrinación a Compostela encerraba en sí un significado más profundo. La meta de conquistar Santiago era, para Aparici, el símbolo de la gran Peregrinación, de esa peregrinación que se contempla en la doble perspectiva de trascendencia y santidad -caminar hacia la Casa del Padre- y que es peregrinación de compromiso apostólico comunitario -caminar hacia la Cristiandad ejemplar-.

El comienzo de la Guerra Civil en España y la posterior situación que agitó a toda Europa con la Segunda Guerra Mundial, fueron los primeros grandes obstáculos del camino soñado por Aparici. La peregrinación simbólica a Santiago no pudo realizarse físicamente durante aquella época convulsa; sin embargo, el verdadero peregrino es el que sabe sobreponerse a los reveses del camino y hacerse fuerte con ellos. Ante aquellas circunstancias históricas, Aparici alentó a los jóvenes a no cejar en el empeño del ideal peregrinante. Fueron aquellos años difíciles en los que no dejó de peregrinarse en espíritu, ante la imposibilidad de hacerlo físicamente, y precisamente por este motivo, el ideal del peregrinaje espiritual de Aparici comenzó a asentarse y arraigarse con esa fuerza increíble que muchas veces sólo se consigue en situaciones extremas.

Cuando el 28 de agosto de 1948 -doce años después de haber recibido la bendición del Santo Padre- el sueño de peregrinar a Santiago se vería cumplido, los jóvenes que hasta allí peregrinaron rezumaban un alto ideal de santidad y apostolado, y entendían perfectamente la idea de Iglesia peregrina, en un caminar hacia la cristiandad ejemplar. Esta vanguardia de cristiandad había hecho suya la definición de peregrinar que entendía Aparici como «caminar por Cristo al Padre, a impulso del Espíritu Santo, con la ayuda de María y llevando consigo a los hermanos».

El ideal peregrinante que animaba a la juventud no murió con Aparici en 1964, sino que permaneció latente en la adversidad; siempre listo a reavivarse y alzar el vuelo cual ave fénix, para mostrar el espíritu del peregrino cargado de piedad, de entusiasmo idealista, de penitencia y de sacrificio.

Cuarenta y dos años después de la muerte de Aparici, el ideal peregrinante que él inició sigue vivo y de actualidad. Aún hoy, su propuesta supone un reto actual, que, alentado por la fuerza del Espíritu, se propone como nuevo instrumento de evangelización y motor que pone en marcha a la Iglesia peregrina de hoy, desde el compromiso de la santidad, la espiritualidad peregrinante, la vocación comunitaria de los pueblos hispanos, y la devoción mariana y jacobea. Ese espíritu sigue estando alerta para alentar en la perseverancia del ideal, proclamarlo y tratar de difundirlo entre las nuevas generaciones, y entre todos aquellos que tanto lo necesitan hoy día.

Síntesis biográfica.

Manuel Aparici Navarro nació en Madrid en 1902, y murió, en olor de santidad, en 1964. Destacó siempre por su profunda fe y altos ideales. Fue Presidente de la Juventud de Acción Católica (JAC) durante los duros años precedentes y posteriores a la Guerra Civil española y precursor de los Cursillos de Cristiandad. Ordenado sacerdote en Madrid, en 1947, fue nombrado Consiliario de la JAC. Un año más tarde, en agosto de 1948, promovía la famosa peregrinación a Santiago de Compostela, con el lema Peregrinar es caminar hacia el Padre.

Actualmente, está en marcha su proceso de canonización.

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