9 octubre 2012, 14:05

Miró Ardèvol y el infanticidio : un pacto criminal con una práctica asesina.

Tal como entendemos el parricidio etimológicamente hablando desde un punto de vista técnico-jurídico y clínico-médico, su definición se refiere al crimen cometido por los hijo/as e infligido sobre los padres biológicos y/o políticos.

El infanticidio por su parte, sería la aniquilación intencionada de los hijo/as, en propia persona o por mandato del padre y/o la madre, aunque su acepción incluye a terceras personas. La extensión del significado del término se debe a la práctica criminal y asesina que cada vez con más fuerza se ha implantado con el aborto en los programas de planificación familiar de gran número de naciones desarrolladas desde finales del siglo XX y que ha eclosionado con mayor violencia y brutalidad en el siglo XXI.

La frivolidad y banalización con la que se aborda este tipo de cuestiones han llevado incluso a politicos de corte cristiano como José Miró Ardèvol, que militó en el partido de Convergència i Unió (CiU) en Cataluña (España), y que hoy representa a un sector de los católicos barceloneses, a proponer que como los protocolos de terminación de embarazos son irremediables en nuestra sociedad catalana, es necesario pactar con los abortistas, despreciando posturas como las del movimiento provida que sigue respetando los preceptos de la Iglesia católica sobre los puntos no negociables en cualquier programa político en su consideración de que el derecho a la vida es innegociable.

Asimismo, en una de sus máximas, este político protegido por el Cardenal-Arzobispo Luís Martínez, incluso ha pretendido dar lecciones de moral a quienes se manifiestan en favor de los niños por nacer frente a clínicas y hospitales como el de Santa Cruz y San Pablo participado en su patronato por el Arzobispado de Barcelona, diciendo que con nuestra intransigencia y rechazo de la política de pactos, estropeareamos su labor, cuando precisamente rechazamos de plano su “posibilismo” porque defendemos nuestro “rupturismo” con la cultura de la muerte y que tiene el objetivo de excomulgar abortistas con o sin cargos políticos.

Los furibundos católicos en las diócesis barcelonesas.

Ante la partida de furibundos católicos por el derecho a decidir que adquieren cada día mayor fuerza en España, no solamente alentados desde el poder establecido que gobierna la nación, sino desde la Iglesia que ante su obligación de oponerse por todos los medios a este colectivo se doblegan ante ellos por cobardía, son necesarios testimonios que muestren la verdad frente a una sociedad de consumo que en su visión utilitarista desprecia la vida del ser humano si no sirve a sus fines materiales.

Este modelo lo encarna en la actualidad, el Padre Custodio Ballester Bielsa de la plataforma de Sacerdotes por la Vida, que se ha enfrentado a la jerarquía de los obispos en Cataluña, desvelando sus entresijos porque la curia catalana no está haciendo ni lo posible y tampoco lo debido para combatir hasta sus últimas consecuencias la proliferación en instituciones sanitarias, de graves crimenes como son el aborto, la manipulación de embriones, las esterilizaciones y contracepciones, la ingeniería genética o la eutanasia.

Durante años hemos sido víctimas de linchamiento moral, vilipendiados y despreciados por ser providas en la misma Iglesia y en nuestra propia tierra, teniendo que enfrentarnos a un elenco de personajes. Por citar algunos, el difunto P. Francisco Abel, que fue Presidente del Instituto Borja de Bioética de la Compañía de Jesús partidario de la contracepción y la legalización de la eutanasia, motivo por el cual fue condecorado con la Cruz de San Jorge por la Generalitat de Cataluña, o el proeutanasia Dr. Juan Monés que en calidad de Presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos, ha sido invitado a conferenciar en parroquias de la diócesis, dígase Santa María de Badalona (Barcelona).

Desde hace tiempo en la televisión catalana y en la hoja dominical de las parroquias diocesanas hemos tenido que soportar a periodistas como José Cuní que ha invitado en su programa de TV3 a asesinos confesos como el Dr. Carlos Morín, procesado por matar a neonatos en sus clínicas barcelonesas, como si fueran estos indeseables a quienes tuviéramos que imitar.

Tambíen, tenemos que aguantar que la religiosa más conocida en los medios catalanes o la prensa escrita y digital como es Sor Teresa Forcades, monja benedictina de Montserrat, fuera quien nos guiara, porque de haber no hay otra figura que más destaque en el panorama informativo catalán porque en el fondo pretenden enviarnos el mensaje a la ciudadanía y a la opinión pública en general de que todos deberíamos ser abortistas como ella.

Por otro lado, hemos tenido que tragarnos al mismo Abad de Montserrat, José María Soler, aceptando regular el aborto, como si representara al pueblo cristiano cuando solamente se representa a si mismo y a su injuriosa ideología.

Para rematarlo y en nuestra desdicha, el sacerdote Manuel Pousa que pagó abortos a madres embarazadas, no ha sido excomulgado por el Arzobispo de Barcelona, y el Cardenal Luis Martínez ha seguido apoyando con la presencia de sus representantes en el patronato a un Hospital como el de Santa Cruz y San Pablo sabiendo que ha sido autor y parte en la matanza de bebés en el seno de su santa madre Iglesia.

Que más tendremos que soportar aparte de que el Arzobispado de Barcelona pida desconvocar más manifestaciones provida, lo último que hubiéramos jurado que pudiera ocurrir antes de la llegada del Papa a la capital barcelonesa en 2010, porque lo que está pasando clama justicia al cielo, ya que nunca podríamos haber esperado que la plataforma Cataluña Vida SI que se ha concentrado habitualmente para defender el derecho de los niños por nacer, tuvieran que movilizarse y protestar contra el Cardenal-Arzobispo por mantenerse a toda costa en uno de los patronatos hospitalarios más mortíferos de nuestra historia.

Continuación …

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