15 febrero 2008, 15:22

Proceso de beatificación de Sor Lucía 
viernes, 15 de febrero de 2008, 15:12:59 | FPC. 

Ciudad del Vaticano, 14 feb 2008 (VIS).- La Oficina de Prensa de la Santa Sede hizo público ayer por la tarde el siguiente comunicado: 

"Esta tarde, en la Catedral de Coimbra (Portugal), el cardenal José Saraiva Martins, C.M.F., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, al final de la misa celebrada en el tercer aniversario de la muerte de Sor Lucia dos Santos (vidente de Fátima), anunció que el Santo Padre Benedicto XVI, acogiendo benévolamente la petición del obispo Albino Mamede Cleto, de Coimbra, y compartida por numerosos obispos y fieles de todo el mundo, ha concedido que derogando el quinquenio previsto por la norma canónica (art. 9 de las "Normae servandae") pueda iniciar, transcurridos solo tres años de la muerte de la monja carmelita, la fase diocesana de la causa de beatificación".

El mensaje de Fátima y la causa de canonización de Juan Pablo II.

El 12 de noviembre 2007 dedicamos un monográfico especial al secreto de la Virgen de Fátima abundando sobre el 3er. mensaje y la causa de canonización del Juan Pablo II, el Magno, el Papa mártir, del que advertimos algunas importantes conclusiones tras el estudio de la documentación.

1) Juan Pablo II, con fecha 19 de abril de 2000, confirma que la Congregación para la Doctrina de la Fe es depositaria desde 1957 de la carta manuscrita de Sor Lucía en la que desvela el contenido del mensaje sobre el 3er. misterio de Fátima, y que con posterioridad se ha sabido que hace referencia al vaticinio de un atentado contra el Papa, ocurrido el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro del Vaticano (Roma).

2) La fecha de elección de S.S. Benedicto XVI, el 19 de abril de 2005, es coincidente con la de la Carta de S.S. Juan Pablo II a Sor Lucía, 19 de abril de 2000.

3) S.S. Benedicto XVI con fecha 13 de mayo de 2005, fecha coincidente con el 13 de mayo de 1981, en la que se atentó contra el Papa Juan Pablo II, proclama la apertura del proceso de beatificación de Karol Wojtyla atendiendo a su condición de mártir de la fe por una cláusula de excepción.

Comentario y discusión.

Si la condición de persecución sufrida por "odium fidei" (1), la confesión de la fe (2) y la muerte del mártir (3), son los tres aspectos que definen las capitulaciones martiriales.

La situación que tuvo lugar previamente al intento de asesinato perpetrado contra Juan Pablo II es que él mismo conocía con anticipación de los hechos ocurridos, es decir, que se atentaría contra su vida, lo cual reafirma la condición previa de que sabiendo que sería víctima de persecución por "odium fidei" se convirtiría en confesor y mártir de la fe.

No obstante, y de no cumplirse la muerte, por tratarse de un asesinato frustrado, es por una cláusula de excepción en las capitulaciones martiriales que un mártir de la fe pueda quedar en vida como es el caso de Karol Wojtyla.

Esa cláusula destaca que "una víctima de un acto martirial también puede quedar en vida, en calidad y resultado de que la persecución del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no varía la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado".

Estas son unas de las muchas razones por las que Benedicto XVI dispensó del periodo de espera de 5 años que marca el derecho canónico al abrir el proceso de beatificación de Juan Pablo II, y que ahora se repite tras la muerte de Sor Lucía.

Podemos afirmar que en el momento de la elección de Benedicto XVI a 19 abril 2005, los 5 años de espera que marca el derecho canónico ya habían transcurrido desde la carta manuscrita a sor Lucía fechada a 19 de abril de 2000, por la cual se confirma además de la condición de mártir de la fe de Karol Wojtyla, los tres supuestos básicos que el mismo Juan Pablo II en la encíclica Veritatis Splendor designa como previos para abrir cualquier proceso de canonización y que también se cumplen en este caso en Sor Lucía.

1) la inviolabilidad de su orden moral como ser humano.
2) la dignidad de su persona a imagen y semejanza de Dios.
3) y el signo preclaro de su santidad en la Iglesia.

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