13 octubre 2012, 13:35

La condena sin paliativos y el castigo de los culpables.

Las acusaciones vertidas contra diócesis catalanas son ciertas, y no deben ser silenciadas porque forman parte nos guste o no de la memoria de la Iglesia, que debe ser maestra de vida, para que en el futuro no se caiga en los mismos errores del pasado. Ver / descargar.

Por esta razón, debemos recordar el caso más reciente que citamos necesariamente de modo ilustrativo en referencia al Pbro. Christian von Wernich o el cura de la muerte, que en la nación argentina fue condenado a cadena perpetua por los tribunales de justicia al encontrarle culpable a partir de las pruebas periciales aportadas durante su juicio y que le implicaban en actos criminales perpetrados por los militares durante la dictadura argentina.

O el conocido caso del Rvdo. P. Valerian Trifa en EE.UU., deportado en la década de los años 80 por demostrarse su implicación en crimenes de guerra durante la II Guerra Mundial en su país natal de Rumania, y por el que quedó probado tras varias décadas de investigaciones del FBI – Federal Bureau of Investigation, que antes de ordenarse sacerdote se trataba de un oficial de las camisas verdes que participó activamente de las políticas de deportación, habiendo intervenido voluntaria y conscientemente en estas acciones criminales que condujeron a una muerte segura en los campos de concentración y exterminio a cientos de judíos rumanos.

Asimismo, todo ello nos recuerda por su trascendencia y una vez más que existen personas que utilizan su ministerio para encubrir los actos de cobardía más atroces, viles y execrables que pueda haber conocido el ser humano, como serían los inconfesables casos de pederastia entre sacerdotes, religiosos y seminaristas en las diócesis de Estados Unidos, que habiendo sido cometidos al amparo de la impunidad y de la jerarquía han llevado a pena de reclusión mayor a sus representados, el caso mas destacado el de Monseñor William Lynn en la diócesis de Filadelfia (EE.UU.) u otros muchos casos que todavía por irresueltos permanecen sin ser castigados como les correspondería con pena de privación de libertad o excomunión eclesiástica. Ver / descargar.

En definitiva, debemos expresar la condena sin paliativos de la Iglesia culpable, de quienes investidos o no con hábitos siguen sin ser castigados por la comisión de sus crímenes y permanecen en la mayor o más absoluta de las impunidades.

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