18 enero 2011, 17:10

El “tête-à-tête” entre tribunales pakistaníes y clérigos fundamentalistas

Esta expresión francesa que define con exactitud la actitud de la justicia en Pakistán viene a confirmar las afirmaciones que venimos haciendo desde que el juez Muhammad Naveed Iqbal condenó a la horca a Asia Bibi en los tribunales paquistaníes, y se asesinó a Salman Taseer en Islamabad por defenderla.

Medir con el patrón de los valores occidentales a una sociedad como la paquistaní no se correponde con la realidad. Decimos esto porque hemos observado que gran parte de la comunidad internacional residente en Occidente y que ha presionado para que se libere a Asia Bibi, han depositado su confianza en el quehacer de los jueces para resolver todos los problemas que se han ido originando a partir de aquella sentencia.

Por poner varios ejemplos, el Cardenal Jean-Louis Tauran en visita al país, llegó a afirmar que se debía poner en manos de la justicia ordinaria la resolución de este conflicto, los obispos de la conferencia episcopal pakistaní instaron a denunciar en los tribunales a quienes habían anunciado una recompensa por matar a Asia Bibi, entre ellos un imán de mezquita en Peshawar, Maulana Yousuf Qureshi, que ofreció dinero para que el Mujahideen, Movimiento de los Guerreros de la Yihad (*), la ejecutaran, como el grupo de Amir Moaviya del TTP – Tehrik-e-Taliban Pakistan que ha amenazado con atentar contra ella, y en esta tónica se han ido derivando intenciones de incoar nuevas acciones judiciales, que incluyen denuncias contra clérigos que incitaron a la violencia, como Fazlur Rehman del Jamiat Ulema-e-Islam y Munawar Hassan del Jamaat-e-Islami pertenecientes a Tahafuz-e-Namoos-e-Risalat, que en su conjunto han resultado ser infructuosas.

Sin embargo, y aunque no sea la opinión generalizada pero así lo hemos ido afirmando desde el comienzo porque es nuestra convicción, decimos que no se puede confiar en los tribunales porque no son más que una extensión del poder religioso más extremista en el país, y este tipo de denuncias como de afirmaciones en favor del órgano judicial no tienen base fundamentada porque la sociedad pakistaní se mide con otro tipo de valoraciones, y no es la justicia el canal a seguir porque está viciada de la misma ideología que no está dispuesta a condenar.

Ser realista implica para nosotros no conceder ni albergar cualquier género de duda, de que a Asia Bibi se la quiere ejecutar bajo el amparo del sistema judicial para convertir su asesinato en una cuestión con cobertura legal.

Por esta razón, ya basta de otorgar a la justicia, tribunales y jueces cierto grado de confiabilidad porque solamente hay una solución, y es la que hemos venido defendiendo desde siempre, luchar por la imposición a la comunidad jurídica de la conmutación de la pena capital mediante el artículo 45 de la constitución que concede el derecho de perdón o gracia al presidente.

Creemos que hemos aportado suficientes pruebas para respaldar nuestras afirmaciones, las resoluciones de la SCBA – Supreme Court Bar Association de 18 de diciembre del 2010 y más recientemente por las que han vuelto a expresar su firme decisión de mantener intacto el artículo 295 C del código penal, de la Corte Federal de la Sharia de 22 de diciembre del 2010 que restaura las ordenanzas Hudood de 1979 y declara inconstitucionales cualquiera de las reformas emprendidas, de la Corte del distrito punjabí de Nankara que en juzgado de primera instancia falló el 8 de noviembre ahorcar a Asia Bibi, y del Tribunal Superior de Lahore que a 29 de noviembre suspende el indulto del presidente del gobierno.

Un ejemplo más concreto y en el presente año, que AHRC – Asian Human Rights Commission ante la imposibilidad de derogación de la ley contra la blasfemia de lo que hemos sido conscientes desde el comienzo, instó a Pakistán para que mantuviera la moratoria de ejecuciones vigente desde 2008, porque la judicatura ya ha empezado a emitir de nuevo la emisión de órdenes de ejecución que se suman a la reciente formalización de un comité de clérigos islámicos para supervisar que se apliquen dichas sentencias.

No cabe duda de lo que estamos diciendo porque ahora un tribunal de lucha contra el terrorismo viene a confirmar todas nuestras manifestaciones, el Anti-terrorism Court (ATC) en Rawalpindi, a través de la decisión del Juez Malik Muhammad Akram Awan, se ha negado a emitir órdenes de arresto de los clérigos cuyas violentas fatwas o discursos incendiarios provocaron entre otras acciones terroristas, que el asesino vinculado a los talibanes del grupo de Qari Hussain del TTP que ha reivindicado el atentado llevado a cabo como escolta de las fuerzas de élite, Malik Qadri, acribillara a balazos al gobernador de la provincia de Punjab, Salman Taseer, y así siguen por el canal judicial las cosas sin visos de cambiar en absoluto ni un ápice en el presente a no ser que intervenga por la vía ejecutiva la presidencia de Pakistán e imponga la amnistía de Asia Bibi como así se hizo en el pasado, en el caso del ministro de interior, Rehman Malik, el ciudadano británico Mirza Tahir Hussain, o por la orden de 21 de junio del 2008.

Lo que puede ocurrir en el futuro empieza a vislumbrarse bajo la admonición de la campaña nacional del Tahaffuz Namoos-i-Risalat Mahaz (Front for the Protection of the Honour of Muhammad’s Prophecy o TNRM), que se trata de una coalición de partidos islámicos que han amenazado a quienes se muestren en contra de Malik Qadri y al mismo tiempo exigen su liberación, los mismos que piden se ahorque a Asia Bibi y apoyan al asesino de Salman Taseer.

Por todo ello, seguimos creyendo que el intervencionismo judicial se vuelve más en contra que a favor de nuestra causa, y en cambio, aunque la vía legislativa estaba abierta a enmendar la ley sobre blasfemia por Sherry Rehman del PPP – Partido del Pueblo de Pakistán ha sido cerrada por el gobierno tras los actos criminales de las últimas semanas en contra de cualquier cambio en la misma y tampoco es practicable, solamente nos queda la ejecutiva del perdón presidencial que es con la única que contábamos desde el inicio, y a esta debería concentrarse en nuestra opinión la vía diplomática de presión internacional.

Notas y textos.

(*) ” … Yihad, que significa “esfuerzo”, y los integristas la entienden como “guerra santa”, según palabras del propio Mahoma, la verdadera Yihad no es la de las armas, sino la “lucha” interior contra las malas inclinaciones …”.

 
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