El sumo pontífice con los obispos norteafricanos

Ciudad del Vaticano, 2 de marzo de 2015 (VIS).- Los prelados de la Conferencia de Obispos del Norte de Africa (CERNA) que agrupa las diócesis de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia fueron recibidos esta mañana por el Papa, que al final de su visita “ad limina” les entregó un discurso en el que recordaba la historia de esa región, marcada por el patrimonio espiritual de numerosas figuras de santidad, desde San Cipriano y San Agustín, hasta el beato Charles de Foucauld, de quien el próximo año se celebra el centenario de su muerte.

El Santo Padre inició su alocución señalando que desde hace varios años esta zona está experimentando cambios significativos, que hacen esperar que se cumplan determinadas aspiraciones de mayor libertad de conciencia y dignidad. Pero a veces estos acontecimientos han llevado al desencadenamiento de la violencia. En particular, es de importancia hacer notar la valentía, lealtad y perseverancia de los obispos de Libia, así como de los sacerdotes, personas consagradas y laicos que permanecen en ese país a pesar de los muchos peligros. Son auténticos testigos del Evangelio. Les damos las gracias por sus esfuerzos y contribución a la paz o reconciliación entre los pueblos.

La CERNA – prosiguió el sumo pontífice – es un lugar de intercambio, pero también debe ser un instrumento de comunión para profundizar en las relaciones y confianza recíproca. La peregrinación a Roma es una ocasión para renovar este compromiso común al servicio de la misión en cada uno de vuestros países, a pesar de las dificultades en diversas situaciones. Por lo tanto, es particularmente necesario estar cerca de todos y prestar atención a la formación continua.

Por otro lado, ha destacado que la evangelización en las diócesis depende de la vida sacramental, indicando que se debe conservar y desarrollar la tradición cristiana de los fieles. En los últimos años, varios santuarios han sido restaurados en Argelia, y este es un ejemplo a tener en cuenta porque expresa el compromiso con la obra de Dios, que se extiende a todas las culturas, sin olvidar a los numerosos estudiantes procedentes de Africa subsahariana que contribuyen así a la reconstrucción de la Iglesia en estas comunidades.

Muy importante es también el diálogo interreligioso, y Francisco I subrayó en ese campo, que la ignorancia es fuente de incompresiones e incluso de enfrentamientos, lo que hace necesaria la aceptación de valores compartidos. Por eso, es esencial la capacitación en este ámbito. Y con este propósito, citó el Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islámicos, que celebra este año su quincuagésimo aniversario, o el Instituto Ecuménico, Al Mowafaqa, para promover el ecumenismo y un mejor conocimiento mutuo.

Por ultimo, les exhortó a manifestar la fe, esperanza y caridad de Cristo a los pobres, enfermos, ancianos, mujeres necesitadas y huérfanos, ayudando a los muchos emigrantes a buscar soluciones a sus problemas, reconociendo su dignidad, así como trabajando para sensibilizar las conciencias ante tantos dramas humanos.

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