26 noviembre 2006, 22:39

 
El sacerdocio de Manuel Aparici
domingo, 26 de noviembre de 2006, 22:39:38 | FPC.
 
Carlos Peinó Agrelo, vicepostulador de la Causa de Canonización del Siervo de Dios Manuel Aparici Navarro señala que a la Asociación Peregrinos de la Iglesia, hay que sumar la misma Archidiócesis de Madrid, como partes actoras en esta Causa de Canonización ya en Roma con su presunto milagro.

A santificarme es preciso. Únicamente siendo yo santo podré santificar a los demás (Diario Espiritual 3-XI-1931).

Ser sacerdote santo o no ser sacerdote (Diario Espiritual 20-X-1945).

¡Para qué quiero la vida sino he de ser sacerdote santo! (Diario Espiritual 5-X-1946).

En el Seminario, entre los seminaristas que más le trataron, tenía fama de santidad, y esto se oía en comentarios: "Aparici es un santazo" (Rvdo. Demetrio Pérez Ocaña, compañero de Manuel Aparici en el Seminario y testigo en su Causa de Canonización. C.P. pp. 668/675).

Y este anhelo de santidad es constante en su vida.

Por mi ordenación de Subdiácono el 22 de marzo de 1947, consciente, reflexiva, alegre y libremente -escribe en su Diario Espiritual el 19-IV-1947, Miércoles de Ceniza- me entregué totalmente a Cristo y El me aceptó.

El Obispo en su nombre nos dijo:

"Hijos amadísimos: Habiendo de ser promovidos al sagrado orden del Subdiaconado, una y otra vez debéis considerar atentamente cual es la carga que hoy espontáneamente deseáis tomar sobre vosotros. Porque hasta ahora sois libres y podéis a vuestro arbitrio volver a la vida del mundo; pero, si llegáis a recibir este Orden, en manera alguna os será lícito abandonar vuestro propósito, sino que en ese ministerio deberéis servir perpetuamente a Dios, a quien servir es reinar, y con su ayuda guardar castidad y estar siempre al servicio de la Iglesia. Por tanto, mientras tenéis tiempo pensadlo bien, y si determináis perseverar en vuestro santo propósito … acercaos acá en nombre del Señor".

Y nosotros dimos un paso al frente.

Por mi Ordenación de Diácono el 18 de mayo de 1947 ratifiqué mi entrega y Él me concedió el Espíritu Santo: "Accipe Spiritum Sanctum ad robur et ad resistendum diabolo et tentationibus ejus".

Y por mi Ordenación de Presbítero el 31 de mayo de 1947 quedó la entrega plenamente ratificada y sellada, yo soy suyo y Él es mío. Y porque soy suyo extendió sus poderes sobre su Cuerpo físico y místico al nuevo miembro que se había adquirido. Pues Cristo es quien consagra, por boca y manos de sus ministros, Cristo es quien bendice, Cristo es quien absuelve, quien bautiza y quien da unción extrema.

Esto hay que comprenderlo bien, pues si soy de Cristo, todo lo que el pasó, libre y voluntariamente, lo tengo que pasar yo. Y Cristo pasó pobreza extrema hasta vivir de limosna y no tener dónde reclinar su cabeza; pasó hambre, frío, sed y fatigas y trabajos fue incomprendido, injuriado y despreciado y al fin murió en la Cruz y todo esto por obediencia al Padre que le había enviado a salvarnos.

Todo esto lo he pensado y meditado desde el mes de septiembre de 1932 y aunque sentía y siento toda la repugnancia que todo eso inspira a la naturaleza humana, y que Cristo también sintió, paso a paso me he ido acercando hasta que el 31 de mayo de 1947 consumé la entrega.

¿Comprendéis por qué hice bordar en mi cinta de manos, junto a cada fecha, un emblema?. En la de Subdiaconado, el de María Santísima, pues a Ella, la Purísima, consagraba mi voto de castidad; en la de Diaconado, la cruz y la corona de espinas, pues el Diácono es coministro del Santo Sacrificio; y en la del Presbiterado el pelícano, pues el pelícano es símbolo de Cristo, porque alimenta a sus hijuelos con su propia sangre.

Fijémonos en el orden ascendente de las entregas:

Castidad = Mortificación total del cuerpo.
Cruz y espinas = Mortificación total del espíritu.
Pelícano = Morir víctima todos los días paraalimentar con la sangre del propio sacrificio a los hijuelos de Cristo cuyo ministro soy.

Y por si todo eso expresara poco hice grabar en mi cáliz, como sabéis, la quinta palabra de Cristo en la Cruz: "Sitio"; ¿creéis que yo podría beber todos los días la sangre del Señor en ese cáliz que me habla incesantemente de su sed sin darle a beber en retorno de la suya preciosa mi propia sangre en forma de oración, sacrificio, penitencia, estudio y trabajo? No. Y por eso, como promesa de lo que con su gracia haría por Él, hice grabar debajo de su petición angustiosa «Sitio», la respuesta que me dictó su gracia con palabras inspiradas por Él a S. Pablo: "Adimpleo ea, quae desunt passionum Christi, in carne mea, pro Corpore ejus, quod est Ecclesia".

Todo esto lo pensé, lo medité y lo maduré con la ayuda de su gracia en mis últimos años de Seminario. Su queja la tenía bien grabada porque ella me guió desde el Jueves Santo de 1930, y con arreglo a esto hice mis propósitos de Ejercicios de las distintas Órdenes de Subdiácono, Diácono y Presbítero y entre ellos incluí el que con su gracia acabo de cumplir: hacer en el mismo verano de mi Ordenación el mes de Ejercicios.

Y lo hice, porque vi que igual que pasó con su Nacimiento, pasaría con el mío a su sacerdocio, que la cruz que era el pesebre podría nublarse con la adoración de los pastores y de los Magos y el cántico de Simeón en el templo, y la cruz de mi sacerdocio se disimularía con el besamanos de mi primera Misa, las enhorabuenas y los obsequios, y así como Él quiso huir a Egipto, quiso también que su ministro huyera de Ejercicios.

¿Para qué?. Para que así como Él a su regreso de Egipto comenzó su vida de sacrificio oculto, así también su sacerdote comenzara en su nueva etapa de estudios, su vida de sacrificio y cruz oculta.

¿Cuáles fueron las características de su vida en Nazaret?. Obediencia, oración, pobreza, trabajo hasta la fatiga y ocultamiento humilde y sacrificio. Luego esas deben ser las características de quien se le entregó.

Obediencia: Voy a estudiar y completar mi formación a Salamanca porque lo ha dispuesto Él, por medio de mi Obispo. Y en las épocas de vacación escolar, tan sujeto a la obediencia estaré, como durante el curso; iré y haré lo que me manden.

Trabajo hasta la fatiga: El estudio será mi principal cruz. Aprovechando hasta el minuto todo el tiempo posible para completar mi formación, claro es que para esa formación algo de ministerio sacerdotal: confesiones, visita de pobres, enfermos, etc. habré de tener. Pero no hay que olvidar que desde que soy sacerdote el tiempo de que disponga no es mío, sino de Cristo y de sus almas.

Pobreza: A mamá no le voy a cercenar nada de lo que en conciencia necesite para subsistir, lo necesario también es voluntad de Dios que se lo procure y facilite, puesto que en lo necesario también mi madre es miembro del Cuerpo Místico de Cristo y estoy atendiendo a Cristo cuando la atiendo a ella; pero en lo no necesario, en lo que pueda suponer cierta prodigalidad, no podré, sería robar a Cristo un tiempo y unas energías que son suyas, para atender a la carne y a la sangre.

En cuanto a mí, aspiro a vivir, dentro de la limitación que me imponga el fin principal, para el cual el Señor me envía a Salamanca, que es el estudio, con pobreza lo más semejante posible a la de Jesús, pues siendo Él mi Cabeza y teniendo a mi Cabeza coronada de espinas, sería absurdo que yo me coronara de rosas, y claro es que con la pobreza irá también la mortificación compatible con el estudio, fin principal.

Por su parte, Mons. José Luis Gutiérrez, Relator de la Causa de Canonización del Siervo de Dios, en la presentación de la Positio Super Virtutibus escribe:

El Siervo de Dios Manuel Aparici Navarro nació en Madrid el 11 de diciembre de 1902. Ingresa en el Cuerpo Técnico de Aduanas en 1922 y el año de 1927 señala un hito en su vida, ya que a partir de ese momento asume con plena conciencia sus deberes de cristiano, practicados hasta entonces sin una convicción profunda. En años difíciles para España, encuentra en la Juventud de Acción Católica el campo en el que desarrolla un apostolado fecundo, en aras del cual renuncia en 1929 a proseguir los estudios de Derecho. Se siente llamado al sacerdocio y, con total disponibilidad, acepta el consejo de retrasar su entrada en el seminario diocesano -lo hará en 1941- para continuar la labor en la Juventud de Acción Católica, de la que fue nombrado Vicepresidente Nacional en 1933 y Presidente Nacional en 1934. Ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1947, fue nombrado en 1950 Consiliario Nacional de la Juventud de Acción Católica. Tras ocho años de enfermedad ofrecida a Dios con espíritu sobrenatural, fallece en Madrid el 28 de agosto de 1964, aún no cumplidos los 62 años de edad [1].

Destaca la Positio el afán de almas del Siervo de Dios, como laico y después como sacerdote, con una profunda vida interior y de sacrificio y un trabajo constante, hasta el límite de las propias fuerzas.

La instrucción procesal de la causa fue iniciada en Madrid en 1994 y su clausura tuvo lugar el 14 de octubre de 1998. Declararon 41 testigos, seis de los cuales llamados de oficio por el tribunal. La búsqueda de documentos fue realizada por la Comisión de expertos en Historia y Archivística, y peritos teólogos dieron su parecer sobre el material recogido.

Fuí nombrado Relator de esta causa en el Congreso ordinario de la Congregación para las Causas de los Santos celebrados el 12 de noviembre de 1999. Es Postulador el Rvdo. José Francisco Guijarro García y en la redacción de la Positio ha colaborado el Dr. Carlos Peinó Agrelo.

Es oportuno evidenciar que el Summarium contiene un amplio muestrario de escritos del Siervo de Dios, así como algunas cartas a él dirigidas por otras personas [2]. Destacan sobre todo amplios fragmentos de su Diario Espiritual, que abarca el periodo comprendido entre septiembre de 1930 y abril de 1961, así como los cuadernos de meditaciones, ejercicios y retiros del Siervo de Dios [3].

Las frases que transcribo a continuación forman par-te de un testimonio personal de Juan Pablo II sobre su sacerdocio:

El sacerdote es el hombre de la Eucaristía … La Santa Misa es en términos absolutos el centro de mi vida y de cada una de mis jornadas …

El sacerdote es hombre de oración. "Os alimento con aquello de lo cual yo mismo vivo", afirmaba San Anselmo. Las verdades que anunciamos hemos de descubrirlas y hacerlas carne de nuestra carne en la intimidad de la oración y de la meditación. Nuestro ministerio de la palabra consiste en poner de manifiesto lo que antes ha madurado en la oración. No es ésta, sin embargo, la única dimensión de la oración sacerdotal. Dado que el sacerdote es mediador entre Dios y los hombres, muchos acuden a él pidiendo oraciones. Por eso, la oración "crea" en cierto sentido al sacerdote, sobre todo como pastor. Y a la vez, cada sacerdote "se crea a sí mismo" constantemente gracias a la oración …

La identidad sacerdotal es importante para el presbítero; es importante para su testimonio ante los hombres, que en él no buscan más que al sacerdote: un verdadero homo Dei, que ame a la Iglesia como a su Esposa, que sea para los fieles testigo de lo absoluto de Dios y de las realidades invisibles, que sea un hombre de oración y, gracias a ésta, un verdadero maestro, un guía y un amigo.

La identidad sacerdotal es cuestión de fidelidad a Cristo y al pueblo de Dios, al que hemos sido enviados …

"¿Cómo puede un sacerdote hacer plenamente realidad esta vocación?. Bien conocéis, queridos sacerdotes, el secreto: confiar en la ayuda divina y esforzarse continuamente por alcanzar la santidad" [4].

Los Rvdmos. Consultores teólogos y los Emmos. y Excmos. Miembros de la Congregación disponen en este volumen del material que les permitirá apreciar si la vida de Manuel Aparici refleja el modelo que el Santo Padre pone ante nuestros ojos; y podrán así responder a la pregunta que se somete a su parece: "an constet de virtutibus … in gradu heroico, in casu et ad effectum de quo agitur".

Roma, 8 de septiembre de 2000, fiesta de la Natividad de Nuestra Señora.

Manuel Aparici -afirma Mons. Maximino Romero de Lema, Arzobispo- vivió ejemplarmente toda su vida y ésta es su heroicidad en la vida. Y éste es hoy su mensaje: Como seglar, un joven que se convierte a Cristo en plena juventud y que valientemente, sin temores humanos, a velas desplegadas, se empeña en vivir el Evangelio, para llevarlo a todos los jóvenes, como luz de Cristo.

Como sacerdote un ejemplo de fe, de obediencia, de humildad, de trabajo, de transparencia, de dar su vida al prójimo y de oración que alimentaba su vida interior.

Él, anticipándose en muchísimas cosas al Concilio Vaticano II, dio el matiz peregrinante a esa Juventud; él, con su tesón, hizo revivir, y de qué modo, el Camino de Santiago; el fue el artífice y el alma de la magna peregrinación mundial juvenil a Santiago de Compostela el 28 de agosto de 1948; él fue el creador en 1940 de los Cursillos de Adelantados, Jefes y Guías de Peregrinos para dar base espiritual honda a los jóvenes «adelantados» camino de Santiago, y después antecedente próximo de los Cursillos de Cristiandad que recogen entre otros muchos elementos el espíritu peregrinante de Manuel Aparici, y siempre referencia obligada de los mismos; él es -a juicio de José Díaz Rincón- el pionero de los Cursillos de Cristiandad; …

Han pasado los años. Y en quienes le conocieron y trataron, o recibieron el influjo de su apostolado, se afianza su fama de santidad, al que el cardenal don Ángel Herrera Oria calificó de «coloso de Cristo, de su Iglesia y del Papa.

Notas.

[1] Para un resumen cronológico de la vida del Siervo de Dios, cfr. Inform., pp. 87-90.
[2] Cfr. Summ., pp. 399-554.
[3] Cfr. ibid., pp. 399-475 y 477-505.
[4] Juan Pablo II, Testimonio en el Simposio Internacional con motivo del XXX Aniversario del Decr. Presbyterorum ordinis, 27-X-1995.

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