14 enero 2008, 09:11

LX Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos 
lunes, 14 de enero de 2008, 9:06:20 | FPC. 

Dignidad humana, base y referencia de todo derecho

Ciudad del Vaticano, 8 ene 2008 (VIS).- El arzobispo Silvano M. Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, intervino el pasado 10 de diciembre de 2007 en la sesión ordinaria del Consejo de los Derechos Humanos de ese organismo que conmemorará a lo largo del presente año el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (París, 10 de diciembre de 1948).

El prelado afirmó que esa declaración "sigue siendo el punto de referencia más importante para la discusión intercultural sobre la libertad y la dignidad humana en el mundo y representa la base jurídica habitual para cualquier discusión concerniente a los derechos humanos".

Los derechos de los que habla la Declaración Universal, subrayó el arzobispo, "no son conferidos por los estados u otras instituciones sino que son inherentes a cada persona, independientemente de cualquier tradición ética, social, cultural o religiosa, si bien sean en muchos casos el resultado de ellas".

"La dignidad humana atañe a la democracia y a la soberanía -prosiguió- pero, al mismo tiempo, va más allá de las mismas" y "exige a todas las partes interesadas (…) que trabajen en favor de la libertad, la igualdad y la justicia social para todos los seres humanos, respetando a la vez la pluralidad cultural y religiosa. El hecho de que todos tengamos en común la dignidad humana representa la base indispensable sobre la que se asienta la interrelación e indivisibilidad de los derechos humanos, sociales, civiles y políticos, culturales y económicos".

Asimismo la Declaración Universal "reconoce que el respeto de todos los derechos humanos es el origen de la paz" y "la paz no se concibe solamente como la ausencia de la violencia, sino que lleva aparejada la cooperación y la solidaridad en el ámbito nacional e internacional, como la forma necesaria para promover y defender el bien común de todas las personas".

Recordando que "60 años después de la Declaración muchos miembros de la familia humana están todavía muy lejos de disfrutar de sus derechos y de ver satisfechas sus necesidades básicas", el arzobispo señaló que las celebraciones conmemorativas pueden servir para demostrar "que todo ser humano, sea como individuo que como miembro de una comunidad, tiene el derecho y la responsabilidad de defender y poner en práctica todos los derechos humanos".

Asegurar el respeto del derecho a la vida en todas partes.

Ciudad del Vaticano, 2 oct 2007 (VIS).- El arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, intervino ayer en el debate general de la LXII sesión de la asamblea general de la ONU que se celebra en Nueva York.

El arzobispo Mamberti subrayó al comienzo de su discurso que "el olvido o la aceptación parcial o selectiva" del principio del respeto de la dignidad humana "es el origen de los conflictos, de la degradación del medio ambiente y de las injusticias sociales y económicas".

"La Santa Sede -dijo- aplaude la iniciativa de sostener el Diálogo de Alto Nivel sobre la Comprensión y Cooperación Interreligiosa e Intercultural para la Paz que se va a poner en marcha dentro de poco. En realidad, el diálogo entre los pueblos de diferentes culturas y religiones no es una opción; es algo indispensable para la paz y para la renovación de la vida internacional".

Refiriéndose a la prevención de los conflictos y al mantenimiento y consecución de la paz, el secretario para las Relaciones con los Estados aseguró que la Santa Sede "espera con impaciencia el día en el que los esfuerzos por mantener la paz en Darfur sean plenamente activos". También señaló que es necesario "un compromiso renovado por parte de todos los Estados miembros en la pacificación y reconstrucción de Irak, que sigue sufriendo tanto" y en la "búsqueda de una solución, por medio del diálogo, del conflicto entre israelíes y palestinos".

El arzobispo Mamberti pidió asimismo un compromiso renovado "para asegurar que Líbano siga siendo un país libre e independiente" y hablando de la situación en Myanmar reiteró el llamamiento de Benedicto XVI del pasado domingo: "Que a través del diálogo, la buena voluntad y un espíritu de humanidad, se halle una solución a la crisis".

Tras recordar que en 2008 se conmemora el LX aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el arzobispo afirmó que "la parte más importante de nuestro trabajo en este contexto consiste en asegurar que el derecho a la vida sea respetado en todas partes".

"Tenemos que hacer lo posible -terminó- para frenar y cambiar la cultura de la muerte, aceptada por algunas estructuras sociales y jurídicas, que tratan de hacer admisible la supresión de la vida como si fuera un servicio médico o social. En este sentido, la abolición de la pena de muerte debería ser considerada una consecuencia del pleno respeto del derecho a la vida".

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