Defender los derechos de los cristianos en Europa

Ciudad del Vaticano, 28 mayo 2013 (VIS).- El obispo Mario Toso, S.D.B., Secretario del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, ha intervenido el 21 de mayo en la conferencia de alto nivel sobre la tolerancia y no discriminación, promovida por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Tirana (Albania).

En la última conferencia que se llevó a cabo hace tres años en Astana – ha dicho el prelado – los estados participantes fueron invitados a hacer frente a la negación de los derechos humanos, la exclusión y marginación, y se comprometieron, entre otras cosas, a combatir los prejuicios, la intolerancia y violencia contra los cristianos y miembros de otras religiones en nuestras sociedades, incluidas las minoritarias.

Lamentablemente, en varias partes de los estados de la OSCE, los episodios de discriminación contra los cristianos no sólo no han disminuido sino que han aumentado a pesar de numerosas reuniones y conferencias sobre el tema, como las organizadas por la OIDDH (Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos).

Por tanto, observamos que en todo el área de la OSCE se ha trazado una línea divisoria neta entre la creencia y la práctica religiosa, de modo que, a menudo, a los cristianos se les recuerda, en el debate público (e incluso con mayor frecuencia en los tribunales), que pueden creer todo lo que quieran, pueden rendir culto a su antojo en sus iglesias particulares, pero que simplemente no pueden actuar sobre la base de esas creencias en público. Es una distorsión deliberada y una limitación del verdadero significado de la libertad de Religión prevista en los documentos internacionales, a partir del Acta de Helsinki de 1975, el Documento de Viena en 1989, y de Copenhague de 1990, hasta la Declaración Conmemorativa de 2010 en la cumbre de Astana.

Los estados participantes de la OSCE – ha subrayado el prelado – deben garantizar que se ponga fin a la intolerancia y discriminación contra los cristianos, permitiéndoles hablar libremente sobre cuestiones que el gobierno u otros podrían considerar desagradables, y actuar según su conciencia en el lugar de trabajo u otros lugares. La violencia contra los cristianos debe ser considerada una grave amenaza para la sociedad, y debe combatirse al igual que con razón se hace contra el antisemitismo y la islamofobia.

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