El sentido teológico y filosófico de las universidades

Ciudad del Vaticano, 10 abril 2014 (VIS).- Los profesores, estudiantes y personal de la Pontificia Universidad Gregoriana, del Pontificio Instituto Bíblico y el Pontificio Instituto Oriental han sido recibidos esta mañana en audiencia por el Papa.

Todas las instituciones reunidas en un consorcio por Pío XI en 1923 están confiadas a la Compañía de Jesús y el Santo Padre les ha recordado la importancia de la colaboración entre ellas, custodiando la memoria histórica, y al mismo tiempo, haciéndose cargo del presente y mirando al futuro.

Francisco I ha señalado dos aspectos que deben caracterizar la tarea de los que pertenecen, tanto como profesores o estudiantes a ese consorcio. El primero es valorizar el lugar en que se encuentran, sobre todo la Iglesia de Roma. Hay un pasado en el que están las raíces de la fe, la memoria de los apóstoles y mártires, y está el hoy de la caridad, el servicio y unidad. Al mismo tiempo existe el aporte de la variedad de iglesias de procedencia, culturas que ofrecen una ocasión de crecimiento y apertura, y la dialéctica entre centro y periferias que asume una forma propia evangélica, según la lógica de Dios.

El segundo aspecto es la relación entre estudio y vida que constituye uno de los retos de nuestro tiempo, transmitir el saber y ofrecer una clave de comprensión entre sí. Hace falta una verdadera hermenéutica del Evangelio para entender mejor el mundo y a los seres humanos, un sentido espiritual de búsqueda y certeza basada en la verdad de la fe y razón.

La teología y filosofía permiten conseguir las convicciones que fortalecen la voluntad y estructuran la inteligencia, en un ejercicio de pensamiento abierto. El sumo pontífice ha recalcado que la finalidad de los estudios en toda universidad pontificia es eclesial. Por eso, la investigación y formación deben integrarse en la vida personal y comunitaria, en el compromiso misionero, la atención a los pobres y la relación con el Señor. Las universidades en las que se forman los teólogos y filósofos son comunidades en las que se crece creando una actitud de humanidad y sabiduría concretas que hará personas capaces de transmitir los valores éticos y morales. El contacto respetuoso y cotidiano, la laboriosidad y el testimonio en el trabajo diario en las instituciones son esenciales.

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