Francisco I en la misa por los patrones de Roma

(RV).- En la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, patronos principales de Roma, presente la delegación enviada por el Patriarca Ecuménico, Bartolomé I, encabezada por el metropolita de Pérgamo, Ioannis Zizioulas, que le entregó en su nombre una carta al Papa agradeciéndole su reciente viaje a Tierra Santa por el cincuenta aniversario del encuentro entre Pablo VI y Atenágoras I, y su iniciativa de invocación por la paz entre palestinos e israelíes el pasado 8 de junio en el Vaticano, Su Santidad ha presidido la eucaristía celebrada en la Basílica Vaticana durante la cual impuso el palio a 24 nuevos arzobispos metropolitanos.

En su homilía ha destacado la necesidad de comunión entre las iglesias ortodoxas y católicas, y la misión de anuncio del Evangelio a todos los pueblos. Asimismo, citando los Hechos de los Apóstoles, ha señalado que en los comienzos del servicio en la comunidad cristiana de Jerusalén, había aún temor a causa de la persecución de Herodes contra algunos miembros, porque habían matado a Santiago, y encarcelado a Pedro, que mientras estaba en la cárcel y encadenado, oyó la voz de un ángel que le decía: «Date prisa, levántate. Ponte el cinturón y las sandalias. Envuélvete en el manto y sígueme» (Hch 12,7-8); las cadenas cayeron y la puerta de la prisión se abrió. Pedro en su estupor se da cuenta de que el Señor lo ha liberado de Herodes, tal y como está escrito en el nuevo testamento : «El Señor ha enviado su ángel para librarme» (Hch 12,11).

La celebración litúrgica expresa esta realidad, el testimonio del apóstol que nos recuerda que nuestro verdadero refugio está en confiar en Dios, porque nos hace libres de la esclavitud y tentación mundana, Cristo nunca nos abandona, es fiel, y le dice a Pedro : Tú, sígueme (Jn 21,22). Esta experiencia es un mensaje importante porque a pesar de las dificultades pide nuestra fidelidad, una vida que se corresponda al don recibido por el bautismo u ordenación sacerdotal, nos envía a predicar en el esfuerzo del trabajo diario para que a nadie le falte la palabra de Dios.

Posteriormente, Francisco I ha rezado el ángelus con varios miles de fieles procedentes de Italia y diversos países que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para escuchar sus palabras y recibir la bendición apostólica. En esta ocasión el Obispo de Roma centrándose en los apóstoles Pedro y Pablo, destacó que la palabra de Dios es capaz de transformar y convertir la vida de las personas, cambiar las costumbres, vencer el egoísmo, de ahí su invitación a que esta celebración inspire en todos una verdadera conversión, e invocando la ayuda de la Virgen para que acojamos esta gracia exhortó a todos a rezar a la Madre de Dios.

Después de la oración mariana se refirió a las noticias que llegan de Irak, en donde miles de familias tuvieron que abandonar sus hogares para escapar a los recientes ataques contra pueblos cristianos, y pidiendo la protección del Señor, ha expresado la necesidad de encontrar una solución pacífica al conflicto que está provocando el éxodo a Kurdistán de cientos de miles de personas.

Por último, también dirigió un saludo particular a los romanos, en la fiesta de sus santos patronos, a los arzobispos que recibieron esta mañana el palio y a diversos grupos de peregrinos, entre los cuales, jóvenes de la diócesis de Roma a los que el sumo pontífice recibió el sábado por la tarde en la Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos, a quienes recordó que en la actual cultura de lo provisional es importante no perder el sentido de lo definitivo, es decir, el de la elección por la vida consagrada o el compromiso matrimonial.

 

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