El sumo pontífice en la plaza del Plebiscito de Nápoles

Ciudad del Vaticano, 21 de marzo 2015 (VIS).- La Plaza del Plebiscito, en pleno centro de Nápoles y abarrotada de fieles, fue el telón de fondo de la concelebración eucarística presidida por Francisco I esta mañana.

El Santo Padre habló en su homilía del pasaje del Evangelio de San Juan en el que Jesús en el templo habla de sí mismo como fuente de agua viva y la gente comienza a discutir sobre la veracidad de esa afirmación, mientras los sumos sacerdotes quieren detenerlo, y los guardias enviados vuelven con las manos vacías.

La palabra del Señor – explicó – causa siempre una división entre los que la acogen y rechazan. Se trata de un contraste porque experimentamos la verdad, pero al mismo tiempo los hay que la ponen en tela de juicio en demasiadas ocasiones. Las Sagradas Escrituras nos enseñan que el mensaje evangélico es la fuerza que cambia el mundo, nos llama a la conversión para tener fe y esperanza en Cristo, exhortando a reaccionar con firmeza contra las organizaciones que explotan y corrompen a los jóvenes, pobres y más débiles, con el tráfico de drogas u otros crímenes.

Al finalizar su alocución, ha rezado por todos los napolitanos para encuentren el camino del Señor, en una ciudad llena de potencialidades, recursos espirituales, sociales o culturales, y sobre todo con una gran capacidad para la caridad, recordando que todos los ciudadanos juntos pueden construir un futuro mejor. Y acabada la misa, el Papa se desplazó al centro penitenciario de Poggioreale para visitar a los reclusos.

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