Que nuestros pastores no sean lobos con piel de oveja

(RV).- Recen por los sacerdotes y obispos para que no cedan a la tentación del dinero y la vanidad, sino para que estén al servicio del pueblo de Dios : es la exhortación del Papa Francisco, en su homilía de esta mañana durante la misa que celebró en la capilla de Santa Marta, y a la que asistió un grupo de empleados de Radio Vaticano.

El Papa comenzó su homilía comentando un pasaje de los Hechos de los Apóstoles en el que Pablo exhorta a los “ancianos” de la Iglesia de Éfeso a vigilar sobre sí mismos y todo el rebaño, a ser pastores atentos a los “lobos crueles”. Y explica que los obispos y sacerdotes están al servicio de los demás, para custodiar, edificar y defender, es, dijo el Papa, “una relación de protección, amor entre Dios, el pastor y su pueblo”:

Al fin y al cabo un obispo y un sacerdote no lo es para sí mismo, sino para servir al pueblo y pastorear su propio rebaño y defenderlo de los lobos, como Pablo hizo para que la Iglesia se vuelva unida, es una relación “existencial, sacramental”. Nosotros tenemos necesidad de las oraciones, porque somos pecadores y podemos ser tentados. Por tanto, debemos rezar, anunciar a Jesucristo Resucitado y “predicar con valor el mensaje de salvación”.

San Agustín, comentando al profeta Ezequiel, habla de dos tentaciones : la riqueza, que puede llegar a convertirse en avaricia; y la vanidad. Y dice que cuando el obispo se aprovecha de las ovejas, no es para el pueblo, sino para si mismo. Toma la carne para comerse a la oveja; hace negocios y está apegado al dinero; se vuelve avaro y también tantas veces simoníaco. O se aprovecha de la lana para ensalzarse.

De este modo – observó el Papa – “cuando un sacerdote va detrás del dinero, el pueblo no lo ama, y él mismo termina mal”. Si se va por el camino de la vanidad, entra el afán de hacer carrera que hace tanto mal a la Iglesia y al final hace el ridículo, se vanagloria, le gusta hacerse ver como todopoderoso, etc …

Recen por nosotros – repitió Francisco – para que seamos pobres, humildes, mansos, al servicio de los demás. Y, por último, sugirió que se lea el capítulo 20, versículos del 28 al 30 de los Hechos de los Apóstoles, donde Pablo dice : “Tengan cuidado de ustedes y de toda la grey, en medio de la cual les ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo. Yo sé que, después de mi partida, se introducirán lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también que se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí”.

Y añadió : Nosotros tenemos la necesidad de permanecer fieles, para vigilar del rebaño y que nuestro corazón esté siempre dirigido hacia su grey. Que el Señor nos defienda de las tentaciones, porque si nosotros vamos por los caminos de las riquezas y la vanidad, nos convertimos en lobos y no en pastores. Recen y lean. Así sea.

(María Fernanda Bernasconi – RV)

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