Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón

(RV).-  El Obispo de Roma en su acostumbrado encuentro dominical hizo su reflexión previa al rezo del Ángelus con los peregrinos de la Plaza del Santuario de San Pedro, en el caluroso mediodía del verano romano.

Después de la oración mariana, Francisco I saludó a los musulmanes del mundo entero, que han concluido la celebración del mes de Ramadán.

Palabras del Papa.

Queridos hermanos y hermanas : ¡Buenos días!

El Evangelio de este domingo (Lc 12,32-48) nos habla del encuentro definitivo con Cristo, que nos hace estar siempre preparados, con el espíritu despierto. Este es un aspecto fundamental de la vida.

También es importante ver esta enseñanza de Jesús en el contexto concreto, existencial en el que Él lo ha transmitido. En este caso, el evangelista Lucas nos muestra a Cristo que está caminando con sus discípulos a Jerusalén, hacia su Pascua de muerte y resurrección, y en este camino los educa confiándoles a ellos aquello que Él mismo lleva en el corazón, las actitudes profundas de su ánimo. Entre estas actitudes se encuentran el desapego a los bienes terrenos, la confianza en la providencia del Padre y, precisamente, la vigilancia interior, la espera del Reino de Dios, como ya ha hecho con su Madre María Santísima, que la ha llevado al cielo, con Él.

Y todo esto que el Señor nos dice se resume en un famoso dicho de Jesús: «Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Lc 12,34).

Para nosotros cristianos este horizonte es el encuentro con Dios. Yo les haría dos preguntas, la primera : ¿Tú tienes un corazón cerrado, dormido, anestesiado por la vida? La segunda pregunta : ¿Dónde está tu tesoro, puedo decir que es vivir para el Señor?

Dios da sentido a los compromisos cotidianos y también ayuda a afrontar las grandes pruebas. Este es el verdadero tesoro del hombre. Ir adelante en la vida al encuentro con el Señor, en la familia, trabajo, estudio y toda actividad humana.

Hoy en la Iglesia hacemos memoria de Santa Clara de Asís, que tras las huellas de San Francisco dejó todo para consagrarse a Cristo en la pobreza, da testimonio del Evangelio, que nos ayude, junto con la Virgen, a vivirlo también nosotros, cada uno según su propia vocación.

(Traducción : Raúl Cabrera)

Saludos del Santo Padre.

Después del rezo a la Madre de Dios, el sumo pontífice recordó que el 15 de agosto se celebra la Asunción de María. Luego empezó sus saludos, dirigiéndose a los musulmanes de todo el mundo, reiterando que cristianos y musulmanes se comprometan en el respeto mutuo:

El Santo Padre saludó asimismo a los romanos y peregrinos presentes en la plaza. También, a algunos grupos de jóvenes, empezando por los que llegaron de Chicago, en peregrinación a Lourdes y Roma; así como a los de otras localidades italianas. A todos repitió las palabras que fueron el lema del encuentro en la JMJ de Río : ¡Vayan y hagan discípulos de todas las naciones!

jesuita Guillermo Ortiz – RV

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