Adorar a Dios a pesar de las apostasías y persecuciones

(RV).- Hay poderes mundanos que querrían que la Religión fuera borrada de la faz de la tierra, pero Dios ha vencido al mundo. Es el pensamiento que Francisco I ofreció esta mañana durante la homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Los cristianos que hoy son perseguidos – dijo – son el signo de la prueba que anuncia la victoria final de Cristo.

En la lucha entre el bien y el mal, que la liturgia propone, hay una gran insidia, la tentación universal de ceder a los halagos de quien quisiera salirse con la suya contra Dios, pero precisamente quien cree, tiene un punto de referencia límpido hacia el cual mirar, es la historia del Señor, con las pruebas que padeció en el desierto y después las soportadas en su vida pública, llenas de insultos y calumnias, hasta la afrenta extrema, su crucifixión. Pero aún asi, el príncipe de las tinieblas pierde definitivamente su batalla ante la resurrección. Después el Papa indicó los pasajes de la vida de Jesús de Nazareth descritos en el Evangelio que auguran grandes calamidades, la profanación del templo o abominación, y se pregunta ¿qué significa esto? Será como el intento de derrotar al hijo de Dios en este mundo y adueñarse de él. He aquí la prueba final. A este respecto, el sumo pontífice también señala lo que padece el profeta Daniel, en el relato de la primera lectura : echado a la fosa de los leones por haber adorado al Señor en lugar de al rey.

Por tanto, “la prohibición de adoración”, hoy en día nos recuerda los relatos bíblicos y evangélicos, cuando por imposición se obliga a obedecer órdenes que vienen de los poderosos y que con actitud pagana quitan los signos religiosos, profecía de tiempos venideros en que los cristianos sufren persecución. Pero, será entonces cuando Él vendrá : Y verán al hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y gloria.

Asimismo, concluyó el Obispo de Roma, en el momento en que los “tiempos de los paganos se habrán cumplido” será el momento de la victoria final de Jesucristo. Por eso, Él nos pide fidelidad y paciencia como Daniel. Nos hará bien pedir la gracia de adorar a Dios hasta el final a pesar de la apostasía general que prohibe la adoración al Señor y rinde culto al príncipe de este mundo.

(María Fernanda Bernasconi – RV)

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