La verdad os hará libres

(RV).- El Espíritu Santo es el autor y para anunciar el Evangelio es necesario llevar en el corazón el gozo que dona el Espíritu de Dios. Lo dijo el Papa Francisco en la Misa de la mañana del viernes celebrada en la Casa de Santa Marta. Concelebraron con el Papa, el cardenal Jozef Tomko, el arzobispo de Faridabad-Delhi, Kuriakose Bharanikulangara y el de Belo Horizonte, Walmor Oliveira de Azevedo. Entre los participantes en la Misa se encontraba un grupo de empleados de los Servicios económicos del Vaticano.

El Obispo de Roma trazó una línea de demarcación con respecto a una cierta manera de entender la vida cristiana, signado por la tristeza. El Papa hizo esta reflexión basándose en las dos lecturas de hoy. La primera, del profeta Sofonías, reporta la exclamación “¡Alégrate! ¡Grita de gozo, el Señor está en medio de ti!”. La segunda, tomada del Evangelio, habla de Isabel y del hijo que “exulta de gozo” en el seno al oír las palabras de María, de quien el Papa, como el pasado domingo, subrayó una vez más la “prisa” con la que se encaminó en ayuda de su prima. Por lo tanto, observó el Santo Padre, que el gozo es como una fiesta. Si bien, prosiguió, a nosotros los cristianos que no estamos acostumbrados a hablar de alegría nos gusta más lamentarnos. Y en cambio, quien nos da el gozo es el Espíritu Santo.

Es justamente el Espíritu que nos da la verdadera libertad cristiana.

Sin gozo, no podemos llegar a ser libres, nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas. Pablo VI decía que no se puede llevar hacia delante el Evangelio con cristianos tristes, desalentados, desanimados, con actitud fúnebre, muchas veces los cristianos tienen más la cara de ir a un funeral que de ir a alabar a Dios.Y la alegría viene de esta alabanza de María, que menciona Sofonías, de la alabanza de Simeón, y Ana.

Y ¿cómo se alaba a Dios? saliendo de sí mismos, “gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da”, explicó el Papa, quien estimuló a un examen de conciencia sobre las formas de rezar, dirigiendo esta pregunta.

Tú, que estás aquí en misa, ¿alabas o sólo pides y agradeces?. En nuestra vida espiritual alabar a Dios, es salir de nosotros mismos. La Misa se te hará larga si no vas con esta actitud  de alabanza a Dios. Y eso no será aburrido. Esta alegría nos hace libres.

El modelo es una vez más la Madre de Jesús. La Iglesia – recordó Papa Francisco – la llama “causa de nuestra alegría”, Causa Nostrae Letitiae, porque trae el gozo de Cristo.

Tenemos que rezar a la Virgen, porque trayendo a Jesús nos da la gracia de la alegría, de la libertad del gozo, de alabar a Dios con una oración, porque Él es siempre digno de alabanza. Rezar a María y decirle, como dice la Iglesia : Ven, Precelsa Domina, Maria tu nos visitas, Señora, tú que eres tan grande, ¡visítanos y dónanos el gozo!.

(MZ, RC – RV)

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