Jesús se preocupa por la gente que tiene hambre

(RV).- El Obispo de Roma en su reflexión dominical previa a la oración mariana del Ángelus con la multitud de peregrinos en el santuario de San Pedro, se refiere a la fiesta de la Eucaristía, Misa de Solemnidad del Santo Cuerpo y Sangre de Cristo, que fue el tema abordado por el Papa Francisco. Expresó que Jesús se preocupa por la multitud hambrienta pero de manera distinta de sus discípulos que proponen despedir a la gente.

Mientras que la actitud del Señor, netamente diversa, que nace de su unión con el Padre y de la compasión lo lleva a pensar en la Providencia : de lo poco Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesucristo dice a sus discípulos que den ellos mismos de comer a la gente, les pide que hagan sentarlos formando comunidades, levanta los ojos al cielo, los bendice, y hace que distribuyan los panes y peces que no se acaban y sacian la multitud.

jesuita Guillermo Ortiz – RV

Texto completo de la reflexión del Papa.

Queridos hermanos y hermanas :

El jueves pasado celebramos la fiesta del Corpus Domini, que en Italia y en otros países se ha trasladado a este domingo. Es la fiesta de la Eucaristía, Sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo.

El Evangelio nos propone la narración del milagro de los panes (Lucas 9, 11-17); yo quisiera detenerme sobre un aspecto que siempre me impacta y hace reflexionar. Estamos en la orilla del lago de Galilea, la noche se acerca; Jesús se preocupa por la gente que desde hace tantas horas está con Él: se cuentan por miles y tienen hambre. ¿Qué hacer? También los discípulos se plantean el problema y le dicen a Jesús: «Despide a la multitud», para que vaya a los pueblos y caseríos de los alrededores y encuentre comida. Pero Jesús dice: «Denles de comer ustedes mismos» (v. 13). Los discípulos se quedan desconcertados y responden: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados», como diciendo: sólo lo suficiente para nosotros.

Jesús sabe bien qué hacer, pero quiere implicar a sus discípulos, educarlos. La actitud de los discípulos es humana, que busca la solución más realista, que no provoque demasiados problemas: Despide a la gente, que cada uno se las arregle como pueda, por otra parte ya hiciste tanto por ellos: has predicado, curado a los enfermos …

La actitud de Jesús es completamente distinta y está dictada por su unión con el Padre celestial y la compasión hacia la gente, pero también por su voluntad de dar un mensaje a los discípulos. Ante esos cinco panes, Jesús piensa: ¡he aquí la providencia! A partir de este poco, Dios puede hacer salir lo necesario para todos. Jesús confía totalmente en Dios, sabe que para Él todas las cosas son posibles. Por lo tanto les dice que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta, no es una casualidad : esto significa que ya no son una multitud, sino se vuelven comunidades, alimentadas por el pan del Señor. Y luego toma los panes y peces, levanta los ojos al cielo, pronuncia la bendición – en una clara referencia a la Eucaristía – y después los parte y comienza a darlos a los discípulos para que los distribuyan … ¡y los panes y peces no se acaban! He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Cristo para la humanidad.

Los discípulos lo vieron, pero no comprendieron bien el mensaje. Quedaron prendados, como la multitud, por el entusiasmo del éxito. Una vez más, siguieron la lógica humana y no la de Dios, que es la del servicio, el amor y la fe. La fiesta del Corpus Domini nos pide que nos convirtamos a la fe en la Providencia, que sepamos compartir lo poco que somos y tenemos, que no nos encerremos nunca en nosotros mismos. Pidamos a nuestra Madre María que nos ayude en esta conversión, para seguir verdaderamente, cada vez más, a ese Jesús que adoramos en la Eucaristía.

(Traducción : Cecilia de Malak)

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